Inventando palabras sin significado
Filiflama alabe cundre // ala olalúnea alífera // alveolea jitanjáfora // liris balumba salífera. // Olivea oleo olorife // Alalai cánfora sandra // milingitaria girófora // ula ulalundre calandra.
¡Dios mío! - exclamará usted - ¿Qué quiere decir eso? Y yo le contesto tranquilo: ¡Nada! ¡Nada! ¡Nadita de nada! Lo que pasa es que a un escritor cubano, que se llamaba Mariano Brull, un día le dio por ponerse a inventar palabras y confeccionó un poema con puras palabras inventadas por él y que tenían todo para ser auténticas, todo, menos un significado.
La idea de Mariano - que por cierto se cumplió tal cual -, era provocar en el lector desde una leve sonrisa hasta una sonora carcajada, pues aunque las líneas de este poema, no nos digan nada en cuanto a su significado, sí tienen la capacidad para hacernos sentir de qué hablan, ya que son de una sonoridad tal que transmiten un mensaje y le dan musicalidad al texto.
Cuando este poema titulado "Leyenda" cayó en manos de Alfonso Reyes - El regiomontano universal -, le fascinaron y sacó del texto de Brull una palabra con la que bautizó a todas, a todas estas palabras que sin tener un significado, le dan forma y sentido a un texto: son las jitanjáforas.
En "La experiencia literaria", Alfonso Reyes dice que estas palabras "no se dirigen a la razón, sino más bien a la sensación y a la fantasía, no buscan un fin útil, sino que juegan solas, casi solas".
Su nombre - el de las jitanjáforas - ya está incluido en el Diccionario de la Real Academia Española, que las define como: "Enunciados carentes de sentido que pretenden conseguir resultados eufónicos", en donde eufónicos quiere decir que suenan bien o que se oyen bien.
Aquí le tengo también un fragmento de un poema del bogotano José Manuel Marroquín, quien, en lugar de inventar las palabras, las corta y cambia mitad por mitad. El resultado es algo muy gracioso que yo titularía: "A los ven de tu piesana", y dice: Ahora que los ladros perran, ahora que los cantos gallan, ahora que albando la toca las altas suenas campanan; y que los rebuznos burran, y que los gorjeos pájaran y que los silbos serenan y que los gruños marranan y que la aurorada rosa los extensos doros campa, perlando líquidas viertas cual yo lágrimo derramas y friando de tirito si bien el abrasa almada, vengo a suspirar mis lanzos ventano de tus debajas.
ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: comodijo2@hotmail.com.
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Armando Medina quiere saber cuál es la forma correcta, "Sólo quiere que lo suelde" o "Sólo quiere que lo solde".
RESPUESTA:
Lo correcto es "sólo quiere que lo suelde". El verbo soldar es irregular y en el modo subjuntivo se conjuga así: yo suelde, tú sueldes, él suelde, etc.
Termino con esta bomba yucateca que parece casi un trabalenguas: No juegues con mi conciencia, detén tanto tonto intento, detén tanto tu contento o atente a las consecuencias. ¡Boooomba! ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
Por: Juan Recaredo