Se acerca el final del ciclo de violencia más antiguo de América Latina. 60 años de guerra entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano. Los seis acuerdos finales son fruto de dos años de negociación informal, más cuatro años de diálogos en la mesa de negociación en La Habana, Cuba. Teniendo presente las diferencias de la realidad conflictiva entre México y Colombia, podemos hacernos algunas preguntas.
¿Qué hay en el caso colombiano que permita agudizar nuestra mirada sobre las expresiones de violencia en México?, ¿qué lecciones se pueden aprender de este proceso de paz?
Las armas no son el único camino para resolver conflictos sociales. En seis décadas ni el gobierno de Colombia venció a la guerrilla, ni las FARC-EP pudieron acceder al poder nacional por la vía armada. Según el Anuario de Procesos de Paz, en los últimos 35 años han finalizado 61 conflictos a nivel mundial, de los cuales el 77 % lo hicieron por la vía de la negociación (Fisas, 2016). La guerra declarada al narcotráfico por el "calderonismo", y continuada por el "peñismo", cada año aumenta el número de víctimas y crece el gasto público para ese combate, ¿cuánto tiempo más nos tardaremos en aprender esta lección?
Los crímenes de Estado no tienen caducidad. Como fruto del proceso de negociación se creará una jurisdicción especial para la paz, donde será prioridad conocer la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, sobre las penas punitivas. Sin embargo, delitos como ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada y formas de violencia sexual no podrán obtener indulto o amnistía (Acuerdo Final, pág. 136); cuando hayan sido cometidos por agentes del Estado se tomará en cuenta el agravante de que las organizaciones estatales tienen el compromiso de garantizar los derechos humanos (Acuerdo Final, pág. 134).
El contenido de los acuerdos se agrupan en seis puntos: reforma rural, participación política, drogas ilícitas, víctimas, cese al fuego e implementación y verificación de los acuerdos. Los contenidos de los acuerdos también son el resultado del trabajo de organizaciones ciudadanas que tienen décadas construyendo paz en diversas disciplinas y territorios de Colombia. Tercera lección, el camino de las organizaciones civiles es de mucho esfuerzo y de largo aliento.
Cuarta lección: cuando existe la intención real de arreglar un conflicto que afecta a la sociedad y se elige la vía de la negociación, no se le ponen condiciones al diálogo. En las mesa de La Habana no se condicionó el cese al fuego entre las partes, ya que era prioridad pactar una solución definitiva. Si la Secretaría de Gobernación tiene una intención real de sostener una negociación racional con la CNTE, no debería condicionar los diálogos al inicio de clases.
Lección general: las armas mataron, desplazaron, secuestraron, desaparecieron, ejecutaron extrajudicialmente, pero no pudieron ganar; el diálogo, las negociaciones y los mecanismos alternativos para la transformación de conflictos, han producido un acuerdo que apuntala las posibilidades de vivir en paz a la población más vulnerable de un país.
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