La polémica como espectáculo
Allá por los años ochenta, viviendo en Monterrey, encontré en la televisión capitalina un programa que de inmediato me fascinó. En realidad, era un programa dentro de otro.
La emisión era "Sábados con Saldaña", o algo así, que duraba tres o cuatro horas. Lo que me conquistó al punto fue la última hora titulada "Sopa de Letras", donde aparecía un grupo de expertos, muy expertos en los asuntos del idioma, tema que siempre me ha interesado sobre manera.
El conductor era Jorge Saldaña, un tipo que me parecía algo ostentoso y del que tenía yo referencia de haber sido muy popular conduciendo un programa de entrevistas llamado "Anatomías".
En "Sopa de Letras", se hablaba con mucha autoridad, con mucho conocimiento acerca de los orígenes y significados de palabras, especialmente del idioma español, lo cual se hacía en medio de una charla amena e interesante.
Me encantaba escuchar al Dr. Ernesto de la Peña, a Pedro Brull, Leonardo French y al maestro Arrigo Coen, entre muchos otros, y me divertía con las ocurrentes rimas de Don Panchito Liguori.
¡Cómo me gustaría estar ahí!, pensaba yo, que deseaba ardientemente poder platicar en vivo con tantos conocedores acerca del tema que más me ha interesado siempre y que es el uso correcto del idioma. Luego, pasó el tiempo y el azar me llevó a la TV local y a publicar una columna periodística donde me atrevía a tratar de hacer lo mismo, comentarios acerca del idioma.
Un día, recibo una llamada de larga distancia y una voz muy característica me dice: Mire, Sr. Espinosa, habla Jorge Saldaña, y empezó a explicarme quien era él, pero yo lo interrumpí: ¡Jorge Saldaña! ¡El conductor de Sopa de Letras! ¡Qué gusto! Saldaña había visto mi columna en un periódico y me llamaba para invitarme a participar en la nueva versión de Sopa de Letras que estaba haciendo en la TV veracruzana.
Después de vencer algunas dificultades, finalmente llegué a estar ahí sentado en Sopa de Letras hablando de mi tema favorito. Si fuera yo más cursi de lo que soy, diría que esa fue la realización de un sueño.
Tuve así la oportunidad de conocer y ser conocido por Jorge Saldaña, un señor polémico que decía con mucho orgullo que de casi todas partes lo corrían porque tenía la costumbre de decir las cosas como son.
Por eso, cuando me enteré que Saldaña a los 83 años había partido a descifrar el misterio entre la vida y la muerte, la lamenté de veras.
ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: comodijo2@hotmail.com.
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Angie Castle pregunta: ¿Cómo se dice, nomás o nadamás?
RESPUESTA:
En el diccionario, aparece la palabra "nomás". También, puede decirse "nada más", separado en dos palabras.
Me voy con esta reflexión: El primer paso hacia la filosofía es la incredulidad. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
Por: Juan Recaredo