La difícil tarea de ser mamá

Pamela Salinas es mamá y trabaja con madres. Autora del blog Mamá al Cubo (mamaalcubo.com), hace aproximadamente 2 años emprendió su propio negocio con Pamiparras.com, una página en Internet donde ofrece servicios de coaching y asesoría como doula posparto -especialista en el acompañamiento de mujeres en la etapa posterior al parto-- y educadora de lactancia materna.

Ella, que es mamá de un niño y dos niñas, sabe que la maternidad está rodeada de mitos que hacen aparecer a las mujeres como superdotadas, capaces de lidiar con las expectativas personales y las exigencias sociales, cuando en realidad la pasan "de la chingada", dice.

"No es un dato comprobado, pero se presume que en este país los ginecólogos prescriben más antidepresivos que los psiquiatras", dice.

El problema no tiene que ver sólo con los cambios que conlleva la maternidad, ya sea fisiológicos o en el estilo de vida, sino con el peso que todavía tiene la figura materna en las sociedades contemporáneas -y las obligaciones que esto conlleva.

"La maternidad es algo con un significado profundo en la población mexicana", advierte Brígida García, académica del Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México (Colmex).

Pesa tanto el papel de la madre, dice, "que hay discursos que nos echan la culpa de todo lo bueno y malo que pasa en el país. Incluso hay autoras que plantean que la violencia puede ser resuelta a nivel de las familias".

Sin embargo, dice, hay que cambiar esa percepción, porque "pone a las mujeres como superdotadas y no lo somos".

LA ELECCIÓN DE TODAS

Silvia Torres es la primera mujer mexicana con un doctorado en astronomía. "Tuve una formación familiar favorable, pero con señales cruzadas", recuerda. Por un lado "me alentaban a llegar lo más alto posible", y por el otro "me recordaban mi rol tradicional".

Aun casada con un científico que apoyaba sus aspiraciones académicas, Torres tuvo muchas dificultades para embonar su carrera con las expectativas familiares. "Hasta que hice un alto en el camino para pensar en lo que yo quería". Su primera decisión, dice, fue postergar la maternidad hasta volver de su posgrado en Berkeley, California. "Si hubiera tenido hijos en el momento en que me casé (en 1962), quizá no hubiera estudiado o el estudio hubiera sido muchísimo más atormentado".

Torres reconoce que hoy las circunstancias de muchas mujeres son distintas, pero no lo suficiente. "Todavía tenemos que cambiar a las familias y la sociedad, porque no hemos avanzado todo lo que esperábamos", dice.

A las mujeres, agrega, nos falta confianza para enfrentar la desigualdad de oportunidades. "Ese trato diferenciado no se ha resuelto, y está muy lejos de resolverse, pues cuanto más alto es el nivel de ingreso o reconocimiento, menos son las mujeres que acceden a éste".

La consultora Mercer, especializada en temas de recursos humanos, elaboró recientemente un estudio internacional sobre mamás que trabajan y encontró que, a pesar de que son muchas las mujeres que entran al mercado laboral, éstas comienzan a desertar a partir del nivel de gerencia y hacia arriba.

"De alguna manera desertan por la presión familiar y social, porque tomar puestos con ciertas responsabilidades las lleva a tomar la decisión de seguir trabajando -con viajes, juntas largas, horarios de trabajo poco complicado- o atender el tema familiar", dice Julieta Manzano, directora de Nuevos Negocios de Mercer.

Manzo advierte que las condiciones laborales en las empresas no necesariamente favorecen a las mujeres en "ese momento de quiebre" que es la llegada de un hijo. "Temas como la conectividad remota, horarios flexibles en los períodos de lactancia, guarderías, el facilitar la jugada para que la mujer tenga mayor impacto y mayor participación en el terreno laboral, tienen mucho que ver con las condiciones de trabajo".

La especialista de Mercer afirma que cuando la organización apoya a la mujer que se convierte en mamá, "su grado de productividad y eficiencia es bastante alto, porque es muy comprometida y eficiente hasta en términos de tiempo".

Madres 'multifuncionales'

Para Brígida García, del Colmex, el principal problema de las madres ahora es la sobrecarga de actividades. "En los último 25 años se duplicó la cantidad de mujeres que son madres y trabajadoras, pero no ha habido un cambio paralelo en rol de los varones en el cuidado de los hijos y, por lo tanto, las mujeres tienen que duplicarse", dice la académica.

En este país, dice Pamela Salinas, "la situación económica y las leyes laborales no permiten a las mujeres disfrutar de la maternidad como los otros quieren o dicen que debemos disfrutarla", afirma.

Por eso las madres necesitan un equilibrio y apoyo, afirma Claudia Sotelo, directora del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia. "Deberíamos tener leyes más empáticas con lo que implica ser madres trabajadoras, más allá de regalar una olla exprés", dice. Sin embargo, agrega, "socialmente no hay una estructura que te apoye. No hay un trabajo de ensueño que permita a las mujeres trabajar y ser madres al mismo tiempo, y los trabajos de medio tiempo están muy castigados económicamente".

Sumado a lo anterior, la mayoría de las madres trabajadoras sufre sentimientos de culpa por no poder conciliar la vida laboral y familiar. "La culpa afecta al menos a 80 % de las madres que trabajan", afirma Sotelo.

Pamela Salinas, sin embargo, asegura que la culpa viene con la maternidad. "Nos sentimos siempre culpables de todo, no importa que trabajes o no", dice.

La disparidad entre los avances de las mujeres respecto de su contexto es mucho más clara en el caso de quienes son madres. "Lo que vemos son cambios asimétricos", afirma Brígida García, del Colmex.

Es decir, explica, "por un lado están las exigencias, necesidades y aspiraciones de muchas mujeres que han elevado mucho su nivel de escolaridad, y por otro lado el escaso cambio que ha habido con respecto de la maternidad".

Por ejemplo, dice, hay muy pocos cambios con respecto de cuándo se tienen los hijos. Esto deriva en que "hay una concentración de mujeres jóvenes que están comenzando sus carreras, o que tienen que interrumpir sus estudios, o dejar los hijos con las abuelas, o con quien sea, cuando trabaja en la calle o en otros lados que no sea una actividad formal".

En las mentes de esas mujeres, afirma, no hay esta contraposición de por un lado la carrera profesional y por otra la maternidad, sino que ellas plantean que trabajan en función de sus necesidades familiares.

"La idea de combinar carrera y familia es un discurso para un sector medio, pero el grueso de madres trabajadoras lo hace en función de sus necesidades familiares", afirma García, del Colmex.

La maternidad en cifras

En México hay 30 millones de madres, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres.

⇒ 96.3 por ciento de las mujeres con hijos participa en la producción de bienes y servicios, según el Inegi.

⇒ Las estancias infantiles para madres trabajadoras cuentan con casi 800,000 menores y benefician a más de 500,000 madres trabajadoras en todo el país, según el Instituto Nacional de las Mujeres.

⇒ Sólo el 9.3 % de los hijos menores de siete años de madres trabajadoras es asistido por alguna guardería pública o privada.

⇒ El 35 % de la población femenina con hijos trabaja en el sector informal.

⇒ El 14 % de las madres solteras no percibe ningún tipo de ingreso económico.

⇒ El 34.1 % de las mujeres con hijos que trabajan lo hace en empresas y negocios formales; el 48 % de las que trabajan en ese sector es mujer que no tiene hijos.

⇒ La tasa de participación económica de las mujeres en México se da entre las madres solteras con un 71.8 %.