(Primera parte)
¿Por qué me atraen tanto las vías del ferrocarril? ¿Por qué ejercen en mi estado de ánimo, en mi espíritu, en mis recuerdos, esos sentimientos controvertidos de nostalgia, euforia, tristeza, alegría, sin importar a que destino me conduzcan y cuánto me tarde en llegar?
Recuerdo una caricatura de hace muchos, muchos años, donde la imagen de un niño dando la espalda, que me lo imaginaba enojado, disgustado, marcha por un camino y con un hatillo a espalda, abandona el hogar paterno; me daba la impresión de un infante enojado, disgustado, tal vez con sus padres por algún regaño, siempre con motivo, supongo, "abandona el hogar", quizás en busca de un lugar, un destino donde no se le reprenda, donde no se le corrija, donde fuera libre como el viento y hacer cuanto se le viniera en gana, así me imaginaba su rostro y sus pensamientos.
Seguro estoy que en mi infancia, en mi lejana niñez, en infinidad de ocasiones, no una, sino muchas veces, mis padres me reprendieron, me regañaron, me llamaron la atención, pero, seguro estoy, jamás pensé en abandonar mi hogar. Sin embargo, de esos lejanos días, de esos lejanos recuerdos, las vías de ferrocarril siguen causando en mí una gran atracción, un poderoso imán que parecieran decirme: "¡Ven, utilízame, recórreme como siempre lo has deseado! ¡Atrévete a seguirme! Y sabrás hasta donde puedo llevarte".
En Nueva Rosita, mi amada Nueva Rosita, donde transcurrió mi niñez y parte de mi juventud, hay, todavía, unas vías de ferrocarril, un ramal, que llega hasta Sabinas, en sentido contrario, hacia el poniente, llegaban poco más allá de las afueras del único cementerio que había allá por la década de los sesenta, ahora en desuso, abandonado, pero en mi imaginación y con mis pocos conocimientos de geografía, pensaba o deducía que si esas paralelas continuaran, podían llegar a Chihuahua capital. ¡Que bellos tiempos! ¡Qué gran imaginación!
Muchos años después, al trazar una línea recta en un mapa de la República Mexicana, partiendo del mineral de Nueva Rosita, Coahuila, hasta la ciudad de Chihuahua, con sorpresa veía que no estaba equivocado.
Parece ser que por algún tiempo hubo un tren de pasajeros que llevaba de Nueva Rosita a Sabinas pasando por Agujita, si, así fue, no recuerdo haber realizado este recorrido; si jamás existió más que en mi imaginación, no deseo confirmarlo o descartarlo ante la negativa de que sólo lo haya inventado, prefiero quedarme con el recuerdo de que verdaderamente sí lo hubo.
Por: Dr. Leonel Rodríguez R.