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Lo que el río evidenció

NUESTRO CONCEPTO

Aunque con una avenida menor a la de años anteriores, nuevamente el paso del río Nazas puso en evidencia el escaso compromiso de la sociedad y las autoridades por cuidar el principal elemento de vida en La Laguna. Puede sonar a verdad de Perogrullo recalcar la importancia que tiene el llamado Nilo Lagunero para la comarca, pero es algo que como comunidad no debemos olvidar: sin el río simplemente esta región no sería viable de la manera en la que la conocemos hoy. Es por eso que resulta preocupante el trato que se le ha dado y que la reciente avenida ha expuesto.

Lo primero que llama la atención es la gran cantidad de basura que la primera corriente arrastró. Lo que su pudo observar -desde bolsas y ropa hasta muebles y aparatos electrónicos- deja en claro que para una parte de la ciudadanía el lecho del Nazas es un tiradero en donde es posible deshacerse de todo tipo de desechos. Pero esta conducta reprobable no sería posible sin la omisión o descuido de las autoridades, falta un sistema eficiente para que la gente pueda deshacerse de su basura fácilmente y también un esfuerzo de conciencia cívica que deberían encabezar quienes gobiernan.

La avenida también sacó a la luz, una vez más, las malas prácticas de algunas empresas cribadoras que se aprovechan de la escasa o nula vigilancia para extraer de forma indiscriminada materiales del río Nazas. Esta actividad ha provocado que en algunas partes el cauce haya desaparecido, principalmente entre la represa de San Fernando y el Cañón de las Calabazas.

Situación similar es la que ha ocurrido con empresas del Parque Industrial Lagunero que durante años han arrojado aguas de desecho industrial en el lecho, más allá del puente Solidaridad, lo que ha derivado en la formación de "diques" que obstruyen el paso del río cuando se presentan avenidas y claro, no olvidarnos de los sistemas municipales que desechan aguas negras fuera de norma e incluso algún agricultor que riega nogaleras con aguas negras y tira el sobrante sin tratamiento alguno. Aunado a esto, la construcción incompleta del canal de estiaje por parte de Conagua provocó que el agua se "represara" a la altura del puente referido y que el canal se desbordara.

Otro mal hábito que nuestra sociedad tiene con respecto al Nazas es la construcción sobre el cauce o la ribera, hecho que también se traduce en obstáculos para las avenidas y en situaciones de riesgo para la población. Mención aparte merece la demora en la construcción de dos puentes que son necesarios no sólo para agilizar la vialidad entre Torreón y Gómez Palacio, sino también para evitar vados que también obstruyen y dañan el cauce. Urge una verdadera visión metropolitana y que trabajen juntos los dos estados, se supone que los fondos metropolitanos fueron diseñados para ese fin precisamente y han acabado cubriendo el olvido de inversión pública en La Laguna que ha caracterizado a ambas capitales estatales.

Frente a lo anterior, urge que las autoridades federales, estatales y municipales refuercen la vigilancia y apliquen la ley con quienes dañan a la principal fuente de vida de la región, pero también la sociedad debe contribuir haciendo conciencia de que si el Nazas está mal, a la larga la factura la pagaremos todos.

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