— William Shakespeare
Varios pueblos indígenas mesoamericanos, practican en sus usos y costumbres una legislación milenaria de castigo al hurto: cuando una persona roba, se le lleva al centro del poblado; la obligan a devolver lo hurtado; después es azotada públicamente y si demuestra arrepentimiento, se le perdona y puede seguir cohabitando en esa comunidad. Si reincide, además de los azotes y restitución de lo sustraído, se le destierra y se da a conocer su comportamiento entre los pueblos vecinos.
En algunas naciones los castigos llegan a niveles escalofriantes; pueblos bolivianos desnudan a los ladrones y los sientan sobre hormigueros. Indígenas peruanos los desnudan y los latigan con ramas de ortiga; una planta venenosa que causa inflamación, ardor y profundo dolor, echándoles agua helada para intensificar el suplicio; en todos estos casos, además de la publicidad del castigo; se dicta un discurso para meditar el porqué de la acción y cuáles son los valores que la motivan; el inculpado rinde una confesión. Tras el castigo se exige arrepentimiento. Algunas poblaciones suben a la red esas sanciones como las páginas web "Chapa tu choro".
La constitución mexicana en sus artículos 21 y 22 prohibe estas acciones en dos principios fundamentales que son justos y apropiados: "Nadie puede ejercer justicia por su propia mano" y "están prohibidas las penas de azotes, mutilación o tormento de cualquier especie". Claro que además, en el campo de la ética, nada justifica esas situaciones, pero hay realidades que las explican.
Resulta más que sospechosa la propuesta del PRI en la Cámara de Diputados que ofrece salvamentos a servidores y funcionarios públicos que haya incurrido en robo al erario, desvío de recursos y hasta tráfico de influencias, vulgo "Corrupción", siempre y cuando devuelvan lo robado. Ellos han rechazado plenamente la ley 3 de 3; bofeteando al pueblo de México.
La historia jurídica mexicana en materia de peculado, un delito cometido por funcionarios que tomen dinero del pueblo y lo utilicen en su beneficio, ha sido constante; siempre triunfa aquel abogado docto en alborotar la benevolencia popular. Me explico: ese delito lo dictamina un jurado conformado por ciudadanos, la mayoría de ellos escogidos con la preferencia típica de nuestra administración judicial; ellos decretarán si el acusado es o no culpable. Basta un mal abogado, pero que pueda mover el corazón de los juzgadores, para lograr liberar a cualquier indiciado, provocando lástima, condolencia o misericordia entre el comité juzgador. Tal parece que, al menos en La Laguna, donde ha habido muy pocos casos de peculado; jamás nadie ha sido condenado.
Así pues, la propuesta priista de que "…en los casos en donde no hubo dolo, no haya obtenido un beneficio él ni su familia o socios y que el servidor público cubra voluntariamente el daño y/o perjuicio, no se inicie el procedimiento sancionador". Pregunta: ¿es que acaso puede alguien tomar, conscientemente, dinero que no es suyo sin dolo y además no obtener beneficio alguno? Discúlpenme, pero quien incurra en esa situación, definitivamente deberá estar en un asilo para retrasados mentales; ¿o somos a los mexicanos a quienes nos quieren enviar ahí?
Conociendo las argucias acostumbradas por nuestros políticos en general, pero en especial por los proponentes de esta iniciativa, en esa laguna jurídica inmensa, quedarían hasta casas blancas y miles de millones de pesos recobrados por impuestos pagados por error y jamás encontraríamos dolo o culpabilidad por beneficio entre nuestros gobernantes.
Todo pareciera indicar que aún no se dan cuenta nuestros políticos del grave daño que causan al país y a sus habitantes las continuas, permanentes e infinitas corruptelas que comenten; la pobreza se incrementa cuando los recursos enfocados a combatirla se desvían a beneficios particulares; esas perversiones destruye a los ciudadanos y a sus bienes, se envilece la dignidad del torreonense cuando obras públicas se ubican en puntos colindantes con terrenos adquiridos por funcionarios y que, gracias a esa construcción, inmediatamente elevan su precio; ejemplo:… algún teleférico. O cuando los recursos se usan para ornatos innecesarios en lugar de aprovecharse para necesidades urgentes e importantes; como las calles de Torreón con tremendos hoyancos, decenas de colonias a oscuras, centenas de semáforos con focos fundidos y multitud de escuelas públicas cuyos sanitarios poseen condiciones higiénicas deplorables.
"Un Sistema Anticorrupción a la carta" piden el PRI y su verde faldero; un bufet de suculentos platillos que se puedan servir según sus particulares gustos e intereses y en el que se puedan combinar manjares y postres de perdón, devolución de capitales robados, y hasta ostracismos temporales, incluso, unos cuantos azotes, pero para nada pérdida de poder y riqueza.
Yo soy más sádico y propongo en lugar de golpes, que se castigue a los corruptos viviendo una existencia similar a la que sufren quienes ellos burlan. Imagínense a un señor acostumbrado a viajar en un avión de más de siete mil millones de pesos, rodeado de un sinnúmero de lambiscones que están pendientes de su más simple gesto para atenderlo, que abre botellas de vino que cuestan la comida semanal de miles de mexicanos; viajando en lujoso vehículo con asientos de piel y climatizado; llegando a su casa blanca en exclusivo sector residencial, servido por docenas de criados, rodeado de inimaginables comodidades, recibiendo pleitesía y cuya familia se cubre con lujosas vestimentas de los más caros modistos internacionales.
Ahora, imaginemos a ese mismo individuo habitando en una casa tipo infonavit; le concedemos un abanico para combatir el calor; midiendo la comida para su "prole", viajando en un camión atestado de trabajadores malolientes que no pudieron bañarse porque en su casa no hay agua ni para beber; temiendo que algún policía lo detenga "porque si" y le tenga que dar alguna "gratificación" para que lo suelte; viendo a sus hijos y esposa comprar ropa y zapatos usados; sus hijos en escuelas con puentes continuos; derechohabientes del IMSS y cuando se enfermen esperar que les den cita con el médico para dentro de tres meses y la medicina incompleta.
Sí, sí, yo acepto la propuesta priista de que los corruptos regresen lo que robaron, todo, absolutamente todo; incluidos los intereses generados y que luego vivan como cualquiera de los más de sesenta millones de mexicanos que están en nivel de pobreza por culpa de esas corruptelas que estamos perdonándoles; que aprendan la diferencia entre gastarse el dinero del pueblo en lujos y, cuidar el propio que no alcanza para indispensables.