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La visita

Diálogo

YAMIL DARWICH

La visita del Papa de los católicos, fue para México una excelente oportunidad de reflexionar sobre nuestra realidad; la pregunta que debemos hacernos es: ¿atenderemos?

Para nadie son desconocidos los problemas nacionales; sin embargo, el aturdimiento intelectual y espiritual por la cronicidad de los mismos es evidente y prueba de ello son las encuestas que denuncian: "el mexicano considera normal a la corrupción". Desde luego que me negó a aceptar esa postura determinista, …¿y usted?

Habrá que ver el fondo y no solamente la forma; más allá del boato de recibimientos, reuniones y despedidas; confirmar de nueva cuenta que nuestra idiosincrasia incluye al cristianismo y como punto de unión a la Virgen de Guadalupe entre la mayoría de católicos creyentes.

No me refiero únicamente a cuestiones de religión y fe, incluya el sentido dado a las tradiciones y fechas conmemorativas, parte de la triada de la cultura -creencias, usos y costumbres e idioma-.

Antes de arribar a México comentó: "Yo voy a ir para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes para que los problemas de violencia, de corrupción y de todo lo que ustedes saben que está sucediendo se solucionen". ¡A ver si los aludidos entienden! …¿usted qué piensa?

En el avión, Valentina Alazraki, le regaló películas de Cantinflas, que lo hicieron comentar que siente "entrar como en un túnel del tiempo". Sin duda, el Papa Francisco I, es conocedor del surrealismo que le esperaba en nuestro país, aquel que sorprendió a André Bretón.

Aunque la "sacudida" intelectual y moral ha llegado a sus destinatarios, muy probablemente no haremos acuse de recibo; unos por no registrarlo, otros por no entenderlo y algunos más por haber desarrollado inmunidad.

Le comparto algunos mensajes significativos:

Dicen que "el buen juez por su casa empieza" y arengó -regañó- a obispos y sacerdotes: "no pierdan tiempo y energías en cosas secundarias, en habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera"… "Si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, díganselas, pero como hombres, en la cara, como hombres de Dios que después van a rezar juntos, a discernir juntos, y si se pasaron la raya, a pedirse perdón y a mantener la unidad del cuerpo episcopal".

También: "los pastores de la Iglesia deben presentar un coraje profético, comenzando un acercamiento con las familias, a la periferia humana; involucrándose con comunidades parroquiales, con escuelas, las comunidades políticas y las estructuras de seguridad (…). ¿Obedecerán?

Al crimen organizado: "se ahogan tantas vidas, sea la de quien muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada"… "Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que él narcotráfico representa para toda la sociedad mexicana, comprendida la Iglesia".

También les habló a los ricos y poderosos, a quienes describiera un periodista, durante el recibimiento en el aeropuerto: "En las gradas: vimos a los de arriba aplaudiendo con las manos y a los de abajo con las joyas".

Les dijo: "para construir un futuro esperanzador en México, se necesitan hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común" (…) "cuando se busca el camino del privilegio tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo" también advirtió: "esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, a amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos".

El sistema político mexicano, con sus políticos y politiqueros, también recibió el llamado: "No es que le falte capacidad para cambiar las cosas, es que la estructura se lo impide" (…) "para construir un futuro esperanzador se necesitan hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común".

Les prescribió una receta: "el acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz".

Sobre los desaparecidos, incluidos los 43 de Ayotzinapa, afirmó que: "Dios se acerca al corazón sufriente, pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos".

Habrá que agregar el reclamo que nos hace por la desatención a los indígenas y la atención del cuidado que debemos tener con la familia.

Sin duda, la corriente manifestada por Francisco, incluidas las oraciones ante el sepulcro de Samuel Ruiz, define su tendencia modernizadora para la Iglesia Católica, reaccionaria, de lucha por los desprotegidos, con el sentido liberal ignaciano. ¿Entenderemos?

ydarwich@ual.mx

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