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Más claro que el agua

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

A la matanza de Allende y el crematorio del penal de Piedras Negras en el estado de Coahuila, se suma el descubrimiento de una enorme zanja en el ejido Patrocinio del Municipio de San Pedro, en la que hasta hoy se han localizado cuatro mil fragmentos humanos calcinados.

En todos estos casos que han llegado al conocimiento del público con años de retraso, el Gobierno de Rubén Moreira responde con cinismo que los hallazgos no son una novedad, y según su dicho los hechos han sido investigados en tiempo y forma por la Procuraduría de Justicia de la entidad.

Lo anterior implica una burla para los ciudadanos, porque a los crímenes cometidos y al disimulo de las autoridades se suma el ocultamiento de la verdad y la violación sistemática del derecho a la información.

Sufren de manera especial de ese trato hipócrita y socarrón, los familiares de las personas muertas y desaparecidas que además de la pena que entraña la pérdida irreparable de sus seres queridos, tienen que soportar la cara dura de Rubén Moreira, que con fingida sorpresa les dice: "Hay que poner la situación en contexto… no son tantos los huesos encontrados..."

Qué bien que el Colegio de México y otros organismos independientes estén investigando sin embargo, sea que las víctimas resulten ser cientos o miles, lo cierto es que un solo muerto es demasiado. El tiempo transcurrido y la contaminación de las escenas del crimen por mano interesada, nos dan la medida de la dificultad de llegar a la verdad completa por la vía de la criminalística científica. Sin embargo, sea que se pueda o no probar la identidad de quién jaló el gatillo o encendió la hoguera crematoria, los ciudadanos debemos reflexionar sobre los hechos cuya apreciación está al alcance de nuestros sentidos y nuestra inteligencia, para fincar aquí y ahora responsabilidades políticas.

Un elemental ejercicio de reflexión indica que los Moreira Humberto y Rubén, se apoderaron del gobierno de Coahuila en el año dos mil cinco, en aras de un proyecto político familiar con perspectiva transexenal, a partir del cual se apoderaron de las riquezas del Estado y se fueron sobre el control de las conciencias de los coahuilenses.

Humberto construyó una plataforma para encumbrarse en la política nacional y para ello, en lugar de sustentar la justicia social en el desarrollo estratégico, concentró su esfuerzo en un proyecto populista denominado el Gobierno de la Gente, y se puso a financiar campañas políticas priístas en diversos Estados de la República. En ambas aventuras dilapidó el dinero público e hipotecó las finanzas de Coahuila por los próximos treinta años.

Como condición para consolidar su poder a nivel local, el Moreirato se lanzó a la conquista de la ciudad de Torreón que en aquel tiempo era baluarte de la oposición. En la guerra contra el crimen organizado Humberto encontró la coyuntura para tomar Torreón y enfrentar al Gobierno de Felipe Calderón, convirtiéndose en figura relevante del priismo nacional. Tanto la entonces Fiscalía de Coahuila como los cuerpos policiales del Estado, entraron en una relación que va desde el disimulo hasta la complicidad estructural con las bandas criminales.

Lo anterior hizo posible que en marzo de 2011 Humberto se convirtiera en líder nacional del PRI, con el apoyo de gobernadores electos con el dinero de Coahuila. Una vez definida la candidatura del PRI a la Presidencia de la República, se destapó la cloaca de la megadeuda y crecieron las sospechas que apuntaban al Moreirato como cómplice del crimen organizado; la presencia de Humberto en la jefatura del tricolor resultó insostenible y fue defenestrado para evitar que su desprestigo contaminara la carrera de Peña Nieto a la presidencia.

A fines de 2011 Rubén continuó el proyecto iniciado seis años antes y desde entonces ha protegido y solapado a su hermano y al resto de los implicados. Investigaciones realizadas en los Estados Unidos en virtud de que las actividades delictivas del Moreirato rebasaron nuestras fronteras, han hecho inevitable la apertura aunque tardía de pesquisas que debieron haber iniciado hace años.

Sea cual fuere el resultado de las actuales investigaciones forenses en los cementerios clandestinos de Coahuila, el único beneficiario de la violencia y el saqueo de recursos es el proyecto político de los Moreira y eso está más claro que el agua.

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