Es necesario recuperar la parte política del poder legislativo. Los diputados, además de hacer leyes, son el contrapeso del poder ejecutivo. El legislador se considera empleado del Ejecutivo en turno, muchas veces los diputados no saben ni lo que están votando.
Afirma seguro, contundente Néstor Núñez, político de 34 años, actualmente diputado local por el distrito IX de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, es miembro de Morena, la bancada mayoritaria en esta instancia, luego de las últimas elecciones celebradas el 7 de junio de 2015.
Elegimos como tercer caso de político del siglo XXI en nuestro país a un legislador. A pesar de, pero por esa misma razón. El desconocimiento generalizado de la gente sobre la trayectoria, desempeño y papel de los políticos que identificamos con el ejecutivo en todos sus niveles es enorme. Si desplazamos la mirada al legislativo y al judicial, el desconocimiento sobre el funcionamiento de estos otros dos poderes y los representantes que lo integran es descomunal.
En el ejercicio de sus labores legislativas Néstor Núñez sostiene y promueve una política de alianzas estratégicas. Cada partido tiene su propia ideología, pero en el trabajo legislativo se tienen que propiciar alianzas entre diferentes corrientes para sacar adelante iniciativas de ley en favor de la ciudadanía. Piensa que la negociación se debe retomar como procedimiento ordinario, para reemplazar así los pactos opacos y vergonzantes. Son precisamente los acuerdos construidos a espaldas de los ciudadanos, los que han hecho mella en la confianza en los políticos. La negociación es parte sustantiva de la política misma, insiste.
Su trayectoria no es larga. Inició en el servicio público desde la Secretaría del Trabajo, fue asesor de diputados en el Congreso de la Unión y ahora es él mismo diputado local en la Ciudad de México. Néstor es hijo de Arturo Núñez, político tabasqueño que ha ocupado diversos puestos en la administración federal y es actualmente gobernador de Tabasco, cargo al que llegó postulado por una coalición de izquierda encabezada por el PRD.
La figura de su padre es una presencia fuerte. Al respecto sostiene que simultáneo al cariño, respeto y admiración que le profesa, ha elegido hacer carrera propia e independiente. Es por ello que su corta, pero densa trayectoria la ha desarrollado en la Ciudad de México, donde ha vivido de hecho toda la vida, tomando distancia así de Tabasco, donde bien pudo haber ejercido como junior en la vida social y en la política misma.
#enequipo fue el lema de campaña que su grupo impulsó en las recientes elecciones en la Ciudad de México, y en efecto, Néstor Núñez es parte del equipo político de Ricardo Monreal, quien fue gobernador de Zacatecas, actualmente es titular de la Delegación Cuauhtémoc, estratégica por albergar el Centro Histórico, pero además es candidato casi natural a suceder a Miguel Mancera en el gobierno de la Ciudad de México.
Su vida personal es sobria. Casado hace poco más de diez años, tiene tres hijos, Eduardo, Ana Sofía y Alexa. Vive en un departamento de clase media. Es abogado egresado del ITAM, ha conseguido dos maestrías, una de ellas por la Universidad Complutense de Madrid y la otra por la UNAM y la Universidad de Salamanca.
Néstor es un político de nuestro tiempo. Tiene especial gusto por dialogar con la gente de a pie. Hay que volver a ser vecinos, insiste, en este punto abona en tierra fértil. Los habitantes de la ciudad de México, con todo lo diverso que puede ser esta urbe, están acostumbrados a interactuar unos con otros y participar en la vida política de la ciudad.
Aunque la política es el espacio para gestionar la vida de la sociedad, para hacer acuerdos, reconciliar posiciones, sacar adelante puntos de vista, negociar, todos, políticos y ciudadanos, la hemos convertido en espacio de lucro, prepotencia y cinismo.
Devolver el espíritu originario a la política en el ejercicio es la tarea a la que se han comprometido Justin Trudeau, Francisco, Néstor Núñez y muchos otros, desafortunadamente todavía pocos. Y también es tarea nuestra. Recordarlo ha sido la finalidad de este ejercicio en tres entregas. Provocar la imaginación, pensar que las cosas pueden ser diferentes a lo acostumbrado es el punto de partida. Es poco, pero es al mismo tiempo demasiado.
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