Con más esperanzas que realidades, México inicia este fin de semana su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro que estarán inmersos en una feroz competencia entre miles de atletas y en escándalos políticos y sociales propios de estas justas.
Demasiado rápido llega esta olimpiada que hace cuatro años -en Londres 2012-dejó buenos dividendos para los mexicanos con siete medallas, en especial por la inesperada presea de oro que conquistó el equipo de balompié varonil.
Es increíble, pero el conjunto mexicano no ha logrado superar las nueve medallas conquistadas en los juegos de México 1968, desde entonces las mejores actuaciones han sido en Los Ángeles 1984 con seis preseas y Londres 2012 con siete.
En esta ocasión los dirigentes del deporte, por cierto divididos entre el Comité Olímpico Mexicano que preside Carlos Padilla y la Confederación Nacional del Deporte al mando del mexiquense Alfredo Castillo, calculan que se obtendrán entre cinco y siete medallas.
Serán dos semanas de esparcimiento y diversión para los que amamos el deporte y admiramos el esfuerzo de excepcionales atletas como son el nadador Michael Phelps y el velocista jamaiquino Usain Bolt, entre tantos otros que dejarán el corazón, garra y alma durante sus actuaciones olímpicas.
También será un momento propicio para olvidar por unos días el ardiente verano que hemos vivido en México y no sólo en términos climatológicos, sino también en materia social, política y electoral.
Serán las olimpiadas más vistas y transmitidas en la historia de estas justas deportivas. La audiencia por televisión será en esta ocasión superada por las transmisiones digitales a través de diversos canales y programas que podrán ser vistos por los celulares, tabletas y computadoras.
Por cierto será la primera ocasión en varias décadas que los juegos no serán transmitidos por Televisa ni por TV Azteca, toda vez que los derechos exclusivos de televisión fueron adquiridos por el Grupo Carso, quien difundirá las competencias a través del sistema ClaroSports, vía Internet y por televisión de paga.
También serán transmitidos por canales internacionales de cable como Fox News, ESPN y algunos eventos pasarán por los canales públicos 11 y 22.
Por nuestro país participará un total de 124 atletas en 25 deportes, es el mayor número en la historia, son 21 atletas de pista y campo, seis boxeadores, cuatro ciclistas, diez clavadistas, siete esgrimistas, un jinete ecuestre, 18 futbolistas --entre ellos Oribe Peralta-y quienes defenderán la corona, tres golfistas, cuatro pesistas, tres nadadores, cuatro de Tae Kwan Do, cuatro arqueros y el equipo varonil de volibol que retorna a una olimpiada, entre otros.
Las olimpiadas son un termómetro infalible para medir el avance del deporte amateur mexicano y al mismo tiempo el desempeño de los gobiernos y sus dirigentes que lamentablemente muy pocas veces ha estado a la altura de las circunstancias.
Será sin duda una oportunidad para evaluar lo que ha hecho este gobierno y los recientes en el deporte olímpico que tradicionalmente ha estado manoseado por intereses políticos y mercantiles.
Se sabe y se sabe bien que el mérito de los deportistas mexicanos que obtienen medallas y que realizan un destacado desempeño en olimpiadas, suele ser más personal y de sus entrenadores mas no del apoyo que reciben de las autoridades del deporte.
Así ocurrió con la sonorense Ana Gabriela Guevara, cuya medalla de plata en los 400 metros planos en Atenas 2004, fue gracias a su tesón, entrega y al profesionalismo de su entrenador.
En los Juegos Olímpicos de Río los atletas mexicanos a seguir son: la medallista María del Rosario Espinoza en Tae Kwon Do; la también medallista en clavados de plataforma, Paola Espinoza; el equipo de futbol que puede regresar al pódium de ganadores; Aída Román, medalla de plata en tiro con arco en Londres; Crisanto Grajales en triatlón; Rommel Pacheco y Alejandra Orozco en clavados; Daniela Campuzano en ciclismo y el volibol varonil por el hecho de regresar a la canchas olímpicas desde su última participación en México 68.
Abriguemos esperanzas de que los mexicanos pongan su máximo esfuerzo, energía, talento y corazón en las Olimpiadas de Río y que logren un desempeño sobresaliente como ocurrió en Londres hace cuatro años. Siquiera para olvidar por unos días los graves conflictos que agobian al país.
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