Mazatlán
La playa que sentimos nuestra los laguneros tiene nombre: Mazatlán. Si antes íbamos con esa carretera que parecía una serpiente moviéndose, ahora con más razón.
Mazatlán significa tierra junto a los venados y fue fundada en 1531. Se le conoce también como la Perla del Pacífico y en ello encontramos una similitud con Torreón, a la que por mucho tiempo se le llamó la Perla de La Laguna. Para quienes van año tras año a gozar del calor, las playas y la comida mazatleca, seguro es más difícil encontrar las marcadas diferencias que de inmediato notamos quienes no hemos ido en mucho tiempo y volvemos.
Mazatlán es otro, así de sencillo. Amén de la cantidad importante de hoteles, restaurantes, centros comerciales, hay un aire que impregna la ciudad y que huele a autoestima, a reconocimiento de su identidad, a autovaloración de lo que fueron y lo que ahora son.
El centro de Mazatlán es una verdadera joya, sus pequeñas calles nos remiten a ciudades coloniales y su arquitectura afrancesada a tiempos de bonanza. La Plaza Machado está pletórica de vida, es el centro de reunión para cientos de turistas que bajan a tierras cálidas para darle la vuelta al frío invierno de sus ciudades de origen, ellos se quedan en pequeños hotelitos, estancias, casas que rentan a precio de risa por la acentuada apreciación del dólar. Van y vienen haciendo propio nuestro idioma y costumbres. En el entorno de la Plaza está el teatro Ángela Peralta que fue rescatado, a unos cuantos metros un centro cultural de donde salen los do y los fa de los niños que se inician en las artes musicales.
Mazatlán se ve limpio, ordenado, cuidado. Desde Olas Altas hasta el famoso Valentino, que sigue siendo una referencia, la gente se apropia del malecón, lo mismo quienes lo caminan que quienes van en bicicletas o patinetas, caminar con el sonido de las olas que llegan, rompen y se van no tiene comparación, como tampoco la tiene el extraordinario clima de febrero que se aparta de los sofocantes niveles de humedad relativa del verano.
Sin duda Mazatlán es tierra de bandas musicales que se hacen presentes a la menor provocación, más si se trata de ambientar los días de Carnaval, a los cuales muchos de los habitantes de la parte antigua le temen porque saben que no dormirán y que el caos de las pasiones desbordadas los va a afectar. Me llamó la atención la homilía de una misa de catedral donde el sacerdote pedía orar por los excesos que se verían, anticipándose así al cúmulo de pecados que se cometen amparados en el anonimato de una máscara o francamente extraviados por los excesos del alcohol.
Cuando vamos a la playa solemos prepararnos física y mentalmente, sabemos que vamos a disfrutar sin prisas, sin los ajetreos de las ciudades que exigen el ir y venir a los sitios de interés. Darnos permiso de sentir lo que significa que el reloj no gobierne nuestras vidas, que vayamos a nuestro aire, esperando lo inesperado, dejándonos sorprender, disfrutando no hacer nada por obligación, son parte de los valores agregados de esas escapadas cortas pero llenas de ganancias. Qué necesario es darnos oportunidad de desprendernos de los celulares, de las ideas preconcebidas de perfección. Qué necesario es vivir la vida sin más pretensión que disfrutar lo que se presenta.
Estamos tan casados con nuestras ideas, que liberarnos aunque sea por un rato de ellas nos da espacio, libertad, nos hace sentir distintos. Comer algo que nunca comes, bailar cuando nunca bailas, bromear cuando nunca bromeas. Entiendo que la disciplina es muy importante y es la que nos hace avanzar, pero siento que deberíamos de ser, aunque sea por momentos, más flexibles. Si no doblaste bien la ropa al momento de hacer tu maleta al regreso no pasa nada, si perdiste algo no te tortures porque sucedió, si el perfume se tiró porque no lo acomodaste bien, agradece que tu ropa olerá lindo por días, si un error te cuesta dinero que no tenías previsto gastar míralo como un aprendizaje, ya te ajustarás para que tu presupuesto no se altere demasiado.
Creo que un viaje corto siempre será una bocanada de aire fresco para la existencia, más cuando lo haces con las personas que quieres.
Bien por Mazatlán y sus avances, no nos comparemos, pero sí que nos sirva de referencia de todo lo que se puede lograr cuando se define la vocación, cuando todos hacen la parte que les toca.
Twitter: @mpamanes