Continúan los jaloneos en torno a las obras que el gobierno municipal está realizando en el centro de Torreón, fundamentalmente las críticas se centran en el tiempo que se está demorando la transformación a calle semipeatonal de la avenida Morelos que lleva 17 meses desde que se dio el banderazo inicial.
Los señalamientos y las críticas en el primer caso por supuesto que son fundadas, basta recordar los hundimientos que se presentaron al inicio del presente año en esta emblemática rúa de Torreón aun con las máquinas de las constructoras trabajando, para darse cuenta que los ejecutores de la obras hacían mal su trabajo. La excusa del constructor fue que las aguas se presentaron en temporada atípica y que por ello los sorprendió con tuberías no selladas que permitieron filtraciones que a la postre provocaran los hundimientos referidos.
Este hecho, por supuesto que dejó mal parado al alcalde Miguel Riquelme que benévolamente excusó a su director de Obras Públicas, Gerardo Berlanga Gotés, y en apariencia sólo reconvino a la empresa responsable del proyecto. Había quedado claro que no se estaban haciendo las cosas con el rigor debido y que unas lluvias inesperadas los habían evidenciado.
El asunto de los hundimientos es uno más de la cadena de demoras que lleva la reconfiguración de la multicitada avenida, el caso es han corrido casi 18 meses. El tiempo cobra la factura a los comerciantes que están instalados sobre esa calle, que ciertamente vio como desde la década de los noventa entró en declive, y lo que otrora fuera un ícono y lugar de referencia para muchos laguneros hasta hace poco más de 5 años, no era más que una ruta de edificios abandonados y en estado deprimente, hasta que empresarios comenzaron a instalar fundamentalmente bares y restaurantes, lo que le dio un impulso inicial para su resurgimiento.
Junto a esta repoblación de comercios, el centro de Torreón ha resultado beneficiado con movimientos como Distrito Colón y Moreleando, nacidos de miembros de la sociedad civil y locatarios de esa zona, que han luchado por dignificar el centro. Moreleando es el mejor ejemplo, ya que lograron revitalizar esa zona de la ciudad congregando cada tercer sábado de mes a miles de ciudadanos que encuentran en esta rúa un lugar de esparcimiento y convivencia.
Cierto es que el gobierno ha sabido reconocer lo valioso que ha resultado el movimiento y la propia repoblación comercial de la Morelos y el centro de la ciudad en general, pero la demora de tantos meses está desgastando el proyecto. Hay que reconocer también que hay ciudadanos que una vez que se les escucha, se toman atribuciones que terminan entorpeciendo lo que al final deben ser decisiones de las autoridades, y que también entorpecen la marcha de las obras.
Así pues, hoy la avenida Morelos tiene un concreto estampado bonito en el tramo de la calzada Colón a la calle Javier Mina, mismo que se prolongará por 17 cuadras, desde la González Ortega hasta la Zaragoza, por lo que se espera que al final dote de un elemento más al primer cuadro de Torreón para que éste recobre la vitalidad de una ciudad que es capaz de generar espacios públicos atractivos para que sus habitantes convivan más y mejor, restaurando el tejido social; pero es una realidad que no se ha tenido el cuidado para que la reconversión se esté realizando en los tiempos acordes con su envergadura. Qué bueno que se haga, pero ojalá y en adelante Riquelme y su equipo sean mucho más cuidadosos a la hora de emprender proyectos que requieren cuantiosos recursos, que son finalmente de los torreonenses.