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MEDALLA BELISARIO DOMÍNGUEZ

Dr. Leonel Rodríguez R.

(Tercera y última parte)

En la segunda hoja, dirigida a los señores periodistas de México, hace a éstos un severo reclamo por no haber oído sus súplicas anteriores. En 1904, volvió a Comitán ya viudo con sus tres hijos, estableció una farmacia con la denominación de La Fraternidad, contigua a ella tenía establecido su consultorio, comunicado con aquella por una ventanilla. Acudían a consulta personas de diferentes clases sociales.

Recibía el valor de la consulta a quienes, a su juicio podían pagárselo, sin sacrificio. Había a quienes no cobraba la consulta, pero pagaban las medicinas, pero era mayor número de personas pobres que no sólo no les cobraba y además les obsequiaba inmediatamente el medicamento recomendado.

Aquella ventanita que comunicaba su consultorio con la farmacia, le servía para pasarle a su boticario las recetas que deberían despacharse gratis, cuantas veces necesitara el enfermo el medicamento prescrito por él.

Su humanismo tuvo casos notables: alguna vez se le vio por los arrabales de la población, confeccionando personalmente el alimento de algún enfermo; una noche, un grupo de jóvenes paseaban con música en el barrio de San Sebastián, apartado del centro; uno de ellos se dio cuenta que alguien, decentemente vestido, llevaba sobre sus espaldas algunas tablas. La curiosidad hizo que se propusieran conocer a aquella persona; ante su sorpresa, reconocieron al doctor Domínguez. Le pidieron las tablas para conducirlas a donde él quisiera, pero él les pidió que siguieran su paseo y le dejaron cumplir su misión. Llevaba las tablas que había comprado en una casa del mismo barrio, para improvisar cama a un enfermo infeliz, que yacía en el suelo de su humilde choza.

Cuando el gobierno del Estado se incautó, indebidamente, el capital del Hospital Civil de Comitán, el doctor Domínguez defendió aquellos intereses, no sólo por la prensa de la capital del país y por medio de sueltos impresos, sino también con protestas en la misma población de Comitán, pidiendo la devolución de aquellos fondos.

Aunque no fue político, el pueblo comiteco lo eligió su presidente municipal en 1911. Este año, el Obispo de Chiapas, don Francisco Orozco y Jiménez, con el pretexto de diferencias políticas entre los pueblos de Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de las Casas, desconoció el gobierno del Estado. Chiapas se dividió: Comitán en su mayoría, se mantuvo con el gobierno constituido, a pesar que los chamulas y raza indígena del Estado había sido aconsejada por el Obispo Orozco y Jiménez. Pero el peligro fue conjurado a tiempo y se recuerda el caso para dar a conocer la viril y abnegada conducta del presidente municipal.

En 1921, fue electo Senador suplente de Chiapas, siendo el propietario don Leopoldo Gout. A raíz de la "Decena Trágica", en marzo de 1913, falleció el senador Gout y el suplente, doctor Domínguez, fue llamado para ocupar aquella curul. Desde entonces, la República se enteró de manera viril y estoica, de la actitud del doctor Domínguez en el Senado. En las sesiones del Senado de los días 23 y 29 de septiembre de 1913, el Dr. Domínguez redactó un discurso elevando la voz de la dignidad nacional en contra del dictador Victoriano Huerta, usurpador de la Presidencia de la República y asesino intelectual de Francisco I. Madero y de muchos otros patriotas mexicanos, que no fue pronunciado, pero lo hizo publicar.

En esta pieza oratoria, denunciaba las tropelías de Victoriano Huerta y su culpabilidad en el asesinato de Madero y del vicepresidente Pino Suárez.

También, pronunció un discurso atacando duramente al régimen usurpador, pero fue publicado con grandes dificultades, pues casi todas las imprentas se negaron a imprimirlo, por lo que el tirano Victoriano Huerta ordenó su asesinato. La represalia de la dictadura no se hizo esperar, y el 7 de octubre de 1913, policías federales lo aprehendieron en el Hotel Jardín de la Ciudad de México, de donde lo llevaron al cementerio de Xoco, en Coyoacán, y es conocido que antes de asesinarlo le arrancaron la lengua para llevarla como trofeo al usurpador Victoriano Huerta.

Sus verdugos: Gilberto Márquez, Alberto Quiroz, José Hernández Ramírez y Gabriel Huerta, sepultaron el cadáver en un lugar desconocido, y fue hasta después de varias pesquisas de los senadores, parientes y amigos del doctor, que se descubrió la verdad de los hechos, y fue así como el 13 de agosto de 1914, sus restos fueron trasladados al Panteón Francés y en mayo de 1938 a Comitán, Chiapas. (Noviembre de 2016).

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