Siglo Nuevo

Masturbación femenina

Placer y culpa

Foto: Archivo Siglo Nuevo

Foto: Archivo Siglo Nuevo

Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

La autoexploración anatómica es una situación que todas las mujeres experimentan en algún momento de su vida y que les abre la posibilidad de gozar sexualmente sin depender de nadie, sin embargo esta capacidad es generalmente reprimida por sus padres y por la sociedad en general, y da pie a una vida íntima marcada por la culpa de la que sólo los hombres pueden sacar ventaja.

El descubrimiento de la capacidad de autoprodigarse placer sexual cambia la visión que tiene la mujer sobre su cuerpo, al darse cuenta de la posibilidad de gozar sexualmente consigo misma sin depender de otra persona. Esta primera experiencia masturbatoria ocurre alrededor de los 12 años de edad, muchas veces curioseando con sus genitales o instruida por otra niña-joven que ya incursiona en este placer íntimo. Casi al mismo tiempo, descubre que debe hacerlo a escondidas y con la sensación de ser descubierta, atrapada y castigada por sus padres.

Las mujeres asocian la preocupación de ser descubiertas a la sensación de vergüenza y culpa ante algo de lo que no se habla, no se piensa y no se hace; al menos eso le dan a entender sus progenitores, quienes evitan hablar sobre sexualidad y sus prácticas, o cuando tocan el tema lo hacen con enojo, rechazo o burla.

La expresión sexual de manera natural va contra la niña-mujer, cuyas únicas opciones son hablar de este tema con con otra niña-mujer o sencillamente callarlo.

Los prejuicios sexuales tienen una marcada tendencia contra la expresividad sexual femenina. La mujer, a pesar de no comprender esta actitud, siente placer sexual al frotar sus piernas entre sí, estimular su clítoris con la mano o una almohada. La imaginación romántica le impulsa a tocarse, disfrutar, sentir placer y al final terminar con culpa.

SEXUALIDAD MANIPULADA

Shere Hite le dio voz a las mujeres para que expresaran su sentir, pensar y actuar sexualmente, teniendo como grandes adversarios a los hombres y a muchísimas mujeres convencidas del papel de sometimiento de la mujer al hombre, a quien se le brindan mayores facilidades para la expresión de su sexualidad.

Expresiones como, la mujer “debe ser fina, recatada” y no “gozar sexualmente” formaron a varias generaciones de mujeres que consideraban a la expresión natural de su sexualidad un sentimiento incómodo que no debía ni pensarse ni hablarse, pero ahí estaba, punzante.

La capacidad sexual de goce y disfrute sexual en la mujer es tanto o más que la del hombre. El mito de que el hombre es quien debe iniciar la relación sexual ha sido difundido a través de la humanidad por él mismo. No tiene fundamento antropológico sino cultural.

Una avalancha de ordenanzas ha limitado la expresión sexual natural de la mujer. La carga emocional asociada a la represión de su sexualidad le acompaña de la cuna a la tumba. Ante este hecho sostenido por hombres y mujeres es verdaderamente un prodigio gozar de la sexualidad sin experimentar culpa o vergüenza.

Mantener a la mujer sin experiencia sexual, virgen, inexperta, le ha brindado al hombre una ventaja que ha sabido aprovechar. Si la mujer no conoce siquiera su anatomía por experimentar vergüenza ante su curiosidad, si se le inhibe su impulso sexual a autodescubrirse, entonces el varón será su maestro, aunque sus conocimientos sexuales los obtenga de internet, mirando porno o disfrutando de relaciones sexuales utilitarias.

¿USAR A LA MUJER O TENER PLACER SEXUAL COMPARTIDO?

Hacerse esta pregunta le puede parecer sencillamente absurdo a muchos varones, quienes solo aprecian a la mujer como un par de senos, nalgas y una vagina. Para muchos es preferible mantenerla ignorante para que no pueda comparar o exigir placer sexual compartido.

Los sexólogos estadounidenses Masters y Johnson, rompieron con el mito de la frialdad sexual de la mujer y pusieron de rodillas a muchos machos que creyeron inexpugnable su dominio sexual. Ellos demostraron la capacidad orgásmica repetitiva de muchas mujeres y la ineptitud sexual de la mayoría de los hombres. Masters y Johnson fueron bendecidos y odiados por esto.

Hoy no queda ninguna duda de que la mujer viene dotada de la capacidad de disfrutar su sexualidad, centrada en sí misma o en pareja.

¿RECOMENDABLE O NO?

Una vez que se desata la cascada hormonal placentera del orgasmo femenino, el cuerpo prepara de manera inmediata el siguiente. Ser mujer es un regalo envuelto en sensaciones placenteras. El orgasmo femenino no tiene período de latencia, es decir, no hay que esperar para lograr otro... y otro.

El varón lleva implícita la espera, pues confunde eyaculación con orgasmo y para lograr una nueva eyaculación requiere recuperarse. Sin lugar a dudas la mujer ha sido benevolente con el hombre.

En los inicios de la historia de la humanidad se practicaba la poliandria, es decir, una mujer compartía sexualmente con varios hombres. Después de muchos años de vivir bajo este régimen y gracias a la agricultura y la ganadería, el varón conquistó la posibilidad de mantener a la mujer en casa mientras él tenia varias mujeres a su disposición.

Bajo este régimen se ha vivido hasta el presente, donde la mujer ya reconoce su capacidad de disfrutar su sexualidad y compartir su lecho con la pareja que ella elija, sin sentirse obligada o comprometida.

La masturbación femenina juega un papel importante en la vida sexual compartida con una pareja; le brinda a la mujer la capacidad de saberse sexualmente apta para el placer, gozar cuando quiera consigo misma y aceptarse como mujer y como persona. La culpa trasmitida generación tras generación debe desaparecer para dar paso a la aceptación de su impulso sexual de manera natural sin tener que verlo como bueno o malo, sino natural y necesario para la vida.

www.sexologosilvestrefaya.com

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Foto: Archivo Siglo Nuevo

Clasificados

ID: 1195822

elsiglo.mx