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Los Coyotes

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Recuerdo que nos encontrábamos en un salón de clases de la Facultad de Zootecnia de Chihuahua, hacía un frío que calaba hasta los huesos, de esos que se confabulan con los vientos para recordarnos lo vulnerables que somos frente a los elementos del clima. El calentador de gas apenas si se daba abasto, lo digo porque nadie se quitó la chamarra ni la bufanda, si acaso un guante para poder tomar notas sobre el tema que se trataba.

Era una clase de nutrición de rumiantes, que nadie quería perderse con el Dr. Mauricio Ferreiro, y por alguna razón de la que ya no me acuerdo, el tema de la clase se desvió hacia un acalorado debate sobre los hábitos alimenticios de los coyotes y las probables pérdidas económicas de ganaderos y agricultores. Con la escasa información que existía entonces, poco a poco se fueron sobreponiendo los argumentos científicos que apoyaban lo que ahora es ampliamente conocido: que los coyotes son considerados depredadores generalistas, debido a que comen casi de todo, "su dieta varía en función de la temporada y la abundancia de alimentos, los cuales van desde pequeños y medianos mamí→ feros, hasta semillas, frutos, insectos, aves, reptiles y carroña", pero rara vez incluye a los animales domésticos, o aparecen en una bajisima proporción.

Los coyotes son animales oportunistas que cambian su dieta en base a la presa con mayor disponibilidad o fuente de alimento, y si no que se pregunte a los productores de sandía, con o sin velador, aparecen diariamente las carcasas de aquellas sandías que ya estaban listas para cosecharse. Tremendo bajón nos dieron por cierto en el predio New York de Don Pascual en Juan Eugenio.

Los coyotes han sido capaces de adaptarse a una gran diversidad de ambientes, incluyendo los degradados y/o fragmentados, y los totalmente modificados como las ciudades. Por eso no es raro que ahora se le encuentre desde Alaska hasta Panamá, aprovechando además la ausencia del lobo mexicano, su principal predador, que se encuentra en grave peligro de extinción, y que sólo se le puede ver en confinamiento total.

En los ecosistemas áridos y semiáridos de la Comarca es frecuente que nos topemos con un coyote y con dos de sus presas predilectas: las liebres orejonas y los correcaminos, sí los correcaminos ¿o acaso se había creído lo de las caricaturas?

Desde otra perspectiva, los coyotes desde los albores de la humanidad han sido parte del entorno en el que las colectividades hacián su vida social. En este sentido, dicen los antropólogos que se estableció una estrecha e íntima relación entre los coyotes y otros animales como el jaguar con algunos sectores de los nativos norteamericanos y mexicanos. Un vínculo social y simbólico como metáfora de la ferocidad guerrera, de la nobleza de los hombres y de la vida cotidiana.

Desde hace varios siglos los nativos de América del Norte y de Mesoamérica, se inspiraron en la figura del coyote para desarrollar una cosmogonía muy apegada a sus características.

Las etnias norteamericanas utilizaban como símbolo o emblema colectivo el tótem de un animal o planta, que veneraban y otorgaban un determinado valor como el de la protección. El tótem del coyote representaba el espíritu de la vida, y significaba a un animal hábil, vivo, tenaz, astuto e inteligente, que poseía la nobleza del lobo y la astucia del zorro. Un animal alegre, que disfrutaba en su medio.

"Se dice entre los indios navajos americanos, que al coyote no se le debe atacar, pues fue de los primeros animales que acompañaron a la primera mujer y hombre de la humanidad". También, en el mismo mito, "el coyote trajo consigo las semillas de la vida con el fin de ayudar a la creación de un nuevo mundo". Esta leyenda de los navajos representa al coyote como portador de vida y un nuevo símbolo del nacimiento. "Duro, persistente, y resistente, es un poderoso animal, símbolo de la supervivencia, la habilidad, y la salud."

"En la mitología mexica es el dios de las artes, señor de la música y de la danza ceremonial, guía de la adultez y de la adolescencia. Dios fiestero, incluso se decía que instigaba guerras entre humanos para aliviar su aburrimiento. Él es parte de la familia de dioses mexicas de Tezcatlipoca, y tiene sus poderes para transformarse. Los que tenían malos augurios de los dioses a veces apelaban a Huehuecóyotl (coyote viejo) para mitigar o invertir su destino. El nombre de coyote viejo tiene una connotación positiva porque en la cultura azteca los coyotes eran el símbolo de la astucia, de la sabiduría mundana, del pragmatismo y de la belleza masculina. Era utilizado en la mitología azteca para aludir a la sabiduría, los conocimientos filosóficos relacionados con la experiencia y la edad."

Quizá por todo lo anterior, ha sido frecuente, aún en la actualidad, la adopción del nombre de coyotes para simbolizar las cualidades de un grupo que pretende desempeñarse en alguna disciplina, sea académica, deportiva o en ambas. Es el caso del equipo de futbol Americano llamado Los Coyotes de la entonces Escuela Superior de Agricultura y Zootecnia (ESAZ), que se identificaba plenamente con uno de los significados del coyote: el de Juventud y vitalidad, que sin recato ni detenimiento derrochó en el emparrillado en los tiempos que le tocó jugar. En buena hora que se reúne en su Alma Mater, el primer equipo de Futbol Americano de la mencionada dependencia.

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