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Marihuana: salud y seguridad

JULIO FAESLER

Finalmente ayer por la tarde el Presidente Enrique Peña Nieto envió al Senado sus iniciativas de reforma a la Ley General de Salud y al Código Penal para autorizar la posesión personal de hasta 28 gramos de marihuana, la investigación clínica de dicha yerba con fines de registro y venta con fines médicos. Los productos que contengan marihuana estarán sujetos a estrictos controles sanitarios. Además, se dejaría en libertad a los que sufren penas "desproporcionadas" por posesión de marihuana. Estas medidas anunciadas en el patio central de la Secretaría de Salud forman, según se dijo, un "nuevo paradigma".

El criterio dominante, surgido de las consultas sobre el tema de las drogas, es la de proteger la salud de la comunidad más que la de castigar al consumidor. Se trata de un cambio sustancial en la política, muy diferente a la del gobierno de Felipe Calderón que dedicó un gigantesco esfuerzo nacional a combatir la violencia desatada por el crimen organizado y enquistado en los círculos de poder, lo que ahora pasa a un plano totalmente distinto.

El año pasado varios legisladores, el jefe del Gobierno del DF y connotados académicos propusieron iniciativas para completar la Ley General de Salud y dejar de prohibir la importación de medicamentos que contienen cannabis sativa para el uso médico. En diciembre pasado el arzobispo de México aludió a los avances científicos que aprovechan ciertas drogas para curar enfermedades. Las consultas organizadas por el gobierno aportaron elementos concretos y el sentir de algunos sectores de la población.

La más reciente propuesta fue la de la bancada del PAN, a través del Senador Roberto Gil Zuarth, anunciada el pasado 4 de abril en la Cámara Alta, en presencia del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, y del exsecretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. Esta iniciativa, preparada por un grupo de académicos e investigadores, de organizaciones cívicas, del CIDE, del grupo que se amparó ante la SCJN, y del IIJ de la UNAM.

La Iniciativa propone un esquema completo para descriminalizar el uso de la mariguana y establecer una reglamentación clara, institucionalizada, en la materia. Prevé la creación de un instituto oficial que sería el único comprador y vendedor de la droga. El organismo se encargaría de autorizar, registrar y comprar la producción de la marihuana en el campo a productores con licencia al precio fijado por dicha entidad y sería vendido al público contra la presentación de una receta médica. Los precios fijados por el Estado y la venta sólo a través de éste, quitaría el poder de las mafias. El producto también se destinaría a fines científicos. No se permitiría la participación de la empresa privada.

En lo que a los consumidores se refiere, cada consumidor podrá cuidar hasta 6 plantas cuyo producto será para su uso personal. Su consumo ya no dependerá de las mafias para abastecerse. Los castigos para los que porten droga más allá del límite establecido serán leves. No se fumará en la vía pública.

Podrían formarse cooperativas de producción para abastecer el uso de sus socios pero, a diferencia de los "clubes" de marihuana, no se autorizaría el consumo "presencial", es decir, dentro de la cooperativa. Se mantendrían las sanciones para la producción y venta de la marihuana por la delincuencia organizada.

Tanto las propuestas anteriores como la del presidente Peña Nieto, obviamente más acotada e insuficiente, comparada con las amplias propuestas de los senadores panistas, nada dicen sobre la violencia en tantas ciudades y pueblos de México. Los horrendos choques entre mafias, luchas por espacios, quedan como asuntos de seguridad pública y por ende, de las policías. Los negocios de las mafias son diversos. Pueden ser el de la distribución de drogas, pero tan importante o más es el tráfico y secuestro de personas.

Las posiciones sobre el tema de la droga van definiéndose paso a paso en México. La realidad, sin embargo, no se constriñe a la marihuana ni a otras sustancias naturales bien conocidas en nuestra antigua cultura. El peligro más ominoso para la juventud y los clientes adinerados está en las drogas industriales, las sofisticadas "designer drugs" cuya moda se extiende. Son a estos últimos productos que Estados Unidos debe dedicarse a elaborar para atender la creciente demanda en su propio mercado.

Que sea la comunidad norteamericana la que comience a padecer los estragos del crimen organizado que hacia ella debe emigrar.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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