La segunda avenida del río Nazas, que apenas duró cuatro días, confirmó lo que en la primera algunos productores y especialistas habían observado: que el manejo del sistema de presas por parte de la oficina regional de la Comisión Nacional de Agua (Conagua) no ha sido el adecuado en este año. Al final, las críticas y presiones obligaron a las autoridades centrales del organismo rector del agua a dar por concluida la avenida mucho antes de lo que tenían previsto. El hecho deja lecciones que deberán tomarse en cuenta en el futuro para administrar de forma más eficiente el principal recurso natural con el que cuenta la región.
Desde que se anunció la primera avenida con la apertura de las compuertas de la presa reguladora Francisco Zarco comenzaron a surgir voces que ponían en duda la necesidad de descargar agua por el cauce natural del río. Las voces se multiplicaron cuando el volumen de gasto alcanzó niveles suficientes para causar estragos en las partes bajas, principalmente en Lerdo, Matamoros y Francisco I. Madero, en donde incluso decenas de familias tuvieron que ser evacuadas. Los daños hasta el momento se calculan en unos 200 millones de pesos en ambos lados de la Comarca Lagunera.
Los señalamientos en ese momento se concentraron en las fallas en las estimaciones de entradas a la presa Zarco, que fue la única que se abrió en la primera avenida. De un gasto inicial de 50 m3/s en unos cuantos días se pasó a 650 m3/s lo cual, sumado a la falta de previsión derivó en las consecuencias ya señaladas. Tras dos semanas de descarga, la avenida concluyó cuando el embalse de la presa también conocida como Las Tórtolas bajó a menos de la mitad de su Nivel de Aguas Máximas Ordinarias (NAMO), con lo que, a decir de la Conagua, quedaba conjurado cualquier riesgo.
No obstante, el embalse de la presa almacenadora Lázaro Cárdenas, que la semana pasada cumplió 70 años, pronto alcanzó y rebasó el 100 por ciento de su NAMO, aunque no de su capacidad total que es considerablemente superior. Esto motivó a la oficina regional de la Conagua a iniciar una nueva avenida, pero ahora abriendo también las compuertas de la presa El Palmito. Para entonces, las voces críticas se habían multiplicado al grado de que un grupo de productores agrícolas, cuya actividad depende en buena medida del agua de las presas, acudió al Comité Técnico Nacional del organismo para solicitar una revisión del manejo del sistema.
La conclusión resultó sorpresiva para muchos: el comité decidió aumentar el NAMO de la presa Lázaro Cárdenas 9.9 por ciento y así dar por concluida la segunda avenida. Sin embargo, a la fecha no se han dado las explicaciones técnicas necesarias sobre por qué la modificación del nivel, y por qué en ese y no otro porcentaje. Si bien queda sobre la mesa que la Conagua a nivel central atendió aunque sea superficialmente al reclamo de quienes vieron una mala administración en las avenidas, no garantiza que los errores cometidos no se vuelvan a presentar.
En este sentido, no se puede perder de vista que el criterio principal a la hora de decidir si se abren o no las compuertas debe ser la seguridad de los habitantes de la región, lo cual no queda claro que así haya sido en esta ocasión luego de ver los daños ocasionados por la primera avenida. Pero tampoco se debe soslayar la importancia económica que tienen los embalses para la Comarca Lagunera, situación que, si bien secundaria en comparación con la primera, debe tomarse en cuenta también en la toma de decisiones.