Siglo Nuevo

La leyenda salió del laberinto

Bowie: de estrellas fugaces y un hombre que vivía en ellas

Bowie delante del mural de Diego Rivera, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Foto: Fernando Aceves

Bowie delante del mural de Diego Rivera, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Foto: Fernando Aceves

Iván Hernández

¿Qué es David Bowie? Esa es la principal pregunta que dejó el cantante en su paso por el mundo. Hizo de su talento un papalote multidireccional. La influencia latente o explícita fue una de sus principales herencias en vida.

¿No había buscado yo la verdad más allá de la leyenda?

Y cuando creí alcanzar el corazón de la verdad, estaba hecho de leyenda.

Amin Maalouf

Adentrarse en el universo de David Bowie es como meterse en esos cuadros de Escher donde cada elemento es a su vez origen y resultado del que lo antecede o precede y al mismo tiempo es parte de algo más grande, una suma que no sería tan genial si no compartiera ese adjetivo con cada uno de los sumandos.

Pocos artistas han logrado provocar tanta veneración de una forma que, ya puestos a evaluar, luce sobradamente justificada. El asombro no es una sensación normal cuando se habla de un ser humano, género tan dado a los fallos.

La cuestión sería fácil si nos apegamos únicamente a la sobresaliente -de varias maneras- carrera musical del británico, a su papel como nutriente esencial de solistas y grupos que hoy dan forma a las programaciones de la radio, a las discotecas -tanto materiales como virtuales- de un sinnúmero de personas.

Bastaría con reproducir testimonios de admiradores y especialistas de esa industria que ha pasado del vinilo a la descarga en línea. Centenares de millares de testigos jurarán con la mano sobre un meteorito que el 'rockero' venido del espacio es el autor de la banda sonora de sus vidas y la probabilidad de que no estén mintiendo es alta.

Por ejemplo, el nominado al Premio Turner, Dexter Dalwood, nacido en 1960, hizo gala de memorioso en declaraciones para el portal TheArtNewspaper al referir momentos de su biografía vinculados al cantante: “Empecé a tocar el bajo a los 14 años y The Jean Genie fue la primera canción que pude tocar”.

En un viaje a Londres, en la década de los setenta, el pintor buscó la cabina de teléfono en la calle Heddon (lugar en el que Bowie posó para la imagen de portada de su álbum The rise and fall of Ziggy Stardust (El apogeo y la caída de Ziggy Stardust).

La primera vez que viajó a Nueva York tenía Young Americans sonando en sus audífonos. “Bowie siempre estuvo allí”, dice Dalwood para concluir con el elogio.

Si uno consigue no dejarse llevar por la tristeza causada por el fallecimiento, ocurrido el pasado 10 de enero, de David Robert Jones, su verdadero nombre, gana enteros la capacidad para referir diversas alturas alcanzadas por el Starman.

Siempre estuvo allí, pero también en muchos otros lugares, a veces a simple vista, a veces, camuflado. Adentrarse en esas diez letras es descubrir las múltiples formas y plataformas en que un individuo llega a ponerse bajo el influjo de un músico multidisciplinario, emprendedor y digital.

INICIO

Nacido en 1947, un 8 de enero, en Brixton, Londres, David Jones comenzó su carrera musical en la década de los sesenta del siglo pasado.

Space Oddity, Changes, Rebel Rebel, Wild Is the Wind, Heroes, Ashes to Ashes, Let´s Dance, Fame, son sólo algunas de las canciones que dejó en su paso por el mundo, una insigne estela que forma parte de la programación del colectivo humano, sin importar si sus integrantes son o no admiradores de quien en algún momento fue, entre otros, Ziggy Stardust, Aladdin Sane y el Delgado Duque Blanco.

El valor de un creador, en un caso normal, se mide por la valía de sus obras. El caso de Bowie, empero, es distinto. El personaje fue una influencia, definitiva en muchos casos, en ámbitos ajenos a los estudios de grabación o las tablas montadas en un estadio para un concierto.

Por ello, si miramos con atención, como si estuviéramos a la caza de Waldo, hallamos al artista en lugares en apariencia dispares como la pasarela de un desfile de modas o un videojuego, en largometrajes considerados de culto y en cómics que se venden a gran escala, en la bolsa de valores y en los museos, en tarjetas de crédito y en exposiciones de artes plásticas. Hizo de su vida un papalote multidireccional.

Que buena parte de ello haya pasado desapercibido en México no es fácil de explicar. Pero existe un dato que puede arrojar alguna luz sobre el asunto. El inglés sólo actuó una vez en territorio mexicano. El 23 de octubre de 1997, dentro de su gira Earthling World Tour, inauguró el Foro Sol de la Ciudad de México.

La presencia del autor de Sound and Vision es capaz de alcanzar a un individuo por vías menos evidentes que un videoclip emitido en canales musicales o las notas en los medios que, desde el pasado 10 de enero, dan cuenta de su vida, de su arte y de su vestir.

MODA

Un ejemplo de manual sobre la influencia del británico en ámbitos ajenos al sonoro se encuentra en las casas de moda. Firmas como Gucci, Prada, Louis Vuitton, han visitado y revisitado al cantante, insuflando en sus diseños el aroma de las diversas pieles que el camaleón utilizó en su larga carrera.

Muestras cercanas en el calendario cotidiano, aunque a años luz en términos de moda, son la colección otoño-invierno 2013 de Walter Van Beirendonck, diseñador belga que recuperó elementos de un álter ego de Bowie, Aladdin Sane, para ofrecer en sus creaciones relámpagos y diamantina.

Ese mismo año, pero en la temporada primavera-verano, Jean Paul Gaultier no se molestó en disimular su inclinación por homenajear a sus personajes favoritos de la cultura pop. Los guiños al cantante de China Girl estuvieron presentes hasta en los cortes de cabello.

En el otoño-invierno 2012, la casa de modas Miu Miu puso a la modelo y actriz Chloë Sevigny (American Psycho) a recrear la pose andrógina y confiada del británico. La calzaron con plataformas, le dieron un tono tenuemente enrojecido a su rubia cabellera, entre esos dos elementos todo era un colorido formal, mezcla de camaleónicas etapas, además de una actitud similar a la de la cantante escocesa Lulú en su cover de The Man Who Sold the World de 1974.

Las maneras del camaleón también se manifestaron en la colección otoño-invierno 2012 de Prada. El Bowie más formal y de tonos serios estuvo presente en las prendas masculinas para el otoño-invierno 2011 diseñadas por el belga Dries Van Noten.

Cadenas enfocadas a públicos con menor poder adquisitivo (Zara, Primark o Mango) han recurrido a las señas del músico en algunos de sus productos.

En 2013, Louis Vuitton refrendó su idilio con David Jones para una de sus campañas: L´invitation au voyage (La invitación al viaje) en la que, sentado al piano, canta I´d rather be high, canción cuya primera estrofa tiene como protagonista al escritor, Vladímir Nabokov, autor de Lolita y La Defensa.

En las pasarelas, según varios especialistas, Kate Moss es quien ha encarnado de mejor manera al Starman. El autor de Jump They Say, por su parte, también fue en alguna ocasión Andy Warhol, Nikola Tesla o Poncio Pilatos.

CINE

Como actor, David Bowie participó en más de una veintena de películas, varias de ellas dirigidas por directores competentes cuando no geniales, y junto a nombres que han dado lustre al séptimo arte.

En los sets de filmación, el nacido en Brixton fue dirigido por Tony Scott para dar vida a un vampiro en The Hunger, junto a Catherine Deneuve y Susan Sarandon. Fue un soldado en un par de ocasiones, primero uno que se convertía en prostituto, con Marlene Dietrich, en Just a Gigolo, luego, haciendo de un mayor instalado en una base japonesa que hacía de traductor en Merry Christmas Mr. Lawrence.

Actuaciones más recientes fueron su encarnación de Nikola Tesla, el brillante científico que iba a dar electricidad gratuita al mundo, en The Prestige, junto a Hugh Jackman y Christian Bale, con Christopher Nolan como director.

También es bastante conocido su cameo en Zoolander, hizo de árbitro en la pelea de modelaje entre Ben Stiller y Owen Wilson.

Menos presente está su interpretación de Andy Warhol en la película Basquiat sobre la vida del pintor estadounidense. En dicho montaje a cargo de Julian Schnabel compartió créditos con Dennis Hopper, Gary Oldman y Benicio del Toro.

Dos obras con el intérprete de The Drowned Girl fácilmente encasillables en el listado de las imprescindibles son su participación en The Last Temptation of Christ, del oscarizado Martin Scorsese, en el papel de Poncio Pilatos, y su trabajo con Jim Henson, el creador de The Muppets, en la cinta Labyrinth.

En esta última, Bowie encarnó a Jareth el rey de los goblins. También escribió e interpretó las canciones del filme, Magic Dance por ejemplo, obras que convirtieron a una generación de infantes en sus súbditos luego adolescentes y hoy adultos. A cerca de tres décadas de distancia el encanto del filme no se ha perdido.

Una película de la que el cantante se sentía particularmente orgulloso era The Man Who Fell The Earth (1976). Esta cinta tuvo el privilegio de reunir, destacó Yago García, colaborador del portal Cinemanía, a la estrella más marciana del rock con el director más alienígena del cine británico.

Otro crédito en el cine, uno pequeño, lo unió al talento bizarro de David Lynch en Twin Peaks: Fire Walk with Me, la cinta precuela de su famosa serie de televisión.

El delgado duque tenía ojos de distinto color por un puñetazo que recibió, con todo y anillo, en una disputa por una chica. Era un estímulo visual, un signo, y así lo entendieron no sólo las cámaras del séptimo arte, también el instinto gráfico de guionistas y dibujantes en el ámbito de la fantasía en papel.

CÓMICS

Entre los personajes que las antes llamadas historietas han colado en el consciente colectivo, pocos pueden competir en popularidad con el detective de Ciudad Gótica.

El caballero de la noche ganó su consagrado lugar por las cualidades excepcionales, sin acercarse a lo extrahumano, que Bruce Wayne se dedicó a cultivar toda su vida -también es cierto que en mucho ayudó su calidad de heredero de una gran fortuna.

Pero, ¿qué sería del hombre murciélago sin una galería de monstruos cuyo máximo exponente es un psicópata encantador de rostro blanco y eterna sonrisa roja habituado a perpetrar chungas macabras?

Grant Morrison, guionista con más de 25 años vinculado a DC Comics, y a las historias del detective oscuro, compartió, en mayo de 2008 al portal IGN, algunas de las cosas que sirvieron para moldear al Joker (Guasón o Comodín en estas tierras) de sus años al frente de las series regulares del caballero negro. Morrison quiso dotar al Comodín de un halo de europeo repelente y adicto a la heroína.

El David Bowie que vivió en Berlín en los setenta encajaba en esa clase de personalidad desequilibrada y cambiante que buscaba para el villano de la flor con ácido. Tenía un toque en el que se sintetizaban ideas como cabaretero de baja estofa y decadente. Con ese tipo de influencias, Morrison hizo al personaje aún más espeluznante.

En su arco narrativo de Batma R.I.P (2009), uno de los capítulos tuvo por nombre The Thin White Duke of Death (El delgado duque blanco de la muerte).

Sin embargo, a la hora de llevar la fijación por el camaleón a otro nivel pocos pueden competir con Neil Gaiman. Para su The Sandman, el escritor eligió dar el rostro de Peter Murphy, vocalista del grupo Bauhaus, al señor de los sueños Morfeo. El ángel caído, Lucifer Morningstar, literalmente, no podía ser otro que David Bowie, según ha declarado el creador inglés.

Cuando el jefe de tantas potencias coronadas hizo su primera aparición en la historia de Morfeo, Gaiman quiso que el cantante amigo de John Lennon e inspiración del vocalista de U2, Bono, fuera la referencia visual: "Imaginaba a Lucifer como un ángel adicto y Bowie era lo más cercano a eso que tenía a la mano".

En alguna ocasión, relatan en Vertigo Comics, Gaiman fue particularmente enfático con el dibujante Kelley Jones acerca de la apariencia del personaje: “Debes dibujar a David Bowie. Encuentra a David Bowie o te mandaré a David Bowie. Porque si no es David Bowie vas a tener que volver a repetirlo hasta que sea David Bowie”.

Tras la muerte del camaleón, el escritor difundió una historia corta titulada The Return of the Thin White Duke que escribió para unas imágenes del músico y su esposa Iman hechas por Yoshitaka Amano -artista japonés reconocido por su trabajo en Final Fantasy y Vampire Hunter D.

El relato está incluido en su volumen Trigger Warning, pero su autor lo tiene disponible en internet, en redes sociales, desde el pasado 11 de enero.

Destacar la influencia del artista multidireccional en el Guasón o el Lucifer de los cómics, las novelas gráficas y demás, no es sino otra forma de introducir el nombre de Bowie en otro ramo del entretenimiento.

UN ALADDIN PARA LOS GAMERS

La sola mención del nombre Metal Gear Solid transporta a muchos amantes de los videojuegos a una dimensión donde el creador de la saga, Hideo Kojima, es la medida de las cosas.

Hasta diciembre de 2014 se habían vendido en todo el mundo más de 40 millones de copias de esta serie de juegos de infiltración y espionaje. La quinta parte de MGS, disponible desde septiembre del año pasado y que ha sumado otros seis millones a la cifra total, empieza con la reproducción de un casete rotulado con la frase "From the man who sold the world".

En el tercer MGS, Snake Eater, uno de los personajes, se hace llamar "Mayor Tom", protagonista de una de las canciones más famosas de David Jones: Space Oddity. Dicha composición acompaña a uno de los momentos clave de la historia.

Incluso hay un gráfico circulando en la red en el que se destaca el parecido de varios personajes del juego con el cambiante cantante en sus períodos como Ziggy Stardust o el delgado duque blanco o de sus personajes en filmes, como el Jareth de Labyrinth.

El tema de las consolas, además, sirve para introducir otra cualidad de Bowie, la de pionero.

Ha últimas fechas se ha puesto de moda que la industria de los videojuegos atraiga a personas famosas para que, con su voz y sus fisonomías, den un toque distinto a la experiencia de los gamers.

La reciente entrega de MGS es ejemplo de ello. Kojima reclutó a Kiefer Shuterland (Jack Bauer en la serie 24) para encabezar el reparto.

En 2014, la actriz Sigorney Weaver aceptó representar de nueva cuenta a la teniente Ripley en el juego Alien: Isolation. En 2013, Ellen Page (Hard Candy, To Rome with love) y Willem Dafoe (Spiderman, Grand Budapest Hotel), participaron en el juego Beyond: Two Souls. En 2010, Robert Carlyle (The Full Monty, Trainspotting) comenzó a colaborar con la saga de Castlevania.

Antes de los anteriores, David Bowie interpretó a dos personajes en una aventura virtual titulada Omikron: The Nomad Soul, un juego para computadora lanzado en 1999. Al año siguiente salió su adaptación para una consola, la Dreamcast de Sega. Bowie, además, compuso y produjo la música del juego. Algunos de los temas de Omikron fueron usados por el inglés en su álbum Hours.

MÁS INFLUENCIA

Al hablar de personajes parecidos a David Jones hay que retomar su influencia en actores ligados a filmes interestelares o fantásticos o simplemente 'rockeros'.

El cantante se insinúa en el androide David, interpretado por Michael Fassbender en Prometheus. El actor alemán-irlandés declaró que una de sus influencias fue Bowie, en particular su interpretación en The Man Who Fell To Earth.

Otra caracterización que toma prestados elementos del camaleón es la de Castor, a cargo de Michael Sheen, en Tron Legacy. El actor galés comentó en varias ocasiones que para su actuación en la cinta de Disney una de sus referencias fue el extraterrestre convertido en estrella de rock de los setenta: "Quería ser un tipo de Ziggy Stardust albino".

Un personaje en el que las señas del cantante son casi un plagio se llama Brian Slade y fue interpretado por Jonathan Rhys-Meyer (Matchpoint, Titus) en la película Velvet Goldmine (título de una canción del camaleón).

Todd Haynes contó, o al menos trató, la historia de Brian Slade, cantante de 'glam rock' que subía al escenario con un alter ego de nombre Maxwell Demon. Slade, con sus actuaciones y actitud, había ayudado a un periodista a reconocer su homosexualidad.

La influencia del duque, sin embargo, no se restringe a una de las caras de la sexualidad humana. En el sexo opuesto, es emblemático el caso de la actriz, Tilda Swinton, a quien tal vez recuerden en películas como Constantine, junto a Keanu Reeves, The Curious Case of Benjamin Button, junto a Brad Pitt, o por su participación en los filmes de las Crónicas de Narnia.

Varios medios califican a la actriz como el doble del cantante, cuando no como su reencarnación. El camaleón la reclutó para hacer de él y de su esposa en el videoclip The Stars (Are Out Tonight), un divertimento lleno de espejos y marionetas. Swinton ha hecho de la apariencia andrógina una marca. Son muchos los fans que la quieren al frente de un filme sobre David Jones o cualquiera de sus etapas.

También hay que mencionar cosas que se quedaron en proyecto, como su aparición en la segunda parte del film Guardians of the Galaxy, algo que deseaba el director James Gunn, o la película musical escrita por Danny Boyle que tendría por título Thin White Duke.

Bowie no dio su autorización y el director de Trainspotting lo lamentó como había lamentado la negativa del músico cuando lo invitó a participar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.

El 'rockero' extraterrestre, a pesar de las cosas que se quedaron pendientes o que simplemente rechazó, fue mucho más de lo que pudo ser. Tenía buen ojo, uno dilatado, para encontrar vetas allí donde los demás apenas comenzaban a adivinar algún contorno, quizá una forma.

EL CAMALEÓN TECNOLÓGICO

Ya cerca del nuevo milenio, el artista de Moonage Daydream declaró que tenía una "gran pasión por romper las fronteras entre el cine, el teatro, la moda, la pintura y la música". Sentíase metido en esa "área nebulosa llamada multimedia".

La relación del cantante con las tecnologías de comunicación fue larga y muchos lo consideran un pionero del ciberespacio. En 1983, mientras grababa Serious Moonlight y atendía una gira, realizó todas sus comunicaciones a través del todavía extravagante correo electrónico. En 1988 tuvo el primer grupo de noticias sobre un artista en la red.

También fue un convencido de dar al público lo que pedía aunque con alguna excepción. Hizo giras en las que el público de cada país escogía, mediante una votación previa, el repertorio que quería escuchar en el concierto.

En este punto es cómico lo sucedido con The Laughing Gnome, un sencillo lanzado en 1967 que muchos fans consideran su peor canción. En 1990, el hombre de la mirada bicolor pidió a la gente que votara, vía telefónica, para elegir los temas de su gira mundial. The Laughing Gnome fue la ganadora indiscutible, pero el músico vetó el resultado.

En 1995, para escribir letras de su álbum Outside, el británico usó un software llamado Verbasizer. Escribió docenas de oraciones en el programa que selecciona y mezcla las palabras al azar. Esto le permitía, dijo, "generar ideas sin el aburrimiento de tener que pasar por unas horas de sueño o colocarte hasta perder la cabeza".

Antes de las redes sociales, en el lejano 1998, cuando los artistas ofrecían a su público escasos contenidos en línea, surgió en el mapa de las rutas virtuales una estación llamada BowieNet.

El objetivo del duque era mantener una relación más cercana con sus seguidores y aprovechar las nuevas tecnologías para "crear un ecosistema donde no sólo mis fans, sino todos los fanáticos de la música pudieran ser parte de una sola comunidad para encontrar vastos archivos musicales, acceder a información e intercambiar ideas". La página se mantuvo activa hasta 2006.

En 1999 se convirtió en el primer artista en lanzar un disco (Hours) para descarga legal por internet antes de que el material saliera en compact disc.

En el 2000, el camaleón puso a disposición de sus seguidores su catálogo discográfico completo a través de un portal especializado en el formato mp3. Para descargar los archivos digitales de forma gratuita pedía a la gente demostrar que habían comprado anteriormente esos discos.

"Para el mundo de internet se trata de un auténtico acontecimiento histórico, un importante testamento, el hecho de que la teconología de MP3.com permita a alguien tener su colección de discos fácilmente a su alcance en cualquier parte del mundo", declaró en esos días.

El veterano de las tablas musicales supo hacer del ciberespacio una parcela bien aprovechada, fue uno de los primeros en solicitar a los internautas su colaboración en la coescritura de una canción, 80 mil personas atendieron el llamado.

Bowie logró expandirse hasta adquirir los modos de un personaje múltiple con manos a la obra en diversas disciplinas artísticas -con poca suerte algunas- y novedosos negocios -con mucho éxito en varios casos. El adjetivo de 'múltiple' tiene más de tres décadas de evidencias para sustentarlo.

RIQUEZA

Luego de la muerte de Bowie, The Sunday Times publicó que poseía una fortuna estimada en cerca de 181 millones de euros (más de tres mil 620 millones de pesos al tipo de cambio actual) además de un patrimonio inmobiliario que incluye un piso en Nueva York y una villa en una isla del Caribe.

El año pasado el 'rockero' más extraterrestre se quedó fuera de los diez músicos más ricos de Reino Unido. Sin embargo, el máximo exponente del 'glam' no emprendió el viaje de vuelta a su planeta o asteroide sin haber encabezado el listado. En 1997 alcanzó la cima merced a un guardadito de 917 millones de dólares.

Ese año, convertido en pionero de las finanzas, ganó 55 millones de dólares tras introducir su marca en Wall Street. Vendió los llamados 'bonos Bowie' a un plazo de diez años con un interés anual del 7.9 por ciento. Los bonos estaban respaldados por los derechos de propiedad intelectual de sus discos.

Esa incursión dio origen a los bonos de celebridades que son emitidos prometiendo a los inversores beneficios futuros vía las regalías de las obras con copyright.

Aunque los 'bonos Bowie' colapsaron en 2007 -luego de soportar por unos años las bajas ventas que trajo consigo la proliferación de sitios en la red para descargar discos-, la idea del cantante sirvió para lanzar plataformas como Fantex en la que se invierte en las ganancias por venir de algún atleta.

En 2000 abrió, en la banca por red, el servicio de Bowiebanc.com. En ese negocio no puso dinero, sólo su imagen. El USABancShares emitía tarjetas de crédito con su foto.

UNA LEYENDA EN EL LABERINTO

Las prendas, la música y demás manifestaciones culturales producidas o provocadas por el cantante se han convertido incluso en piezas de exhibición. En 2013, la exposición multimedia David Bowie Is, en el museo londinense Victoria y Alberto vendió 50 mil boletos antes de su apertura.

La retrospectiva de la camaleónica trayectoria, conformada por más de 300 objetos -manuscritos, trajes originales, fotografías, y fragmentos poco conocidos de sus actuaciones, entre otros-, ha viajado a destinos en Canadá, Brasil, Alemania, Estados Unidos, Francia, Australia y Holanda.

En el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago se hacían preguntas importantes que David Jones no aclaró en vida (ni tenía razón para ello): ¿Qué es David Bowie? ¿Es un músico? ¿Un intérprete? ¿Un artista? ¿Una celebridad?

La respuesta, proponían, yace en el carisma del joven Ziggy, del veterano ganador del Brit Award como mejor solista masculino en 2014 -la competencia tenía, en promedio, poco menos de 23 años de edad.

Cualquier cosa que se diga sobre el hombre de las máscaras, el artista de las mil facetas, entre otros epítetos, tenderá a obviar un aspecto siempre difícil de dilucidar. El hombre, ya en vida, era una leyenda, y en toda leyenda hay elementos que ni siquiera quienes presenciaron su desarrollo con los sentidos abiertos y la inteligencia despierta son capaces de explicar.

Quienes conocen y aprecian, cuando no aman, la música de Bowie perdieron el pasado 10 de enero un faro indescriptible y necesario. El mundo perdió a un explorador extraterrestre. Quienes no saben de él, que se den por amonestados.

Correo-e: bernantez@hotmail.com

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