METÁFORA CIUDADANA

Harún al-Rashid, Aarón el Justo; famoso califa de Bagdad quien fue inmortalizado en los cuentos de las Mil y una Noches que según la tradición, fueron escritos bajo su reinado. Gobernó de 786 a 809 dejando un legado político insuperable ya que, bajo su califato la dinastía Abasí alcanzó la cumbre de su poderío y su máximo esplendor cultural, científico y económico. Se le considera uno de los más grandes gobernantes islámicos y un ejemplo a emular por sus correligionarios. Fundó la "Casa de la Sabiduría"; recopiló y tradujo infinidad de documentos científicos persas, hindúes, griego, latinos y con ello Bagdad fue considerada la ciudad más grande, rica y sabia del mundo árabe.

Con la intención de servir eficaz y efectivamente a su pueblo, cuenta su leyenda, que de noche se disfrazaba de mendigo y salía del palacio por una puerta secreta, visitaba mercados, tabernas y barrios populares, escuchando de viva voz comentarios que la gente vertía, lo mismo de su persona que de su gobierno y de sus funcionarios. Más de una ocasión pasó la noche entera con un grupo de ciudadanos conversando de lo que ellos esperaban del Sultán, sin saber que hablaban con él. Lo que hizo inmortal a este gobernante, que incluso inspiró cuentos que han movido al mundo entero, no fue el empecinamiento de un tirano que sólo buscaba sus intereses, sino el gobernante que supo escuchar a su pueblo para beneficiarlo, porque ayudando a los demás, se ayuda uno mismo.

Este Califa llegó al poder por sucesión, no tenía que rendir cuentas a nadie de sus acciones en la tierra y fue capaz de entender y comprender las necesidades de su pueblo, sus debilidades y sus carencias. Debería ser ejemplo forjador de políticos elegidos por el pueblo; ellos tienen una gran responsabilidad social con sus electores; pero no: pareciera que ellos son eternos, incólumes a la opinión popular y que no tienen por qué justificar ante nadie y ante nada sus actos.

Me pregunto: Cuándo se le informa, por ejemplo, a un alcalde acerca del colapso de una obra recién concluida o de las fallas en la moderna iluminación: ¿Se le dice que son errores de construcción e instalación o se le justifican culpando a los grupos ciudadanos de mentir sobre la problemática? ¿Escucha o lee él mismo los comentarios que los medios de comunicación honestos hacen sobre sus decisiones y acuerdos? O ¿Se los platican y se los leen asegurándole que son envidias de los extremistas ciudadanos que quieren quitarle gloria? ¿Alguna vez escucha con atención a los ciudadanos preocupados por el bienestar social y de la ciudad o se molesta cuando critican sus propuestas no rebotadas con la gente que sí sabe?

Un problema de los gobernantes es colocar a dirigir áreas prioritarias a gente ineficiente, aduladora, falta de criterio o iluminados ingenieros electorales que se la pasan piropeándoles; haciéndoles creer que el pueblo les adora, cuando es todo lo contrario. Encerrados en su torre de marfil, no son capaces de ver la auténtica realidad de su ínsula. El mejor director o líder no es el que se rodea de gente inferior a él, sino aquel que ocupa a puros campeones bajo su dirección; con ello su poder no decrece, sino que se potencializa, él crece y su empresa triunfa. En último término, lo importante no es eliminar a trabajadores ineficientes sino capacitar a todos.

Harún Al-Rashit hubiera buscado compartir con los líderes sociales los proyectos que beneficiaran a Bagdad, no comprarlos ni amenazarlos, sino comulgar con sus ideas y empatar acciones solidarias, por ejemplo, en materia participación ciudadana los grupos cívicos "Moreleando" y "Laguna Yo te quiero…"; Renacer Lagunero y formadoras de líderes como Asociación Cívica de la Laguna; han sido paladines de esfuerzo torreonense; ¿por qué en lugar de atacarlos, no sumar con ellos? además, que haría el gobierno para ayudar a las clases menos favorecidas sin la existencia de más de cien organizaciones de la sociedad civil que ofrecen apoyo desde refugios en casos de desastres naturales hasta permanencia en asilos de ancianos o asistencia a personas con deficiencias mentales o físicas, pasando por asistencias alimentarias o de vestido, sin olvidar a tantas personas que acuden diariamente a hospitales públicos a brindar alimentos a parientes de enfermos internados. ¿Qué sería de "Protección Civil" o de los departamentos de asistencia social sin ese apoyo?

Todo parece que la prudencia si campea en algunas mentes; ante la crisis que se avecina: =el petróleo baja, el dólar sube y muchas empresas se ven enfrascadas en problemas que podrían provocar su cierre=; ¿habrá un padre de familia que decida comprar una pantalla de TV gigante cuando a su familia le falta comida, ropa y su casa se gotea?

Por esto continuamente se escuchan voces populares en nuestra región, no son de enemigos como creen los gobernantes, sino de amigos que desean el bienestar de todos los laguneros. Cuando Participación Ciudadana 29 lanza una crítica a tal o cual actitud, no es con el fin de dañar, sino de corregir. Surge un nuevo grupo que solicita que no se construya el teleférico, un mamotreto lujoso e innecesario en una ciudad con múltiples carencias; los cien millones que Torreón invertirá en él, son irrecuperables. No es verdad que vendrán turistas a subirse a esa supuesta diversión, ¿a poco Usted ha ido a Zacatecas o a Durango exclusivamente a pasearse en los teleféricos que desde hace décadas existen en esas ciudades? Además, se nos dijo que el costo venía etiquetado de la federación y ahora resulta que ese apoyo apenas cubre el cuarenta por ciento del presupuestado de su construcción; pero en todo caso: ¿Quién autorizó gestionar ese gasto superfluo? Porque los dueños de esta urbe somos los ciudadanos torreonenses.

Recordemos que lo sublime del poder depende de las virtudes de quien lo ejerce; tampoco olvidemos que los generales romanos cuando desfilaban triunfantes ante el aclamo multitudinario, tenían un esclavo al lado que les repetía asiduamente: "Mira tras de Ti, recuerda que eres mortal". Por ello necesitamos más líderes sociales que procuren el bien común.