Columnas la Laguna Columnas La Laguna Editorial

METÁFORA CIUDADANA

AL ÉXODO DE LA CORRUPCIÓN

LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ALVAREZ

"En política sucede como en las matemáticas: Todo lo que no es totalmente correcto, está mal".

Edward Moore Kennedy

Cuando Moisés sacó a los judíos de Egipto, de acuerdo al éxodo bíblico, hubieron de pasar 40 años antes de que llegaran a la "Tierra Prometida"; la mítica Cannán; lugar donde manaba leche y miel. Durante esas cuatro décadas, los israelitas fueron conducidos por un solo líder: Moisés, quien les entregó las leyes que Dios le había proporcionado para regir al pueblo; pero como no las respetaron, el castigo fue ese largo peregrinar por el desierto. En ese mismo período, fueron muriendo todos los antiguos esclavos con mentalidad negativa; surgió entonces una nueva generación de jóvenes con la idea de libertad y alejados de las viejas costumbres de pueblo sojuzgado; sin esa nueva concepción política, jamás hubieran podido conquistar todo lo que más tarde fue su reino.

Si bien es cierto que se entiende por éxodo la migración geográfica de un grupo humano hacía un lugar con mayores facilidades para la vida, hoy yo quiero referirlo a una migración si, pero de valores y principios, donde el pueblo mexicano pueda trasladarse del dominio de la corrupción y la impunidad a una vida de honestidad y de valores éticos y jurídicos vivibles, no simplemente pregonados y nunca observados; ¿Cuantas generaciones habrán de pasar para lograr cambiar la percepción de vida justa, tanto en la ciudadanía como en los gobernantes?

El actual sistema político mexicano, producto de la mentalidad posrevolucionaria del PRI, esta fincado en ideales representados por frases como "Quien no tranza, no avanza" o "quítate Tú para ponerme yo" y tal parece que será muy difícil transformar esa cosmovisión de la vida fácil, toda vez que los demás partidos políticos, del color o las siglas que sean, están estigmatizados por los mismos paradigmas de corrupción y sumisión al poder y al dinero; todo ello apoyado por los tres niveles de gobierno que protegen, a través de la impunidad, toda acción unible contra los delincuentes disfrazados de gobernantes.

Un grupo social ofreció una propuesta memorable, pero bastante avanzada de cómo empezar a lograr la honestidad en el gobierno, proposición que fue alegremente secundada por centenas de miles de mexicanos, y con un poco de tiempo más, hubiesen sido millones. Pero cuando esta inspiración popular arribó al congreso, éste de inmediato la prostituyó, alteró y modificó sustancialmente, lanzándola contra el mismo proponente y blindándose ellos y demás autoridades envilecidas y perversas, de la aplicación de la misma.

Hubo necesidad de una reacción popular y empresarial muy nutrida y hasta amenazadora, para que un ejecutivo asustado, ordenara a senadores y diputados modificaran en algunos sentidos dicha norma espuria, a lo que lacaya y sumisamente accedieron de inmediato, con una rapidez pasmosa.

Sin embargo, esta situación nos deja una lección y nos vuelve a presentar una realidad: La Lección es que cuando el pueblo reacciona, cuando estornuda, la autoridad sufre convulsiones y, la realidad viviente: que sigue vigente la podredumbre en la división de poderes a nivel federal (en Coahuila es normal) que únicamente manda el presidente y los demás se someten a sus antojos.

Esta experiencia invita al pueblo a la persistencia en la lucha ciudadana y a no parpadear jamás ante las amenazas de los gobiernos de la depravación política; ello puede llevar rápidamente, =antes de los 40 años del éxodo= a un enfoque metafísico de la conciencia que parta de la aceptación de la existencia de una ley fuerte de origen popular y que debe declararse verdadera y cierta; cuya esencia trascienda la naturaleza humana y la conciencia histórica. Una norma que impulse a todos a realizar el bien y a asumir la responsabilidad social.

El ser humano es el único ente sobre la tierra que puede tener responsabilidad, y la tiene. Puede escoger libremente sus acciones; puede deliberar entre alternativas y por ello mismo, es responsable de las consecuencias que de esas acciones resulten, toda vez que hubo una libre elección de las mismas. Ese poder de responsabilidad lleva a su vez al deber y por ello necesita interpretar claramente su conciencia y optar por la verdad, la justicia y la honestidad.

En el segundo libro del diálogo platónico "La República", después de la leyenda del pastor Giges, el sofista Glaucon asevera que: "nadie es justo por su voluntad, sino por fuerza, ya que si uno piensa que está a su alcance el cometer injusticias, realmente las comete". Sin entrar a discutir la naturaleza del origen del mal en el humano, Sócrates propone como respuesta a dicha problemática la educación; afirma: "…no fundamos nuestra ciudad con vistas a la felicidad de una sola clase, sino para que lo sean todos sin distinción alguna. Consideramos que en una ciudad así formada se encontrará la justicia mucho mejor que en cualquier otra y que en una ciudad peor constituida dominará por doquier la injusticia; los que cuidan de la ciudad han de esforzarse en que la educación no se corrompa. Parece pues que todo se apoya en la educación y es a la vez un resultado de ella. ¿O no es verdad que lo semejante llama siempre a lo semejante?"

Ante esa propuesta platónica, una educación basada en valores éticos será la ruta para lograr que México salga de esta negra situación de miseria política y social con que hoy está cubierto por la ruindad de sus gobernantes. Las famosas reformas, más bien la tunden con más mezquindad, porque en tanto que las bases magisteriales luchan por una educación moderna y eficaz, sus líderes se venden por unas lentejas gorgojeadas y sacrifican el futuro entero de la nación.

Afortunadamente la sociedad civil ofrece ya respuestas efectivas como las presentadas hace unos días en nuestra región por la organización ciudadana "Renacer Lagunero" quien propone, entre otras muchas: Capacitación de servidores públicos y ciudadanía; Elección ciudadana de servidores públicos; Monitoreo del desempeño gubernamental y ampliación de los espacios de participación y vigilancia ciudadana; Transparentar los procesos para la creación e integración de los consejos de participación ciudadana. Todo eso es educación cívica y camino al éxodo por la honestidad.

Leer más de Columnas la Laguna

Escrito en: Metáfora ciudadana

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas la Laguna

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1241855

elsiglo.mx