Para dar continuidad a la información relativa a la actual temporada regular de la Liga Mexicana de Beisbol, LMB, en la anterior sesión de la Peña presenté los datos más sobresalientes sobre la asistencia de aficionados a los estadios y la duración de los juegos durante el pasado mes de mayo. Estos datos, a los que habitualmente se les presta escasa atención, arrojan resultados más que interesantes. Van los relativos a la duración:
De acuerdo a la información que día a día da a conocer la LMB de cada uno de los juegos que se celebran, en mayo el número de éstos fue de 221. Durante el mes, la duración promedio por juego fue de 2 horas con 56 minutos. Esta cifra se compara favorablemente con la de abril, que fue de 3 horas y 3 minutos, lo que significa que de uno a otro mes se registró una disminución de 7 minutos en el promedio. Se trata, en principio, de algo muy positivo para el espectáculo.
Tal reducción de siete minutos ocurrió a pesar de que en mayo de 2016 tuvo lugar el que es, probablemente, el juego de más larga duración en la historia de LMB, toda vez que fue de 7 horas con 34 minutos. Tuvo lugar el día 17 en Villahermosa entre el Águila de Veracruz y Olmecas de Tabasco y lo ganaron éstos en 23 entradas. Concluyó poco después de las tres y media de la mañana. Hasta ahora no ha habido un juego de más de 23 entradas y sólo otros dos han llegado a este número de episodios, pero se desconoce su duración medida en horas y minutos.
Durante mayo, el juego de 9 entradas de más corta duración fue de apenas 1 hora con 45 minutos, tuvo lugar en Mérida el día 25 entre Piratas de Campeche y Leones de Yucatán, ganado por estos últimos. Otro juego registró 1:35 horas, pero fue de 7 entradas, el día 14, curiosamente también ente los mismos equipos, pero en Campeche y fue, ganado por Yucatán.
Los promedios de duración que menciono corresponden a la totalidad de los 221 juegos, con independencia del número de entradas que tuvieron. Por ello, debe aclararse que en mayo hubo 13 jornadas con doble cartelera, es decir, dos juegos el mismo día, lo cual significa que fueron 26 encuentros (12% del total) pactados en principio a 7 entradas. Algunos así oficialmente programados por LMB (que insiste en este absurdo, verdadero atentado contra el beisbol como espectáculo), y otros que impone la necesidad al no haberse podido celebrar el del día anterior por condiciones climáticas adversas, que es la única causa, o cualquiera otra de fuerza mayor, que las justifica. Es significativo que 4 de esos 26 juegos de doble cartelera se fueron a "entradas extras", tres a 8 y uno a 9 episodios. ¡Vaya, si es grande el beisbol!
Además, 20 de los juegos oficiales a 9 entradas se fueron a extrainnings, como sigue: 8 a 10 capítulos, 4 a 11, tres a 12, uno a 13, dos a 14, uno a 15 y el ya mencionado de 23 entradas.
En mayo, 14 juegos se efectuaron en Torreón. Su promedio de duración fue de 2:56 horas, igual al general; el de mayor duración fue de 3:59 (a 12 entradas el día 22) y el de más corto tiempo registró 2:19 horas, el 6, ambos contra Monclova y los dos ganados por Vaqueros.
Hoy se reúne la Peña Beisbolera de La Laguna, en el lugar de costumbre, a las 7 pm. Todos son bienvenidos.
Juan Antonio García Villa
Jagarciav@yahoo.com.mx
No se ustedes, queridos amigos de la Comarca Lagunera y de Ciudad Victoria, pero yo amanecí con una tremenda cruda luego de la eliminación de México en la Copa América Centenario, pero no vayan a creer que es el producto de haber bebido en grandes cantidades, sino por la forma en que el equipo tricolor fue avasallado por los chilenos.
Esta película la hemos visto decenas de ocasiones. Todo arranca muy bien, se llena de elogios a jugadores y técnicos, la prensa se vuelca con datos para reforzar que ahora sí va la buena, el público se entusiasma y ¡pum!, estalla el globo verde y nos deja una sensación de vacío.
A México el sábado en Santa Clara simplemente le caminaron por encima. El resultado pone a los verdes por debajo incluso de Haití, que siendo el más débil cuadro del torneo no se comió una goleada como la que le metieron a los aztecas.
Los mismos que inflaron el globo ahora despotrican y buscan culpables. Lo primero es pedir la cabeza de Juan Carlos Osorio, pero en chilpachole y la pregunta que me surge es: ¿y los jugadores?
Porque siempre es la misma. Que si el clima, que si el público, que si el árbitro, pero la cosa es que no se pasa de perico perro y el papelón está como de pena ajena.
Chile jugó exactamente como se esperaba que lo hiciera el Tri. A cara de perro, con el cuchillo entre los dientes, cerrando los espacios y disputando cada balón como si en ello les fuera la vida.
Del otro lado vimos a un cuadro displicente, desenchufado y hasta temeroso. Los extremos voladores, Corona y Lozano, no desbordaron más que una sola ocasión y la defensa hizo más agua que el Titanic.
La racha sin perder del equipo nacional se extendía arriba de la veintena. No todos los dirigió Osorio, ya que se abonan los de Miguel Herrera y Ricardo Ferreti, pero el despertar resultó sumamente doloroso.
Los constantes cambios en la alineación del técnico colombiano es una cuestión para el análisis. Simplemente nadie en el mundo lo hace. Los más reconocidos directores técnicos del orbe tienen un once titular y aprenden a manejar su baraja de suplentes. La goleada viene a mermar la credibilidad de Osorio al interior del grupo que es donde más fuerte debería estar.
El futuro no traerá nada nuevo. Como en cada fracaso, el tiempo curará las heridas, el público volverá a ilusionarse y la prensa agarrará su bote de helio para inflar, una vez más, el globo verde.
No van a correr a Osorio, convocarán a los mismos de siempre y se calificará al Mundial de Rusia porque los rivales son muy malos. El proceso será el mismo de siempre y usted y yo, querido lector, volveremos a amanecer, como hoy, sumamente enojados.
Ahora a ver las semifinales donde está un odioso rival como Estados Unidos. El gigante de la CONCACAF duerme una plácida siesta. ¿Hasta cuándo?
Arturo Brizio Carter
Apbcarter_1@hotmail.com
