El pleno del Senado de la República aprobó el dictamen que reforma diversas disposiciones de la Ley General de Salud y del Código Penal Federal, a fin de permitir en el país el uso medicinal y científico de la marihuana.
El dictamen fue aprobado por 98 votos a favor, siete en contra y una abstención, y permite la regulación del uso medicinal de los derivados farmacológicos de la cannabis sativa, índica y americana o marihuana. Se trata de una resolución histórica sobre un tema polémico y controvertido, respecto al cual existen diversas opiniones y puntos de vista hasta ahora irreconciliables. Podremos estar o no de acuerdo con la medida, pero la terca realidad obligó al estado a cambiar su visión sobre la prohibición y uso de los estupefacientes.
Existen de siempre otras dos terribles y adictivas drogas perfectamente legales y que el estado, no obstante que se ha probado son dañinas para la salud, son legales. Me refiero al alcohol causante directo de miles de delitos, de millones de accidentes en las vías públicas y de la violencia intrafamiliar, esto solamente por mencionar algunas de sus indeseables consecuencias. La otra droga es el tabaco, probado cancerígeno y sin embargo se vende y se fuma libremente.
La experiencia y el tiempo nos han enseñado que la política simplista de tipo "prohibitivo" no ha dado ninguno de los resultados esperados. Ahí tenemos el gran ejemplo de las leyes "de la prohibición" que castigaban la producción, venta, trasiego y consumo de las bebidas alcohólicas en los Estados Unidos de Norteamérica durante los años veinte y treinta del siglo pasado.
Aquellas leyes de "prohibición" no tuvieron otro resultado práctico que la de crear las mafias de gánsteres millonarias que controlaron el mercado de bebidas alcohólicas, la corrupción de autoridades, de policías y el control de millones de consumidores. La realidad es que con legalización o sin legalización, los norteamericanos de todas las clases sociales siguieron bebiendo y siguen bebiendo alcohol, tal y como lo ha hecho la humanidad por siglos.
Son las drogas naturales y artificiales tales como la cocaína, heroína y crak, las que generaron y dieron vida a los diversos cárteles del crimen organizado que ahora tienen de rodillas al país. Son los integrantes de esos cárteles los que entre sí se asesinan, cuelgan, sepultan en fosas clandestinas, queman y diluyen en ácido a sus oponentes y que también en ocasiones asesinan a terceros inocentes, todo ello con el único fin de hacer llegar a los adictos la indispensable droga.
Habría que recordar que existe una ley más fuerte que la misma ley de la gravedad: se llama la ley de la oferta y la demanda. Esto es, que si existe una demanda de algo (drogas) habrá siempre alguien que la satisfaga. Tan es así, que si el estado lograra exterminar el día de hoy a todos los cárteles desapareciéndolos del mapa, al día siguiente aparecerían otros cárteles criminales que surtirían la demanda de los adictos.
Con estas reformas, la marihuana sale del negocio de los cárteles, cosa que los debilitará económicamente más que la persecución y combate de todos los ejércitos y policías. Esperamos que en el futuro salgan algunas otras drogas del control, pues cuando esto suceda de manera automática irán desapareciendo los cárteles con todas sus secuelas.
Si por principios constitucionales el estado no está facultado para cuidar o vigilar que el gobernado no fume ni beba este tipo de drogas, igualmente estaría inhabilitado para prohibirle al gobernado se meta o no, cualquier cosa que le dé su regalada gana, siempre que no cause daño a terceros. Por otra parte, el estado no puede ser la niñera o pilmama de los adictos.
La política de la "prohibición" lo único que ha logrado son 100 mil muertos y 16 mil desaparecidos; de ser la causante del estado de inseguridad que vive el país; de que el ejército ande por las calles haciéndola de policía, de que todas las policías se hayan corrompido y que los señores de los cárteles cosechen miles de millones de pesos y dólares, haciéndose más fuertes y poderosos cada día.
Parece que por fin vamos por el buen camino.
