El nuestro es un país de "listos" o, más bien, los "listos" sienten que esta nación es de su propiedad. En México somos "listos", cada vez que nos pasamos un alto; nos colamos en una fila; engañamos al fisco; cobramos una "comisión" indebida; copiamos la tarea escolar; y un muy largo etcétera. Pretextos para desobedecer nos sobran; son parte de esa forma de ser "listos". Aunque claro, invariablemente nos quejamos cuando el otro, resulta ser más "listo".
Ese "listismo" es causa y efecto de muchos de nuestros males. Pensémoslo de este modo: es imposible instaurar un auténtico Estado de Derecho en una nación en la que sistemáticamente se intenta burlar la ley. ¿Cómo establecer un orden mínimo, necesario para que las instituciones funcionen correctamente? ¿De qué manera detener la avasallante corrupción, si la demanda de "favores especiales" nunca se acaba, porque todos queremos ser el primero en la fila, el que saca mayor provecho?
El gran fracaso del sistema educativo mexicano, se demuestra de manera contundente en nuestra generalizada tendencia hacia el desorden ocasionado por la multiplicidad de "yoes", exigiendo privilegios. Las escuelas mismas son reproductoras de prácticas que favorecen al "listo". La política tácita - cada vez menos silente, por cierto - de la no reprobación bajo, prácticamente ninguna circunstancia, es caldo de cultivo ideal para el "listismo". Como también lo han sido la venta de plazas docentes; las "comisiones especiales"; y otras muchas manifestaciones corruptas que enseñan, con poderoso ejemplo, que en este país "el que transa, avanza".
Esas tempranas lecciones se van reforzando de manera continua a lo largo de la vida del mexicano promedio. Una gran contribuidora a nuestra formación para el desapego a la ley es la ausencia de castigo. Los altísimos niveles de impunidad no hacen otra cosa que incitarnos a violar las normas. Y ni siquiera me refiero a los delitos; baste con apreciar cuántos automovilistas irrespetan las normas de vialidad en nuestras ciudades y la muy pequeña proporción de éstos que reciben algún tipo de sanción o, incluso, que están dispuestos a extorsionar porque prefieren pagar que acatar.
Los "listos" más "listos", están por supuesto en los gobiernos y en los partidos políticos; en las grandes corporaciones; dirigiendo sindicatos o; en la delincuencia organizada. Pero, tenemos que aceptar que en cada uno de nosotros hay, al menos en potencia, un "listo" esperando su turno para sacar ventaja, para usar el poder aplastando a los demás.