En estos días de Copas, en donde la primera parte del día vemos a los europeos y en la segunda a los americanos, la incomprensión de las damas hacia sus cónyuges pasa del hostigamiento mental a la casi agresión física. ¿Pues qué juego estás viendo? ¿Por qué en las mañanas, tardes y noches hay partidos? ¿Si son muy importantes los juegos? ¿Por qué llegas apresurado a prender la tele? Y ahí va uno otra vez: "Mira gorda, se trata de dos torneos internacionales importantísimos, por las mañanas es la Euro y por las tarde y noches la Copa América, pero no cualquier Copa América se trata nada más y nada menos que la del Centenario y por primera vez está realmente representado todo el Continente y fíjate que…." Pero al ver la cara de fastidio de nuestra interlocutora cesamos nuestra apasionada explicación.
Escribo estas líneas en un sábado de cinco partidos, tres de la Euro y dos de la América, una jornada que cubre de las ocho de la mañana a las once de la noche, por lo tanto cualquier plan que implique dejar, ya no digo la casa, sino el cuarto de la tele deberá de ser abortado de inmediato. Nuestras esposas buscan argumentos (todos ellos lógicos y congruentes) pero se estrellan con una pared granítica que representa el zombie alelado ante la tele. De los argumentos ya de plano pasan a los señalamientos y de ahí a los insultos.
Para que vean que sí se les comprende me voy a tomar la libertad de citar algunas palabras escritas por Don Rigoberto, un personaje creado por el mega crack peruano Mario Vargas Llosa en su novela "Los Cuadernos de Don Rigoberto", estas reflexiones el personaje antes citado las tituló "Diatriba Contra El Deportista" y entre otras lindezas refiriéndose en esta parte a los que nos pasamos maratónicas sesiones viendo deportes por la tele, el premio Nobel a través de su personaje nos dice: "…Y no se pierde partido de la selección nacional, ni el clásico Alianza Lima versus Universitario de Deportes, ni campeonato de boxeo por el título sudamericano, latinoamericano, estadounidense, europeo o mundial, ocasiones en que, atornillado frente a la pantalla del televisor y amenizando el espectáculo con tragos de cerveza, cubalibres, o whisky a las rocas, se desgañita , congestiona , aúlla, gesticula o deprime con las victorias o fracasos de sus ídolos, como corresponde al hincha antonomásico. Razones sobradas, señor, para que yo confirme mis peores sospechas sobre el mundo en que vivimos y lo tenga a usted por un descerebrado, cacaseno y subnormal."
Repito, esto lo escribió Vargas Llosa, pero es el punto de vista de su personaje, sabemos que el peruano/español simpatiza con el futbol y confiesa ser hincha de Universitario de Deportes, en el 2011 el Club crema lo nombró socio honorario y en la cancha de juego ondeó orgulloso la bandera de la "U".
Pero los adjetivos, Descerebrado: que no tiene actividad funcional en el cerebro. Cacaseno: Hombre despreciable y necio. Y subnormal: Que tiene un desarrollo mental inferior al que se considera normal. Pueden ser esgrimidos por nuestras medias naranjas con cierta justificación ante nuestra nula capacidad de respuesta a otra cosa que no sea referente al "Juego del Hombre" como diría el inmortal Ángel Fernández.
Bueno así las cosas en este mundo entre copas, por cierto esperaré el momento adecuado, cuando se calmen las aguas de preferencia, para informar que este domingo por la noche volveré a convertirme en un Walking Sport Fan, oye, es el séptimo juego de la Final de la NBA, cualquier novia o esposa lo entiende , ¿o no?
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