"...Soy una persona que no está buscando problemas en forma alguna... lo que hago es defenderme", además ama a su familia y lleva una relación "perfecta" con su madre. Tampoco se considera violento ni siente arrepentimiento o responsabilidad por sus envíos. Estamos ante un santo incomprendido, ante un Robin Hood. Entrevistarlo es así un acto de justicia ¿o no? De las carretadas de dólares y los cerros de muertos no se habla.
Resultados concretos para el valiente entrevistador: su foto en primeras planas del mundo saludando al generoso capo. Los mínimos éticos se trastocan. Pero si el señor Penn es un hombre progresista, un activista, un hombre comprometido con las causas difíciles. Además filántropo. A los progresistas no se les critica, además la excelencia profesional otorga licencia para transgredir la ética. Visitas y saludos a dictadores de Venezuela, de Cuba, Bolivia. Luchan por el bien. Ellos ponen los reflectores e introducen la duda. Los reflectores llevan a los personajes al estrellato entre no criminales. La duda es parte de arte: de verdad son tan malos como los pintan, usted juzgue, lleva una relación "perfecta" con su madre. Que daría Woody Allen por poder decir lo mismo.
Esas licencias producen joyas conmovedoras. "Hoy creo más en 'El Chapo' que en las autoridades mexicanas que me esconden verdades aunque sean dolorosas", lanzó Kate a las redes sociales. Compremos que las autoridades han escondido, ergo que se vayan al caño. Preocupada apuesta por el crimen. Algo se tuerce. Fueron sus contactos los que llevaron a la captura del capo, quizá debemos darle las gracias por servicios involuntarios. "Me gusta que en cierto modo sigas siendo Teresita Mendoza. Un beso por los viejos tiempos, mi chula", escribe Pérez Reverte a quien encarnó a la "Reina de Sur". Luego queremos más reinas.
Substituir a la narcotraficante por la bella Kate que además es buena actriz, deforma. Sigue invocar la valentía necesaria para andar en esas danzas y culmina con un tratamiento suave de la muerte. Bien por la fórmula. "Si pudiera cambiar al mundo -pregunta al capo el popular radical chic de Hollywood- ¿lo haría?" Respuesta: "Para mí, como están las cosas, soy feliz". Bastante conservador el hombre. Injusticia, violencia, muertes, cientos de miles de adictos, pero él es feliz y su mamá lo quiere. Viene la duda. "Es normal que la gente tenga sentimientos encontrados -hacia él, habla "El Chapo"- porque algunos me conocen y otros no". Por eso no sabemos que es una "buena persona". Gracias por la revelación. Hay que difundir a esa "buena persona" y para eso está la entrevista.
La víctima ha sido capturada tres veces, por eso está cierto de que lo van a detener, no a matar. Qué daría Víctor Hugo por haberse topado con este Jean Valjean que también recorre cloacas. Pero a diferencia del personaje de Los Miserables, para "El Chapo" no hay dilemas morales, él es un hombre de éxito, que lo sepan los jóvenes mexicanos sedientos de imágenes: "trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo una flotilla de submarinos, aviones, camiones y botes", lanza orgulloso el gran empresario perseguido, centro del universo gracias al trabajo de Penn. La responsabilidad social de los que tienen reflectores se diluye, si no desaparece. Pero los negocios van primero, no la moral. Están allí para filmar y seguir la exitosa saga de narcos. Satisfacer al mercado, vamos.
Todos queremos ampliar las libertades, pero ellos son intocables. Nada más políticamente incorrecto que la figura jurídica de la "apología del delito", está allí, artículo 208 del Código Penal Federal. Es cierto, cualquier gobierno represor la puede utilizar para perseguir a creadores, por eso la cautela, el miedo siquiera a invocarla. No habremos oscilado al otro extremo. ¿Pero, tiene el régimen la autoridad moral para analizar y en su caso proceder? Veremos. La entrevista... "es un mecanismo para lavar la imagen de un criminal", ha dicho Jesús Silva-Herzog Márquez. ¿Acaso debemos contener su análisis, autocensurarnos por miedo a los radical chic? Las libertades son para todos, igual que las leyes. Merodea entonces un Narcoesnobismo que rebasa fronteras (La Razón, 11, 1, 2016) No sólo se trata de capturar narcos sino de enfrentar a un creciente sedimento cultural que con los años ha echado raíces y que recibe a los reflectores interesados de los radical chic.
Que si EPN se fortalece, que si el secretario fulano o zutano... Eso es lo de menos, ellos se irán, saldrán. El cártel está allí. Lo importante es contener a la muerte, para ello se necesita la coordinación y eficacia de las instituciones. También lo importante es sacar a México del ridículo.
P.D. Otra perla, pero de sensatez: "Hay muchas muertes involucradas. Es un tema muy doloroso y serio, no lo puedo tomar a la ligera", Gael García Bernal.