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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Juan Recaredo

Cómo ponerle nombre a los animales

Cuando no era más que un imberbe puberto, a veces me ponía a jugar pensando en lo que haría si yo hubiera sido Adán. Empezaba a imaginar todos los placeres que podía darme sin que hubiera alguien que me lo impidiera, aunque luego llegaba a la conclusión de que aparte de todos esos gustos, el llamado "nuestro padre" Adán también tenía mucha chamba.

Una de los más complicados trabajos era ponerle nombre a las cosas. ¿Cómo le haría Adán, por ejemplo, para ponerle nombre a los animales? En un libro, me encontré una vez que los animales, o por lo menos muchos de ellos, deben su nombre a las diferentes características o circunstancias en que viven.

Por ejemplo, el oso hormiguero debe su nombre a su sistema de mantenimiento. Claro, porque se mantiene comiendo hormigas, que son su platillo favorito. Los perros y los gatos generalmente deben su nombre a su lugar de procedencia, o sea, que su nombre es un gentilicio: el gran danés, el pequinés, los gatos siameses o los de Angora, por mencionar sólo algunos. Luego, si investigamos un poco, a lo mejor resulta que a los gatos siameses en Siam ni los conocen. Pues es bastante probable, porque además hace mucho que Siam ya no existe, ahora ese país se llama Tailandia.

Hay animalitos que llevan en su nombre su medio de locomoción, como el saltamontes y el dromedario, porque la palabra dromedario viene del latín dromedarios, que en cristiano significa correlón.

El erizo y el puerco espín se llaman así en función de su sistema de defensa. En esta clasificación, tal vez podríamos incluir a la serpiente cascabel, aunque la verdad es que con los cascabeles no ataca, solamente advierte que va a atacar, pero cuando te muerde (no pica, muerde) lo hace con los dientes, como es la clásica manera de morder.

El petirrojo es un pajarillo que con sólo decir el nombre ya estamos diciendo como es, porque tiene el pecho rojo, ¿y la ballena azul? Pues es azul, no voy a pensar que es anaranjada o roja, ¿verdad?

El pájaro carpintero comparte sus gustos con el oso hormiguero, aunque su nombre (el del pájaro) tiene relación con un oficio más que con su sistema de mantenimiento. Y es que el pájaro carpintero no hace sillas, ni fabrica mesas o puertas de madera. Picotea el tronco de los árboles, aferrado como político al presupuesto, pero pica para hacer o escudriñar hoyitos, porque dentro de los hoyitos, hay hormiguitas y otros insectos que son sus favoritos.

La rana se llama rana porque su sonido característico se oye como raaaaana, raaaaana, aunque en Estados Unidos hace froooog, frooog. Es como el búho que hace buuuuuuho, buuuuuho, que en la noche oscura se oye como que lo hace adrede, con la intención de asustarnos… y nos asusta.

ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: comodijo2@hotmail.com.

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Lourdes Ramírez quiere saber ¿por qué dicen que cobra vida, por ejemplo... un robot, una caricatura o un personaje? ¿Por qué decimos que "cobró vida"?

RESPUESTA:

En el Diccionario de la Lengua Española, el verbo cobrar presenta 12 significados. Uno de ellos es "recibir dinero como pago de una deuda", pero también tiene el significado de adquirir, recuperar, reparar y otros. En el caso que usted cita, el verbo cobrar se usa como adquirir.

Reflexión para terminar: El verdadero saber es saber que no sabes nada. Ese es el significado de la verdadera filosofía. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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