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METÁFORA CIUDADANA

EL PLATÓN DE PEÑA

DR. LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ

En el libro primero del diálogo "La República" de Platón, obra cumbre de la filosofía moral de la política mundial, se enfrentan Trasímaco, el sofista y Sócrates el filósofo que busca la verdad; el tema es "La Justicia".

Trasímaco sostiene que la Justicia es el medio más efectivo del que se vale el gobernante para obtener provecho del ciudadano que solamente sabe obedecer; el mandatario consigue que los mandantes, o sea el pueblo, acepten e interioricen como propios los valores, criterios y hasta principios jurídicos propuestos por el tirano; dicho de otra manera: el gobernante dominador hace creer que sus propios intereses son éticos y formulan el valor y contenido del Estado.

Trasímaco expresa: "Sostengo yo, que la justicia no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte"; "…la justicia no se tramita en beneficio de los demás, sino de uno mismo; además, la injusticia es sabiduría y virtud, sobre todo cuando es perfecta y subyuga ciudades y naciones".

Sócrates, después de una larga explicación y basándose en su tradicional ironía que saca de quicio al propio Trasímaco, concluye que: "…La injusticia hace del hombre su peor enemigo al sembrar la discordia en su alma"; "La injusticia sólo conduce a la discordia, a la división, al odio, mientras que la justicia posibilita un ambiente de concordia y amistad. En consecuencia, si la injusticia provoca violencia y desunión lo más probable es que ningún grupo esté en condiciones de realizar obra alguna en común".

Por más argumentos éticos que se puedan esgrimir a favor de Sócrates, como lo hiciera San Agustín, en su "Ciudad de Dios"; en la realidad política, social y económica del México de hoy triunfa el sofisma de Trasímaco.

Por fin habló el presidente sobre el problema de la desaparición de los 43 normalistas y dijo lo que más conviene a su gobierno y a su imagen: "Iguala es un municipio emblemático en nuestra historia, no puede quedar marcado por estos trágicos acontecimientos, su gente merece ser conocida por sus fortalezas, su calidez y su firme carácter para alcanzar logros en favor de su comunidad".

Bien maneja Peña Nieto el aspecto histórico de la consumación de la independencia en esta población, pero por otro lado nos dice claramente que la vida de las personas, si no son sus amigos que han saqueado estados y los han sumido en la miseria, no son trascendentes. Pide además, desligar a Iguala de la tragedia; exactamente como el mutis que Él hizo cuando aconteció ese terrible crimen de estado. Solamente se asoma, en el país y en el extranjero, a lucir sus reformas, presunciones fatuas que están conduciendo a México al borde del precipicio a donde sí se está moviendo.

Por otro lado, nunca reprobó y por lo tanto bendijo, todas las raterías de miles de millones de pesos que han cometido sus amigos y patrocinadores, es capaz de mover toda la fuerza del estado para sacar de la cárcel a quien tiene sumido al estado de Coahuila en la miseria, entidad impedida de realizar y completar cualquier obra importante; algunas sólo inauguran y ahí se quedan, como elefantes blancos, otras las abren con graves carencias en lo más esencial de los servicios que deben prestar al pueblo más desamparado; como el Hospital General de Torreón. Un presidente que se deslinda de todo lo malo, políticamente hablando y parodia una frase atribuida a Benito Juárez "A mis amigos todo mi apoyo, comprensión y benevolencia; a mis enemigos todo el peso de la ley" haciendo de ese precepto, una cotidianidad.

¿Cómo se sentirán, tras esas crueles declaraciones, los padres de los desaparecidos? Después de todas sus luchas por encontrar a sus hijos, ¿Cuál será su sentimiento hacia el gobierno?: Tal como dice el gaucho Martín Fierro: «en mi ignorancia sé que nada valgo». Peña Nieto hace sentir que el pobre "es nada", ese nada es, en verdad, la «nadificación» del otro; un ser insignificante y ajeno al gobernante. Ésta es una de las categorías que nos permiten pensar que a lo largo de toda nuestra historia nacional, el mexicano ha sido, y es, nada; absolutamente nada para la sapiencia y virtud del tirano Trasímaquiano; así es la justicia que promueven nuestros gobernantes actuales; imposibilitados de abrirse, de entender al otro, ese otro que es el pueblo mexicano.

Ese "nada" que si es captado como ser único, trascendente e irrepetible por los estadistas de otros países; por ejemplo, a fines del mes pasado, cuando nos visitó Joseph Robinette Biden, actual vicepresidente de Estados Unidos de América, admira lo ha dicho por él; espetado aquí en México, en cara de los gobernantes en turno; no desde una lejana trinchera.

"Hemos sido testigos de demasiados ejemplos de tortura y violencia utilizadas para intimidar a periodistas mexicanos y civiles, ejecuciones extrajudiciales, cárteles actuando con impunidad y demasiados padres llorando por la pérdida de sus hijos a manos de la violencia. Continuaremos siendo honestos con el liderazgo mexicano acerca de cómo percibimos estos asuntos y buscando la manera en que podamos ayudar".

Esta no es una interpretación; son palabras directas; no es posible que vengan del extranjero a decirnos lo que aquí vivimos; lo que sentimos; aunque vale la pena reconocer que el sistema político mexicano, en especial liderado por el PRI, es tan poderoso y cínico, que absorbe los golpes que se le tiran y los convierte en energía propia, no dudemos que pronto, con esa misma declaración, haya políticos que justifiquen su actuar y hasta se atrevan a decir que los norteamericanos les dan a ellos la razón.

Mientras tanto, gracias a la actuación directa de las autoridades federales, haciendo uso de su influencia diplomática, se consiguió la liberación y, lógica absolución, del ex presidente del PRI y ex gobernador de Coahuila ante las autoridades de España, quienes curiosa o mañosamente, retiraron los cargos por los que lo habían detenido y, fue tan grande el poder absolutorio del gobierno mexicano, que exportando su corrupción, que logró cerrar, temporalmente, el caso en la madre patria, sin embargo, algo empieza a moverse allá nuevamente con el congelamiento de cuentas; en cambio acá se dejó sin efecto las acciones judiciales, además de definir, que la deuda es algo superado; no hay delito que perseguir y, en último término, lo justo es que varias generaciones de coahuilenses paguen, porque así convino a los más fuertes de Coahuila.

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