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La justicia será televisada

SIN LUGAR A DUDAS…

PATRICIO DE LA FUENTE
“La ficción es lo característico de la actividad humana. Somos animales simbólicos que hemos inventado un mundo de símbolos”.

— Enrique Imbert

Hace varios años Irving Wallace, uno de los autores más leídos de todos los tiempos, escribió “El Todopoderoso”. La historia se basa en Edward Armstead, heredero de un emporio de medios de comunicación fundado por su padre. A la muerte del papá de Armstead, una suerte de William Randolph Hearst llevado a la literatura, el hijo recibe el control de prácticamente todo el imperio mediático salvo la joya de la corona: el periódico Record de Nueva York.

Y es que dentro del testamento, Armstead senior incluyó una cláusula que condicionaba a que si durante un período doce meses el Record de Nueva York lograba superar la circulación del New York Times en un día, el periódico pasaría a manos de su vástago. De otra suerte, forzosamente tendría que ser vendido.

En su afán por conservar el periódico, lo único que realmente le importaba de entre toda la herencia, Edward Armstead se avoca a la tarea de comenzar a fabricar noticias y por ende, a obtener exclusivas de resonancia mundial.

“Este libro nos da una mirada del mundo del periodismo y de cómo un hombre ante la frustración de perder la herencia de su padre, siente una sed desmedida de poder, lo que lo hace empezar a ya no informar las noticias sino a crear las noticias, valiéndose de un grupo terrorista contratado por él, hasta llegar a algo insospechado”.

A últimas fechas he tenido presente el libro de Wallace, y algunos de ustedes también lo han traído a colación, pues mucho de lo que nos ocurre pareciese como sacado de un script televisivo, un plató de cine o de la imaginación. La realidad nacional, con frecuencia inentendible, difícil de leer y muy tirada de los pelos, en ocasiones se asemeja más a una novela que a otra cosa.

La justicia mexicana es dirimida en los tribunales pero también -hoy más que nunca- desde los medios de comunicación. Basta recordar que a unas horas de pedir licencia como gobernador de Veracruz y emprender la graciosa huida, Javier Duarte apareció en un programa matutino. Ahí clamó ser inocente y aunque no lo dijo, su expresión corporal trasmitía confianza en la protección de las altas esferas gubernamentales.

Todo un teatro estéril para luego irse vaya usted a saber a dónde. Y es que en lo que en su relación con la prensa se refiere, Duarte aplicó dos políticas: la del palo y la del pan y circo. No hubo medias tintas.

Otro ex gobernador, también en líos con la justicia, expía sus demonios frente a las cámaras. Primero apareció en entrevista radiofónica y se dijo víctima de una persecución política. ¿Dónde hemos escuchado eso antes? Luego, Guillermo Padrés, el ex mandamás de Sonora sobre quien pesan ordenes de aprehensión por delincuencia organizada, recursos de procedencia ilícita, defraudación fiscal y peculado, se entregó voluntariamente a la justicia.

La “entrega voluntaria” de Padrés me recordó a los mejores tiempos y pleno apogeo de Producciones Gerardo García Luna, con la salvedad de que ahora no fue la principal televisora del país, sino la novel tercera cadena de televisión abierta quien obtuvo la exclusiva.

Cámaras y reporteros que narraron lo que acontecía dentro de la lujosa camioneta Porsche de dos millones de pesos –ni en eso se cuidan ya las formas- donde iba Padrés con su abogado de lujo, Antonio Lozano Gracia. “Ojalá me hubieran dado esa cobertura cuando era gobernador de mi estado”, se lamentó entre socarrón y divertido, Guillermo Padrés.

En el triángulo de los acuerdos políticos y la justicia a modo, también están los medios de comunicación. No infiero en ningún momento que algunos se encuentren avocados a la invención de noticias como ocurría con Edward Armstead, el protagonista de “El Todopoderoso”, pero varios, so pretexto un interés periodístico mal entendido y de toda suerte pervertido, abonan a construir escenarios y realidades paralelas, deformando lo que consideramos como verdadero.

¿O existe acaso alguien, en su sano juicio, que piense que no obstante la culpabilidad manifiesta de varios de los ex gobernadores en líos con la justicia, que sobre todo ello impera una gran puesta en escena desde varios frentes? ¿Por qué hoy y no antes? ¿Por qué sólo un grupo y no piso parejo a todos?

De estar vivo, ¿qué diría Irving Wallace del mundo de hoy?. Quizá nuestra realidad supera a la ficción de los centenares de títulos que escribió. Bien dijo Salvador Dalí que no visitaba México pues era un sitio más surrealista que él.

Nos leemos en Twitter y nos vemos por Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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