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LA COLUMNA DEL PERRO

NUNCA ABRAS EL PICO

Un día en invierno transitaba por la carretera un agente viajero, al pararse a la orilla del camino a revisar su vehículo se bajó y observó la inmensidad del campo que estaba nevado, con un frío y viento que cortaba hasta los pensamientos y congelaba la iniciativa de aquél que no tuviera nada que hacer por ahí, sugiriendo con su inclemencia que se mantuviera a buen resguardo y en cal.

Al momento de terminar la revisión de su auto, justo antes de subir a él, observó a un pajarito que estaba semienterrado en la nieve, lo tocó y al hacerlo se dio cuenta de que se movía, que aún tenía vida… Apiadándose de él, lo tomó entre sus manos para frotarlo y darle calor, y el ave al sentir esos cuidados se empezó a mover de a poco con más energía.

El agente viajero, pensó en cómo ayudar al pajarito, pero no en llevárselo, pues sabía que no debería de sacarlo de su hábitat natural, ni separarlo de los designios de la naturaleza donde había nacido y crecido.

Pensó también en cómo proveerle calor antes de dejarlo y continuar con su camino, y encontró en el campo estiércol de vaca, recién excretada pues aun humeaba por el calor que ésta produce, tomó con una bolsa una cantidad razonable de ésta, y embarro y sumergió al pajarito en ella, dejando que su cabeza saliera para respirar, acto seguido se subió al auto y continuo con su camino… Tan contento estaba el pajarito que empezó a silbar y a entonar cánticos con más y más fuerza pues su cuerpo había entrado en calor debido a los cuidados recibidos… Tan contento estaba de volver a la vida, después de casi haber muerto, que aumentó la potencia de su canto, el cual lo delató ante la presencia de un coyote que merodeaba por ahí el cual sin más ni más, se abalanzó sobre su presa y la devoró enseguida.

La moraleja de esta fábula se divide en tres: Primero: No todo el que te “embarra” de estiércol es malo. Segundo: No todo el que te saca del estiércol es bueno. Tercero: Y más importante que los anteriores, por muy presionado que te encuentres, por la vida “Nunca abras el pico”. Y ahora para terminar una gota de filosofía: NADA ME AN ENZEÑADO LOS AÑOS, SIEMPRE CAIGO EN LOS MISMOS HERRORES (CANCIÓN).

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