El rigor de las normas varía de un estado a otro. California, el primer lugar en tiroteos masivos, tiene las leyes más duras. (ARCHIVO)
En julio de 2012, un cine ubicado en el Centro de la ciudad estadounidense de Aurora, Colorado, proyectó una de las películas más esperadas: "Batman. El caballero de la noche asciende". Quince minutos después de que comenzara la función, James Holmes, un joven de entonces 25 años, entró y cambió la historia. Cargado con un rifle de asalto, una escopeta y dos revólveres, comenzó a disparar a los espectadores. Doce personas murieron esa noche y 59 resultaron heridas.
Después de este tiroteo, el cuarto que había ocurrido ese año en Estados Unidos, la organización noticiosa Mother Jones decidió crear la primera base de datos para documentar los tiroteos masivos en el país. La búsqueda se centró en aquellos eventos indiscriminados en los que murieran cuatro o más personas y que fueran en lugares públicos.
Se recopilaron 81 eventos que ocurrieron entre agosto de 1982 y junio de 2016. En total, 670 personas murieron en alguno de estos incidentes. En 2012 se tienen los registros más altos: 72 víctimas mortales y 68 heridos. Ese año Estados Unidos vivió siete tiroteos masivos. Cinco meses después de la masacre del cine de Aurora, Adam Lanza, de 20 años, le disparó a su madre y se trasladó hasta la primaria Sandy Hook, en la localidad de Newton, Connecticut, en donde mató a 27 personas para después suicidarse.
Los cinco estados en los que se reportaron más tiroteos fueron California, Florida, Washington, Texas y Colorado. En conjunto dan cuenta del 50% de los incidentes. En cada hecho violento, un promedio de 20 personas resultaron heridas o fallecieron. En nueve de cada 10 eventos, es decir, en 78, el tirador era hombre. Los únicos tres casos en los que se tiene registrada la participación de una mujer fueron los tres tiroteos ocurridos en California, en las ciudades de Goleta, Alturas y San Bernardino. En dos de éstos las armas que llevaban se obtuvieron de manera legal.
LEGISLACIÓN DÉBIL
La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos le da derecho a cada norteamericano, mayor de 21 años, de comprar, portar y usar un arma de fuego. Se calcula que existen 270 millones en posesión de civiles. Las regulaciones laxas en esta materia han llevado a EU a ser el país con más armas por habitante. No sólo eso, personas con antecedentes de violencia doméstica, drogadicción u otro tipo pueden acceder a ellas de manera fácil y rápida. El 50% de los tiradores registrados en la base de Mother Jones presentaba señales de algún tipo de problema mental antes de sus ataques a la población.
El rigor de las normas varía de un estado a otro. California, el primer lugar en tiroteos masivos, tiene las leyes más duras. Algunas de éstas son: mostrar licencia o permiso para comprar, pasar por un periodo de espera, se hace una revisión del historial de la persona. Con algunas armas es necesario el registro del propietario y está prohibido traerlas a la vista.
Defensores de la portación de armas han dicho que estas restricciones no han podido detener eventos como el de San Bernardino, en el que murieron 14 personas. Pero sí han ayudado a que el número de víctimas mortales no sea tan alto como en otros lugares.
En Florida, por ejemplo, no está prohibida la venta de armas de asalto como las AR-15, tampoco piden licencia de conducir para obtener una, los períodos de espera únicamente son cuando solicitas una pistola y no revisan el historial del comprador.
La madrugada del pasado 13 de junio, Omar Mateen, de 29 años, entró al bar Pulse en Orlando cargando un rifle de asalto AR-15 y una pistola .9mm. Las compró de manera legal unos días antes de cometer los crímenes.
Sobrevive a matanza en Orlando
Felipe Marrero despertó en una cama de hospital durante la noche, aún con la idea de que olía a pólvora, casi una semana después de la masacre en el centro nocturno Pulse de Orlando. Esa es apenas una de las maneras en que el hombre de 30 años sufre tras haber recibido cuatro disparos en la espalda y el brazo izquierdo durante el ataque del domingo pasado por la madrugada.
"Es el mismo olor del club esta noche", declaró Marrero en una entrevista el viernes desde su cama de hospital en el Centro Médico Regional de Orlando.
Marrero dijo que estaba por irse del club aproximadamente a las 2:00 de la mañana del domingo cuando estalló la balacera. Se encontraba cerca de la puerta principal, cerca del agresor, por lo que no pudo huir por la única salida del club. Cayó al piso. Su amigo, Luis Vielma, que estaba parado junto a él, murió a tiros.
Marrero alzó el extremo de un sofá cerca de donde se encontraba tirado y colocó su cabeza debajo. "Me cubrí, y me quedé tirado en el piso durante por lo menos 30 minutos", recordó. "Simplemente trataba de hacerme el muerto".
Apoyo
Desde 1998, la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) ha donado 3 millones 782 mil dólares a miembros del Congreso de Estados Unidos.
Tan sólo 42 de los 100 senadores aceptaron alguna donación de esta agencia.
Éste es uno de los puntos que hace tan complicado el debate sobre la facilidad con la que los norteamericanos consiguen casi cualquier tipo de arma.
En Florida, la NRA donó 170 mil 788 dólares en los últimos 18 años.
Más de una docena de congresistas han aceptado desde dos mil hasta 25 mil dólares de la NRA.
La base de datos de Mother Jones sólo contabiliza los eventos en los que se han registrado más de cuatro muertes, pero si se contara el total de personas que fallecen por accidentes relacionados con armas de fuego, el número llega a los mil 134, entre 2013 y 2016, según las cifras recabadas por el Archivo de Violencia de Armas.
