Manifestación. Algunas personas se reunieron en el Hemiciclo a Juárez para protestar por la visita de Donald Trump. (EFE)
Con un estrechón de manos, un presidente mexicano que ya tenía un índice de popularidad en mínimos históricos pareció sumirse en un foso tras recibir formalmente a Donald Trump, quizá el hombre más detestado de México.
La reacción en México fue veloz. La perspectiva de que el presidente, Enrique Peña Nieto, sólo saliera perdiendo y de que el aspirante a la presidencia de Estados Unidos se viera reforzado parecía del todo previsible.
Verlo plasmado en televisión desencadenó una oleada de burlas contra Peña Nieto.
"Trump gana poco y peor aún, Peña Nieto pierde mucho", resumió Javier Urbano Reyes, profesor en el departamento de Estudios Internacionales en la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México.
Aunque Trump intentó tender puentes en Ciudad de México describiendo a los mexicano-estadounidenses como "espectaculares" e "increíbles", y afirmando que la inmigración irregular y la fuga de empleos de manufactura perjudican tanto a los mexicanos como a los estadounidenses, sus palabras no le ganaron muchos amigos al sur de la frontera.
"Ni siquiera adoptó una posición firme de verdad y habló directamente al señor Trump a la cara y le dijo exactamente por qué sus afirmaciones no son aceptables para los mexicanos", comentó Tony Payan, director del Mexico Center en el Instituto Baker de la Universidad Rice. "Sonó tibio y demasiado blanco. Básicamente se tumbó panza arriba y dejó que el señor Trump consiguiera sus propios objetivos sin conseguir nada a cambio".
Payan teorizó que quizá Peña Nieto tenía pocas buenas noticias que compartir con sus compatriotas en su informe anual sobre el estado de la nación, previsto para el jueves, y buscaba una distracción con la "desacertada" reunión.
Muchos mexicanos expresaron su decepción y descontento con el mero hecho de que se invitara a Trump.
Un grupo de manifestantes protestó en las escalinatas del monumento del Ángel de la Independencia y en el Hemiciclo a Juárez.
En las redes varios usuarios escribieron mensajes de desaprobación a la figura y a las contradicciones de Peña.
Después de todo, los mexicanos ya han fabricado -y golpeado hasta destrozar- piñatas de Trump. Crearon un videojuego en el que los jugadores pueden lanzar balones de futbol, hojas de cactus y botellas de tequila a una caricatura del candidato republicano.