Foto: Archivo Siglo Nuevo
El final del siglo XX marcó un antes y un después en la historia de la civilización. La ingenuidad y la expectativa engendraron una opinión dubitativa y turbia. Según diversos análisis, los millennials son las personas que nacieron entre las décadas de 1980 y 1990 y, sustentados en este fragmento de tiempo, se dice que ejercen su sexualidad con menos frecuencia que su antecesora, la generación 'X', ¿Esto puede tener algún sustento científico? ¿La época en la que una persona nace influye en la cantidad de sexo que pueda tener? ¿La visión sobre la sexualidad humana ha cambiado a través del tiempo?
Ante ese cambio de era, muchas personas divulgaron información en la que se afirmaba que el mundo iba a llegar a su fin, otras aseguraban que los astros iban a reacomodarse para dar origen a una nueva era, otras más simplemente creían que el cambio de siglo les iba a funcionar para decidirse a mejorar su vida. Nada de esto ocurrió. El mundo ha cambiado, sí, pero debido al desarrollo tecnológico
Lo que al parecer sí ocurrió y que fue estudiado por la Universidad Florida Atlantic en Estados Unidos, fue un cambio de postura hacia el sexo en las nuevas generaciones. Según los análisis de dicha institución educativa, los millennials tienen menos relaciones sexuales que la generación X. El estudio reveló que el 15 por ciento de los jóvenes entre los 20 y 24 años de edad, nacidos en la década de los noventa afirmaron no haber tenido ninguna pareja sexual desde los 18, mientras que en los integrantes de la generación X el porcentaje era del seis por ciento cuando tenían la misma edad, esto según información difundida hace unas semanas.
Los números gritan que en la edad en la que se supone que el ejercicio sexual es más libre y frecuente, un desconcertante porcentaje de millennials decidieron abstenerse de hacerlo. Vale recordar que la explosión sexual que vivieron las personas de la generación X fue un detonador de diversidad y frecuencia nunca antes vistas.
¿QUÉ DICE EL ESTUDIO?
La Universidad Florida Atlantic se tomó el tiempo para realizar una investigación que dejó sorprendida a mucha gente, incluso a los mismos millennials, para quienes es difícil de entender cómo es que una generación anterior a la de ellos, con más tabúes, más complejos y más formalismos tuviese una vida sexual más ajetreada.
Para el análisis se encuestó a 26 mil 707 personas, quienes fueron la muestra representativa de la sociedad norteamericana que pertenece a ambas generaciones, y fue así que se encontraron disminuciones considerables en el ejercicio sexual de los millennials.
Hay teorías y opiniones que responsabilizan a la tecnología por este fenómeno. Por un lado se dice que los chats, las redes y el internet en general ayudan a ligar con más facilidad, pero por otro lado, muchos opinan que esta misma tecnología ha tornado las relaciones en frías e impersonales. Charlar cara a cara con alguien se ha vuelto una osadía, un acto heroico merecedor de un premio.
EL SEXO DESPLAZADO POR LA VIDA
Llegar cansado después de una jornada laboral larga y tediosa, el estrés de las ciudades que, con su caos y su ruido, derriban el ímpetu aventurero de las personas, la rutina que carcome y apesadumbra las sensaciones que van arraigadas a la sorpresa y la diversión; todo, absolutamente todo, puede ser un factor que inhiba el deseo sexual en una persona.
Después de los ochenta, las familias comenzaron a reducirse, el control natal fue evidente y este fenómeno se detonó con más fuerza dentro de los millennials.
Los intereses han ido cambiando con el paso del tiempo. No tener como prioridad la familia quizá no es un factor determinante para no tener sexo, porque existen diversos métodos anticonceptivos, pero, en ocasiones, el enfoque hacia la vida profesional y en varios intereses disminuyen también con contundencia los deseos de tener una o cientos de noches abrazados a la piel de alguien más.
¿A LOS MILLENNIALS LES INTERESA EN MENOR GRADO EL SEXO?
A pesar de que el citado estudio indicó con claridad que la población nacida antes de la década de 1980 tiene más sexo que los millennials, eso no quiere decir que a estos no les interese emprender el acto amatorio. ¿A quién, en su sano juicio no le gustaría tener relaciones sexuales? Lo que muestran las investigaciones es el resultado de un estilo de vida diferente; de relaciones que han perdido contacto humano por el uso excesivo del internet y las redes para socializar, de la disminución gradual en el interés por crear una familia, del miedo corrosivo por contraer el virus del VIH (recordemos que principios de los noventa, época en que crecieron los millennials fue cuando se satanizó y se divulgó de manera masiva el virus y sus daños) o alguna otra enfermedad de transmisión sexual, en el estrés que ahora invade y penetra el cerebro y en los pensamientos y las prioridades de los nuevos jóvenes que, en su gran mayoría, buscan con fiereza y ambición el progreso en sus carreras antes que el personal y familiar.
CANTIDAD NO ES CALIDAD
El problema no es que los millennials tengan más o menos sexo que cualquier otra generación, el problema podría radicar en el desplazamiento del placer por el cumplimiento de las obligaciones y la evasión de la realidad por medio de las redes.
Hoy, es más fácil simular un encuentro sexual a través de mensajes, fotografías y videos que tener una experiencia real.
La generación X era más espontanea, si querían algo tenían que conseguirlo con sus manos, con su combustible y con sus dotes de conquista. El mundo ha cambiado, la visión es diferente y las circunstancias han orillado a promover la calidad por encima de la cantidad. La abundante información para prevenir embarazos y enfermedades ha generado, en cierto grado y en cierta parte de la población, una paranoia que inhibe a la gente a disfrutar de su sexualidad.
¿Cuál es la solución? Dejarse llevar. Acercarse a la persona que nos atrae, flirtear y sumergirse en un mar de placer que nos aleje de un mundo atiborrado de presión, estrés y esclavitud.