"Pero ¿qué necesidad?,
¿para qué tanto problema?"
Juan Gabriel
L presidente Enrique Peña Nieto parecen gustarle las mesas de diálogo. Si le puso una a los líderes de la CNTE, ¿por qué no dársela al propio Donald Trump?
Organizar una mesa con Trump, el actual villano favorito de los mexicanos, y hacerlo en la residencia oficial de Los Pinos un día antes del informe, ha colocado una vez más al presidente en una posición delicada, en un momento en que las encuestas ya lo colocan en un nivel de muy baja aprobación popular. Pero ¿qué necesidad?, como diría Juan Gabriel.
En términos estratégicos tiene sentido siempre mantener a los enemigos cerca y a los amigos lejos. El problema es que Trump no es presidente de los Estados Unidos y lo más probable es que nunca lo sea. Se trata de un candidato en campaña, y en problemas, que necesita desesperadamente proyectar una imagen más presidencial a los ciudadanos moderados que hasta la fecha lo han rechazado y que son cruciales para un triunfo electoral.
Peña Nieto le ha dado a Trump ese escenario privilegiado para proyectar una imagen de estadista y de profesional capaz de realizar negociaciones con sus rivales, como lo plantea el libro The Art of the Deal.
El presidente dice que informó a Trump de las aportaciones que los migrantes mexicanos han hecho a la economía de los Estados Unidos y de los beneficios del Tratado de Libre Comercio, que ha creado seis millones de empleos en la Unión Americana. Sin embargo, quienes han sido cercanos a Trump en algún momento, como Tony Schwartz, el verdadero autor de The Art of the Deal, han señalado con numerosos ejemplos que Trump no sabe escuchar y que, en cambio, gusta de hablar sin prestar demasiada atención a lo que dice. Una discusión con él difícilmente puede llevar a algo positivo. Por eso Trump respondió a las palabras de Peña Nieto con su insistencia de que construirá el muro, aunque no dijo en Los Pinos que lo tendrían que pagar los mexicanos, e insistió que el TLCAN ha beneficiado de manera desmedida a México.
Quizá era lógico esperar esta mesa de diálogo del gobierno que nos dio las negociaciones con la Coordinadora. El presidente ordenó hace meses que se abriera un diálogo con un grupo que extorsionaba a la sociedad con bloqueos de vías de comunicación y que no dejó de hacerlo a todo lo largo de la negociación. De hecho, ayer todavía continuaban los bloqueos en Oaxaca y Chiapas. Tanto la mesa de la CNTE como la de Trump fueron diálogos a puerta cerrada. Si vas a hacer algo indebido, siempre es mejor hacerlo en las sombras.
Dice Peña Nieto que no sólo invitó a Trump a la mesa, sino a los dos principales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Pero será muy difícil que Hillary Clinton acepte antes de las elecciones del 8 de noviembre, y menos ahora, cuando le tocaría simplemente seguir las huellas de Trump.
La mesa de Los Pinos no dejará nada bueno. Trump tiene necesidad política de seguir manteniendo una postura dura frente a la migración. Eso exigen quienes lo eligieron candidato del Partido Republicano. Pero no importa realmente lo que se hayan dicho Peña Nieto y Trump, que finalmente no conocemos porque sólo escuchamos posiciones en una conferencia de prensa posterior en la que no hubo ni preguntas ni respuestas. Lo relevante es que en un momento en que la campaña de Trump hace agua, Peña Nieto le ha dado la oportunidad de proyectar una mejor imagen a los electores de su país. Supongo que Hilary no lo olvidará.
¿Cómo habrán seleccionados a los jóvenes y otras personas que hoy por la noche le harán preguntas al presidente Peña Nieto en el reality en que les demostrará con hechos y datos que "lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho"? Supongo que no habrán sacado la lista del movimiento #Yosoy132.
Twitter: @SergioSarmiento