Las preferencias sobre quedarse o salirse de la Unión Europea quedaron muy marcadas en cada país que integra el Reino Unido. El escenario desvela un panorama conflictivo en el que el sentimiento de afección por Europa es muy superior en Escocia y en Irlanda del Norte, más que en Inglaterra o Gales.
Una sensación agridulce invade a los británicos que votaron a favor y en contra del brexit, al verse ante la irreversibilidad de su próxima salida de la Unión Europea (UE), en una decisión que ha polarizado por completo al Reino Unido.
La campaña "Vota por Salir" ganó con el 51.75 % de los votos, frente al 48.24 % de los conseguidos por los partidarios de permanecer en la UE, en un plebiscito que alcanzó una participación del 72.1%, la más elevada desde 1992.
Partidarios y detractores del "brexit" compartían ayer un sentimiento de estupefacción por un resultado que aunque entraba dentro de las probabilidades más realistas, también dejaba cierto espacio para la esperanza de mantener los lazos después de que los últimos sondeos en la noche del jueves dieran la victoria a la permanencia y la economía parecía florecer.
Las consecuencias de esta decisión ya se han empezado a ver en la economía y la sociedad británica, no sólo por el desplome de la bolsa y de la libra, sino también por el anuncio de dimisión del primer ministro conservador, David Cameron, y el aviso de Escocia (que ha votado mayoritariamente por mantener los lazos con la UE) de que podría convocar un segundo referéndum sobre su independencia del Reino Unido.
VEN UN FUTURO BASTANTE INCIERTO
La inquietud sobre el futuro del país se palpa en las calles.
Mick Williams, un joven emprendedor londinense que a su vez trabaja en finanzas, se confesó en estado de conmoción: "Aún no me puedo creer que la gente haya apoyado la decisión de salir de la Unión basándose en promesas vacías", aseguró.
"Esto llevará a años de incertidumbre. No sé en qué dirección va a ir ahora la economía del país. Nadie lo sabe", dijo.
Williams también señaló que le parecía "denigrante que Londres y Escocia -regiones en las que ganó el voto por permanecer en la UE- se vayan a ver afectadas por los votos de salir de zonas más rurales".
Mientas, Tim Casey, un chofer que estaba descansando en un parque del adinerado barrio de Mayfair, al noroeste de la capital, no ocultó su felicidad ante el resultado.
"Creo que el centro burocrático de Bruselas está demasiado lejos de la gente y no saben lo que los británicos queremos", argumentó mientras ojeaba el periódico.
Según el conductor, el Reino Unido "sólo es una pequeña isla" y la gran cantidad de gente viviendo en ella "ha afectado a los servicios públicos del país".
Casey razonó su argumento poniéndose como ejemplo: "Yo mismo, que he pagado impuestos toda mi vida, no puedo conseguir una cita con el médico porque somos demasiados y eso que mi mujer trabaja en cirugía".
Con respecto a las causas económicas que el "Brexit" podría tener en el país, Casey consideró que los primeros meses serán duros, "como hoy, con la bajada de la bolsa y de la libra", pero defendió que esto es "sólo una reacción inicial", pues "poco a poco el país recuperará el control y todo volverá a ser como antes de que estuviéramos en la UE".
A su juicio, el Reino Unido -que se incorporó al club comunitario en 1973- en ese período nunca tuvo problemas para negociar con otros países, por lo que augura que tampoco los tendría a partir del período de incertidumbre que abre la decisión británica.
Pero ese positivismo sobre el futuro del país no es sentido de la misma manera por la ciudadanía en general, que más bien siente la incertidumbre.
"No sabemos muy bien qué consecuencias tendrá la salida", comentó Alex Wright, una relaciones públicas que esperaba el autobús para ir a trabajar. "Creo que ese es el problema, mucha gente votó salir sin saber exactamente qué significaba su voto", alegó.
Jóvenes se ven traicionados
Hay un sector de la población británica que hoy se siente traicionada: los jóvenes. Según la tendencia de voto por franjas de edad se ve claramente como la juventud británica estaba abrumadoramente a favor de la permanencia, mientras los más mayores, los “babyboomers”, estaban en contra. Se da la paradoja de que la generación con menos futuro (en relación a su edad), podría haber condicionado el futuro de las nuevas generaciones. A ellos les tocará vivir con una situación con la que están mayoritariamente en contra. Algo que a la larga puede suponer un problema social y que evidencia que en el Reino Unido no sólo hay una ruptura entre Escocia y Londres con el resto del país, si no entre franjas de edad.
La franja más joven deberá vivir con la decisión durante unos 69 años, mientras que la más veterana sólo lo haría por 16 años. ¿Cómo se explica este fenómeno? La pirámide poblacional en el Reino Unido indica que la población está envejecida. Es decir, cada vez hay más personas mayores respecto al número de jóvenes como consecuencia de la bajada de la natalidad. Una brecha generacional cuyos efectos han sido hoy más evidentes que nunca. (Con información de La Vanguardia de España).