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La trata se extiende a las Redes Sociales

HAY VARIOS FACTORES DE RIESGO QUE AUMENTAN LA VULNERABILIDAD DE LAS PERSONAS

ELIA BALTAZAR

Al otro lado de la línea telefónica, hay una mujer joven con voz entrecortada, débil. Tiene 25 años y fue rescatada durante un operativo en el Centro Histórico de la Ciudad de México, junto con otras 17 jóvenes víctimas trata con fines de explotación sexual.

A ella la engancharon en Huehuetoca, Estado de México, donde vivía con su madre, un padrastro y dos medias hermanas menores. Tenía 19 años y "un hombre mayor", ahora en prisión, comenzó a seducirla. "Me regalaba flores, dulces, me acompañaba a todos lados, y yo me enamoré", dice.

Poco a poco, la separó de sus amigas y su familia, la convenció de dejar su casa y huir con él a la Ciudad de México, donde le prometió una vida juntos. "Llegamos a un departamento chiquito, sin teléfono. No me dejaba salir ni hablar con nadie, y comenzó a maltratarme". De los insultos, pasó a los golpes y la violación. "Me embaracé y ya no supe qué hacer".

Por eso aceptó trabajar para él en aquel bar donde se prostituyó durante 5 años, de martes a domingo, siempre bajo la mirada de aquel hombre que la vigilaba y la amenazaba. "Me decía que si escapaba, me encontraría y sería peor para mi hijo y para mí".

Ella no sabe quién avisó a las autoridades ni cómo llegaron al lugar los policías que las rescataron. Pero lo agradece. Por temor y vergüenza, no volvió a su casa. Pero ahora vive con tres chicas más rescatadas de aquel lugar y trabaja en una tienda. "Otra de ellas también es mamá y nos ayudamos para cuidar a los hijos".

El enamoramiento y la seducción, las ofertas engañosas de empleo, el secuestro y hasta la venta por parte de las familias son los método más recurrentes de los grupos criminales dedicados a la trata de personas en México, advierte la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el "Diagnóstico nacional sobre la situación de la trata de personas en México".

El procedimiento para engañar a las víctimas de trata es común y así lo demuestra el testimonio de un tratante, recabado por la CNDH en el mismo documento: "Después que la chava acepta irse a vivir contigo, la tienes que empezar a 'trabajar'. La tienes que convencer de que su futuro está en otro lado. Por ejemplo, tú le dices que eres comerciante y que hay una buena oportunidad en Guadalajara para que vendas ropa o lo que le hayas inventado; así, la sacas de los lugares que conoce. Como las chavas tienen 15 ó 16 años, todavía están cerradas de ojos, entonces llegan a un lugar que ni conocen, en el que no se saben mover, la empiezas a hacer que dependa de ti para todo [...]".

Pero ahora hay además otras maneras de acechar a la víctima. El internet y las redes sociales han abierto un flanco más de riesgo en el delito de trata, advierte Teresa Ulloa, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe.

"Es un tema muy grave, que no se está atendiendo con la celeridad ni el compromiso que requiere", dice.

Asegura que actualmente su organización atiende varios casos de víctimas enganchadas a través de redes sociales. Pero hay trabas que hacen lenta la ayuda y complican la búsqueda, afirma. Sobre todo la interpretación de la ley que hacen los operadores del nuevo sistema de justicia.

Para empezar, dice, insisten en esperar 72 horas para abrir la carpeta de investigación, porque siguen pensando que la víctima se fue con el novio. "Es un tiempo perdido valiosísimo, pero no entienden que en ese periodo pudieron sacarlas de su entidad y hasta del país".

Ya en la búsqueda, explica, hay que atravesar una serie de requisitos que prolongan la posibilidad de hallar a la persona. "Por ejemplo, para poder pedir la dirección IP de una cuenta de Facebook, por nombrar alguna de las redes sociales, hay que ir con un juez de control y solicitar esa información, y lo mismo para ubicar un teléfono celular".

La ayuda para la localización depende además de la Policía Federal Cibernética, pues hay estados que no cuentan con equipo o cuerpos especializados para combatir este tipo de delitos. "Es un procedimiento muy tardado para un delito muy complejo", advierte Ulloa.

PERSONAS USADAS PARA DIFERENTES FINES

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la trata como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas. Esto mediante amenazas, el uso de la fuerza y otras formas de coacción. Involucra el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder, una situación de vulnerabilidad, la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.

Las personas explotadas son utilizadas con diferentes fines, como la explotación sexual (prostitución forzada, pornografía, pedofilia, turismo sexual, entre otros), explotación laboral doméstica, en fábricas y trabajos agrícolas, y explotación en prácticas varias como la mendicidad, venta de órganos y embarazos forzados con fines de adopción.

De acuerdo con la CNDH, cualquier persona puede resultar víctima de trata desde el momento en que se encuentre en posibilidad de satisfacer la demanda de algún potencial cliente dispuesto a utilizar los trabajos y servicios de personas forzadas a esto, o dispuesto a conseguir, por cualquier vía, órganos, tejidos o sus componentes, o dispuesto a pagar por servicios sexuales.

Sin embargo, hay factores de riesgo que aumentan la vulnerabilidad de las personas, dice Adriana González Veloz, coordinadora del Programa de Derechos Humanos del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS).

Entre otros, "la baja autoestima, la falta de autocontrol y de información, vivir con una discapacidad o depender de una adicción", dice.

También juegan en contra condiciones como la violencia generalizada, la discriminación por género, las carencias sociales y un sistema de justicia deficiente, dice. "Todo eso hace vulnerable a una persona frente a quien busca mercantilizarla".

"Es un delito complejo que involucra el reclutamiento, traslado, acogida o recepción de personas con fines de explotación de distinto tipo, y ocurre en diferentes puntos: el lugar de origen, el tránsito y el destino, lo que hace más difícil su persecución y castigo", advierte Ulloa.

Para Ulloa, los casos más complejos de la trata de personas son aquellos que involucran la explotación sexual y la delincuencia organizada, y que muchas veces terminan en feminicidio, como sucede con 10% de los casos que documenta su organización.

"Secuestran a la víctima, la prostituyen o la entregan como regalo al jefe de plaza y, al final, cuando se de ella, la matan o para que no hable y no diga dónde la tuvieron ni pueda identificarlos", afirma.

Sin embargo, demostrar el delito de trata no es fácil, y un problema, entre muchos, es la manera como los operadores de justicia interpretan la ley al momento de acreditar los casos de trata, dice.

"Muchos jueces están subsumiendo la explotación dentro de la propia trata, y la ley está redactada para que haya un curso real de delitos, es decir, para que se acumulen todos ellos y la explotación, la esclavitud, la servidumbre o la manera en como se explote a la persona corra a partir de terminó el proceso de trata, digamos", resalta.

Ahora, además, el nuevo sistema de justicia penal ofrece facilidades a los implicados cuando se acogen a los beneficios del procedimiento abreviado. "Si ellos se someten a ese procedimiento y reconocen los hechos, entonces les dan la mínima pena de los delitos".

Incluso, dice, algunos tratantes han metido amparos y los han ganado, después de optar por el procedimiento abreviado.

Para Adriana González, del CEIDAS, el principal problema para abatir la trata de personas es la corrupción y la impunidad. "México sigue sacando instrumentos, pero sin una sanción efectiva para los responsables", afirma.

Lejos de estándares

A pesar de sus esfuerzos "significativos", el gobierno mexicano no cumple con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas, advierte el gobierno de Estados Unidos en su más reciente "Reporte sobre el tráfico de personas", publicado en junio pasado por su Departamento de Estado.

El documento advierte que una de las causas del problema en México es la complicidad de las autoridades.

Hay constantes informes sobre la complicidad oficial, advierte el reporte. A pesar de ello, en 2015 las autoridades mexicanas no informaron sobre algún procesamiento o condena de funcionarios públicos implicados en trata y desde 2010 no han condenado a ninguno, apunta.

La corrupción y la impunidad, afirma el informe, propician que sólo 2 de cada 100 casos (2%) terminen con una condena para el tratante.

De acuerdo con el reporte del gobierno estadunidense, en el país hay 674 personas detenidas por el delito de trata, y 578 personas enjuiciadas. De ellos, 414 son hombres y 157 son mujeres. Sin embargo, no está claro cuántas de estas condenas fueron por el delito de trata, como lo define el derecho internacional.

El documento advierte que en 2014 el gobierno mexicano no reportó el número de enjuiciamientos o condenas por tráfico, mientras que en 2015 hubo 86 traficantes condenados, involucrados en 36 casos.

En comparación, en 2014 hubo identificadas 1,842 víctimas de trata y 1,814 en 2015. De ellas, 784 fueron explotadas para sexo comercial, 470 para trabajo forzado, 382 para la mendicidad forzada, 17 para la criminalidad forzada y 161 no especificadas.

Hay además 250 investigaciones federales en curso y 415 estatales, señala el reporte.

El gobierno estadunidense reconoce que aun cuando la recolección de datos mejoró en 2015, los datos sobre la identificación de las víctimas y la aplicación de la ley son a veces poco fiables.

Deficiencias en el sistema de justicia

Ulloa y González coinciden en su preocupación por la deficiencia del sistema de justicia, la actuación de sus operadores y las herramientas legales para combatir la trata de personas.

El artículo 10 de la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas la define como "toda acción u omisión dolosa de una o varias personas para captar, enganchar, transportar, transferir, retener, entregar, recibir o alojar a una o varias personas con fines de explotación".

Esta legislación hace un diferencia entre las sanciones para castigar la trata de personas y los tipos penales para las distintas formas de explotación, explica Adriana González. "Actualmente la ley establece 26 tipos penales para combatir la trata de personas y los delitos de explotación, y ha sido muy polémica en cuanto a sus nuevos conceptos", dice.

Sin embargo, dice González, es todavía común confundir la trata con la explotación, sobre todo sexual. Pero no es lo mismo, advierte.

La CNDH define la trata como un delito que involucra, activa o pasivamente, a varios sujetos: la víctima, es decir, el sujeto pasivo del delito, quien resiente la acción delictiva por parte de uno o varios tratantes, responsables de la captación, traslado, entrega y recepción de una persona con fines de explotación; el tratante-explotador -por ejemplo, el dueño o administrador de algún establecimiento-, quien recibe y explota a la víctima, y el consumidor o cliente-explotador.

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