Se lucen. Kristie Macosko, Frank Marshall, Kathleen Kennedy, Kate Capshaw, Steven Spielberg, Ruby Barnhill, Mark Rylance, Claire van Kampen, Penelope Wilton, Rebecca Hall y Jemaine Clement a su llegada al estreno de The BFG.
Steven Spielberg llenó ayer de fantasía la alfombra roja de Cannes con su último estreno The BFG, un viaje a la magia y a los recuerdos de la niñez gracias al gran gigante bonachón que creó Roald Dahl.
El genio estadounidense llegó de la mano de su inseparable esposa, Kate Capshaw, y se mostró especialmente atento con Ruby Barnhill, la niña de 11 años de edad que protagoniza su película y con quien se comportó como un atento abuelo con su nieta.
También cariñoso con la pequeña estuvo Mark Rylance, que interpreta al gigante aunque en una animación muy conseguida gracias a las nuevas tecnologías.
Barnhill, que aseguraba que es algo "increíble" estar allí, explicó que mantuvo una relación muy estrecha a lo largo del rodaje con Rylance, a quien consideró "un gran tipo".
El propio Rylance sorprendió con una llamativa casaca negra y una túnica negra por debajo, rompiendo el protocolo sin pajarita ni corbata, pero tocado, eso sí, con su inseparable sombrero negro.
Hace solo tres años, Spielberg subía los escalones de la alfombra roja que llevan a la gran sala Lumière, la joya de la corona del Palacio de Festivales de Cannes, como presidente del jurado que dio la Palma de Oro a La vie d'Adèle.
En esta ocasión, el cineasta confesaba sentirse "algo más ansioso" que entonces, al tratarse de la presentación mundial de su última película.
Como parte del elenco de The BFG, la británica Rebecca Hall, muy elegante con un vestido escote palabra de honor con estampado de flores, aseguró que ser dirigida por Spielberg es muy fácil, ya que este "tiene una imagen muy precisa en su cabeza y sabe cómo hacer funcionar la magia".
La alfombra roja se vio algo deslucida por la fina lluvia que caía sobre Cannes, pero que no impidió a otras figuras del cine acercarse a acompañar al "Rey Midas" de Hollywood en su último estreno.
Entre otros, hicieron acto de presencia la actriz española Paz Vega, el sueco Max Von Sydow o las francesas Melanie Thierry y Berenice Béjo.
El humor llegó ayer a Cannes y lo hizo, sorprendentemente, de manos del habitualmente serio cine alemán, con Toni Erdmann una película que disecciona con habilidad las relaciones paternofiliales con un tono de comedia surrealista que se llevó la primera ovación de esta edición del festival. Carcajadas y buen sabor de boca es lo que dejó esta película, el tercer largometraje de la realizadora Maren Ade, que cuenta cómo "Winfried/Toni" (Peter Simonischek) intenta recuperar los lazos perdidos con su hija "Inés", una ejecutiva a la que interpreta genialmente Sandra Hüller.
Spielberg regresa a la infancia
En 1982, la imaginación de Steven Spielberg engendró una de las criaturas más maravillosas que hayan aparecido en una pantalla, el extraterrestre E.T., referencia obligada para su última obra, el gran gigante bonachón que ese mismo año inventó la pluma del autor británico Roald Dahl.
En The BFG, presentada ayer fuera de competición en el Festival de Cannes, Spielberg aprovecha las nuevas tecnologías para animar al personaje del gigante, que interpreta su nuevo actor fetiche, Mark Rylance -ganador del Oscar al actor secundario por Bridge of Spies-.
Al igual que E.T., el gigante contará con la ayuda de los niños, en este caso de la pequeña huérfana "Sophie" (la debutante Ruby Barnhill), para intentar hacerse comprender en el mundo de los adultos, de quienes se esconde cada noche en sus correrías por las calles de Londres.
Esta amistad conseguirá acabar con los malvados gigantes que se dedican a secuestrar niños para comérselos, gracias también a la intervención providencial de la reina de Inglaterra.
"The BFG" (acrónimo en inglés del Gran Gigante Bondadoso) cuenta con los ingredientes necesarios para romper las taquillas de medio mundo, aunque en su estreno en Cannes fue recibida con diferencia de opiniones.
Con algunas partes vibrantes, como el hilarante desayuno con la reina en el Palacio de Buckingham, el ritmo de la narración se hace moroso en la parte central de la película, que introduce elementos añadidos que no estaban presentes en el libro original.