Un muy útil libro de consulta
Cuando éramos chiquillos, lo que más nos gustaba en el período previo al día en que empezaban las clases, era la compra de los libros. Para los papás, era un tormento por el gasto anual que representaba ir a la librería y papelería y comprar el libro de Historia Universal, el de Aritmética, Geografía, Civismo y no sé cuántas cosas más.
Luego, también "me da 5 libretas del número tantos, un problemario, un diario de tres manos, una regla de 50 centímetros, un juego de geometría de plástico reluciente" (nunca recuerdo haber usado el transportador, ni siquiera entendía muy bien para qué servía) y todo olía a nuevo, a papel recién hecho… Todo eso nos hacía felices, aunque sabíamos que "al rato" íbamos a traer el cuaderno todo manoseado, mantecoso y los libros medio desencuadernados, etc.
Pero el libro que más me encantaba era un pequeño diccionario que siempre venía incluido en la lista de libros. Disfrutaba mucho abrirlo y buscar palabras para saber cómo las definían ahí.
El escritor Anatole France, un día que andaba muy claridoso, dijo: "un diccionario es el universo por orden alfabético. Es el libro por excelencia. Todos los demás están ahí contenidos. Ya nada más hay qué saber sacarlos…".
Sabias aunque un poco demasiado obvias las palabras de "Don Ana", así que hay qué hacerles caso. Hay qué tener siempre a mano un diccionario. Antes había que comprarlo y guardarlo, y sobre todo usarlo. Ahora, con los avances tecnológicos que nos da el Internet, podemos consultar infinidad de diccionarios que están ahí, en la computadora, la tableta o lo que sea, esperando que usted y yo los consultemos.
Marcando unas cuantas teclas podemos consultar ahí al Diccionario de la Real Academia Española, que aunque, como todo, tiene algunos detalles criticables, es el resultado del esfuerzo conjunto de un grupo de académicos notables del mundo de habla hispana y nos dan una magnífica orientación sobre el significado de las palabras, además de la forma correcta de utilizarlas al hablar o al escribir.
Otro diccionario muy útil que es conveniente tener impreso o localizado en internet es el etimológico, el que nos dice cuáles son las raíces de cada palabra y cómo ha evolucionado ésta a través del tiempo.
Además, hay diccionarios de mexicanismos, de regionalismos y de barbarismos. Hay diccionarios de lugares geográficos y gentilicios y hay también diccionarios técnicos especializados en medicina, psicología y muchas otras áreas del conocimiento.
Lo importante es que los tengamos localizados y sobre todo que los consultemos.
ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: comodijo2@hotmail.com.
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Leonardo Ramírez. ¿Cómo se dice, acera o banqueta?
RESPUESTA:
Son cosas diferentes. La acera es el lado de la calle. La banqueta es el bordo de cemento por el que caminamos.
Me retiro con esta frase. Si se conociera el misterio de la muerte, se perdería el placer de vivir. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA Por: Juan Recaredo
