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Las prepas y sus recuerdos

Mirando a fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

ENTRADA.- Eran otros tiempos. Nuestra ciudad no tenía una sola universidad, lo máximo eran tres escuelas preparatorias que recibían a los jóvenes laguneros a cursar la prepa para poder ingresar a la universidad. Las que recuerdo eran: la de Jesús María del Bosque, la Venustiano Carranza y la Pereyra. En aquellos mismos años las únicas universidades posibles a inscribirse no eran otras que la de Nuevo León, la de Guadalajara o la UNAM en la Ciudad de México.

SOPA.- Entonces no existía la Ibero, la del Valle de México, el Tecnológico de Monterrey, la UANE, la UAL ni la Milenio. No había tampoco ninguna de las facultades de la UAC. Entonces no existían las decenas de centros universitarios y tecnológicos que ahora tenemos y que pueden satisfacer el anhelo de todo lagunero que quiere hacer una carrera profesional sin la necesidad de salir de Torreón.

Así las cosas, trataré de recordar a la juventud dorada de la Venustiano Carranza, ubicada entonces frente al Bosque de Torreón por los años cincuenta.

PLATO FUERTE.- La Venustiano Carranza era gratuita mientras las otras relacionadas eran de paga. Aquélla la había construido Don Raúl López Sánchez, dinámico lagunero que fuera diputado federal, gobernador de Coahuila, senador de la República y secretario de Marina en el régimen de Miguel Alemán y además, precandidato a la presidencia de la República. Todo eso en seis años.

De aquella preparatoria egresaron muchos estudiantes que al pasar de los años lograron altas responsabilidades en la vida política, cultural y económica de Coahuila y del país.

Vienen a mi memoria los nombres de Víctor Manuel Requejo, Martín Reyes Vayssade, Pedro Sáenz Cepeda, Rodolfo Veloz Bañuelos, Jaime Ramírez Amador, Héctor Nieto Aráis, Alberto Mayagoita, Marco Antonio y Sergio Soto, Arturo Humphrey Salinas y muchos otros que desgraciadamente por el momento se me escapan.

Todos ellos emigraron a la Ciudad de México para continuar sus estudios universitarios. Llegaban a la terminal de autobuses ubicada en la avenida Insurgentes Sur sin conocer una sola persona y sin ninguna relación. En esa desamparada situación supieron enfrentarse a los retos que les exigía a los fuereños la gigantesca ciudad, y que las más de las veces, se traga finalmente a los provincianos que osaban retarla. Pero con nuestros amigos las cosas fueron diferentes. Instalados en modestas casas de pensión preferentemente de la colonia Roma, viajaban inclusive tomando dos autobuses urbanos para llegar hasta la flamante Ciudad Universitaria recientemente inaugurada.

En casi iguales condiciones llegaron a la Capital los egresados de las otras preparatorias como Feliciano Cordero Sánchez, Francisco Aguilera Méndez, Manuel García Peña, José Arizpe Uribe, Miguel y Víctor González Avelar, Francisco Torres Larriva, Manuel Negrete, Manlio Gómez Uranga, Rodolfo Mijares Gómez, Héctor Humphrey Sierra, Julio Porres y otros más.

Con el tiempo y a base de esfuerzos y férrea tenacidad, de entre aquellos jóvenes salieron propietarios de bancos, secretarios particulares del "Che" Guevara, diputados federales y locales, presidentes municipales, senadores y líderes del Senado, fundadores de la terrible Liga Espartaco, secretarios y subsecretarios de Educación Pública y Cultura, escritores, poetas, distinguidos abogados y notarios públicos, directores del Registro Público de la Propiedad en el Distrito Federal, magistrados del Tribunal Agrario, subdirectores del Infonavit e Indeco, directores de empresas constructoras, altos funcionarios del gobierno federal y estatal.

 POSTRE.- Desgraciadamente algunos ya se nos anticiparon en el viaje eterno, pero otros están en receso recordando sus andanzas en aquella hermosa ciudad capital. Rememorando la soledad de aquellas terribles tardes de los domingos esculcándose los bolsillos de los pantalones, buscando dos pesos para ir al cine Teresa, Estadio, México, Encanto o Ritz. Y los sábados buscando un bar o cantina barata como el Kid Cat's, los SEP's. También peregrinando con la falsa esperanza de poderse infiltrar en alguna fiesta familiar sin haber sido invitado, pero eso sí, sorteando las miserias y precariedades económicas de todo estudiante que se respete.

 DIGESTIVO.- El tiempo se fue, pero los recuerdos y las imágenes quedan tercas en la memoria de aquellos años felices en que todo nos parecía que estaba muy bien; y el mar nos parecía poca agua para hacer un buche.

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