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Marcando su territorio

Los celos en las mascotas

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Roberto Iturriaga

El comportamiento animal, especialmente de las mascotas, ha sido analizado con mayor detalle desde la segunda mitad del siglo pasado, el avance de la tecnología y la realización de estudios en todo el mundo ha permitido conocer lo que sienten e incluso piensan los perros, gatos y otras especies domésticas, se ha logrado un acercamiento a la mente de nuestros seres queridos del reino animal.

Actualmente se sabe que perros y gatos cuentan con emociones complejas, que diariamente ponen en marcha ecuaciones sociales que en el pasado se creían exclusivas de los seres humanos, son capaces de demostrar afecto, de sentir felicidad, tristeza, pueden desarrollar ansiedad en algunos casos e incluso sentir el equivalente a los celos en una relación.

Los celos son probablemente la plataforma más poderosa en la red de emociones humanas, pueden disparar aún más el amor, llevar al odio y en consecuencia a la violencia, pero ¿pueden las mascotas sentir celos de la misma forma que las personas?

Algunos especialistas afirman que, si bien los perros y gatos no tienen la misma capacidad intelectual, sí pueden desarrollar un vínculo estrecho con sus amos y con otros animales, cuando alguna situación amenaza ese vínculo se generan comportamientos de respuesta inmediata en el animal, dado que se comunican a través de formas no verbales, bien vale la pena poner atención a lo que la mascota puede estar manifestando.

Señales de alerta

Hablando de caninos, se sabe que toman el entorno donde viven como si fuera su “territorio”, marcan sus zonas con orina para indicar que se trata de un espacio propio, para tener orientación e indicar a otros animales que han estado ahí. Sin embargo, también pueden comenzar a orinar en otras zonas si llega una nueva mascota o incluso un nuevo miembro a la familia, se trata de una respuesta natural para dar a conocer que ellos se encuentran “a cargo”.

Cuando se lleva a un perro al espacio de otro, será normal que de inmediato se registren pequeños altercados a través de gruñidos e incluso mordidas, será el animal “dominante” el que trate de dictar la forma en la que se come, los espacios para dormir y hasta para hacer necesidades fisiológicas, eventualmente esos comportamientos serán aceptados por ambas partes y no debería de existir problema.

Sin embargo, es necesario tratar a las mascotas (ya sean dos o más) como iguales, es decir, quien deberá de dictar las órdenes debe ser el amo, cuestiones como el juego, la hora de la comida y los paseos ayudarán a marcar ese estatus entre los animales, quienes aprenderán a tratarse como iguales y evitarán conflictos para descubrir el liderazgo entre ellos.

Precauciones especiales se deberán de tener si se trata de conciliar una convivencia entre un perro con un gato, o bien con otra especie que pueda alterar el estado de ánimo y “territorio” del mismo.

“Un animal no se vuelve 'malo' o agresivo cuando hay nuevas mascotas o llegan bebés, es una respuesta natural a una falta de atención, todo eso se puede controlar con la actitud adecuada de uno como dueño… hay que integrar al perro a las dinámicas de paseo, que no se sienta fuera de la familia o abandonado”, asegura el médico veterinario Manuel Ríos.

Procura no desplazarlo

El especialista indica que, al tratarse de perros dentro de una vivienda, se deben de evitar quitar espacios de descanso y limitar el movimiento usual de la mascota, de otra forma se corre el riesgo de causar ansiedad en el animal y que comience a dañar muebles o marcar sus nuevos terrenos en áreas domésticas.

Ríos indica que actualmente no existe un estudio científico lo suficientemente exacto como para afirmar que los perros o gatos pueden sentir celos de la misma forma que los seres humanos, pero que al llegar nuevos miembros sí se generan episodios de ansiedad y estrés que pueden alterar el comportamiento de la mascota.

“Obviamente que se deben de adaptar a ese nuevo ser, hay que tener mucha observación y saber tomar el mando cuando es necesario… hay que dejar en claro que si hay demasiada violencia o agresividad hay que consultar con un médico veterinario para ver la causa y tratarla, esto antes de que nos lastimen al nuevo animalito o que nos muerdan al bebé”, dice Ríos.

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