LA INTROSPECCIóN COMO SENDERO

Hacerse preguntas es una acción natural, es también el inicio del proceso en el cual se emprende un camino que lleva cuestionarse aún más y que pretende generar el conocimiento a profundidad de aquello sobre lo que se esté tratando. Pero con respecto al tema, ¿De qué suelen cuestionarse las personas? las circunstancias, la forma en que se relacionan, sus experiencias. Todo esto es factible de cuestionarse y existen más cosas de las que se puede tomar para hacer este ejercicio reflexivo.

Por lo general aquello que está impregnado de valor y una carga emocional es aquello a lo que damos prioridad al momento de hacerse preguntas, de las que después derivan valoraciones y juicios respecto a aquello. Si bien parece una actividad simple puede llevar a caminos profundos si se explora aspectos de la personalidad.

¿Quién no se pone a revisar mentalmente sus actos, palabras, o pensamientos? ¿Qué historias nos contamos para tratar de entenderlos? Eso precisamente es lo que Ernesto Sábato nos presenta por medio de un personaje que serenamente decide contarnos su historia y más que eso narra las maquinaciones que le llevaron a que su historia se escribiera de ese modo.

Se trata de alguien en apariencia estable pero que dentro de su mente se presentan cientos de escenarios distintos -unos más fatalistas que otros- sobre las situaciones cotidianas que le ocurren. Con tal visión de la vida es sencillo perderse en las suposiciones que va hilando y que lo alejan del criterio de realidad que lo mantiene atado al mundo, este personaje de nombre Juan Pablo Castel se dedica a pintar, no para el público y mucho menos para los críticos. El pinta los aspectos más importantes de su vida poniéndolos como pequeñas escenas de sus obras, las cuales no son siquiera notadas por los espectadores lo que acrecienta el desprecio que les tiene y les tacha de superfluos e hipócritas.

Actitudes que van a los extremos y lo ponen de estados violentos a la pasividad o auto-humillación con tal de no verse abandonado pese a ser quien propicia esas circunstancias.

Como una forma de redimirse ante sí mismo por aquello que ha realizado, va ordenando los hechos desde la objetividad que puede corresponderle a su persona, con un análisis minucioso de cada detalle acompaña el desarrollo de lo que ocurre en el espacio de unos meses en su vida.

Sábato centra la historia en dos personas, la primera que ya mencionamos y la segunda una mujer que idealiza Castel para después ver que cae como un ídolo desde lo más alto. De ella se puede decir que el misterio rodea su figura, ¿Es ella quien ve lo que realmente pinta Castel? O ¿Se trata de alguien tan desolado como él? Esto nos distinguir cada detalle en la interacción entre ambos, pero cuya dinámica está teñida de suposiciones tanto de Castel como de lo que el lector predice en cuanto a el rumbo que toman los acontecimientos, ya que entre ambos hay una serie de altibajos que se esconde en un juego de poder que equivale a la información -yo pregunto y al no haber respuesta la genero desde aquello que he observado- aunque no sea lo que realmente ocurra.

Sin duda lo que se cuestiona el pintor da pie a que surjan más dudas de lo que pasa o si actúa en base a juicios erróneos que involucran hasta el homicidio.

El Túnel es el título perfecto para describir el camino que recorre Juan Pablo Castel ya que es un profundo andar que más que acercarse a la luz parece perderse precisamente en un túnel obscuro en el cual lo abordan las dudas y que incluso ponen a dudar al lector mismo.