En 1016, un viajero del espacio llegó a la tierra. Visitó lugares atrayentes para un viajante como él; en especial, dado el objetivo de su visita, "Educación", quiso conocer la manera cómo las generaciones nuevas aprenden de las anteriores, así pues, visitó una escuela de la época. Luego regresó a su planeta.
En 2016 regresó a la tierra para ver cómo había evolucionado la vida humana; pudo apreciar grandes avance tecnológicos y científicos. Como siempre, interesado en el área educativa, encontró un edificio que decía "Escuela" y profundamente interesado ingresó ahí.
Encontró enormes diferencias materiales entre aquella escuela del medioevo que visitó mil años atrás; aulas profusamente iluminadas; no como aquellos tétricos y grises salones; pizarrones reluciente y marcadores de colores; indumentarias elegantes; libros empastados no manuscritos sucios y, sistemas de transmisión de imágenes a través de películas o efectos de programas computacionales.
Pero en lo esencial del proceso enseñanza-aprendizaje no encontró ninguna novedad: el profesor, ahora con más información que sus colegas del medioevo, seguía siendo el núcleo de la función educativa, él volcaba, vomitaba, transmitía, arrojaba una cantidad inmensa de información sobre sus alumnos pasivos que tomaban notas sobre el punto de vista del profesor, el educador, el de la razón, seguía siendo el único con capacidad para hablar, quien siempre tenía la razón, sus alumnos escuchaban y obedecían.
En lo trascendente, los alumnos, para los exámenes se "clavan" los conocimientos con alfileres en la mente, luego los re-vomitan en la prueba y más tarde: olvidan. La calidad educativa no está preparada para retener lo aprendido en el aula. El alumno tradicional es hijo de la "Esperanza"; espera aprender; espera terminar sus estudios; espera obtener un título que le abra el camino en la vida para que pueda subsistir dignamente en este mundo materialista donde lo que vale es el "Tener" y no el "Ser".
El proceso se repite continuamente generación tras generación. Así se ha hecho por muchos milenios, así deberemos seguir; es el paradigma de la educación bancaria que subsiste en México; cualquier reforma miope que se da por parte del gobierno está destinada al fracaso porque no entiende que el cambio es la única constante en el siglo XXI;
En el mundo exterior a México existe una revolución académica trascendente; la educación activa, aquella en que el alumno es el motor del proceso enseñanza-aprendizaje, él toma la educación en sus manos, estudia por convicción, aprende por experiencia, discute con sus compañeros sobre temas académicos importantes; sobre lo le puede permitir enfrentar al mundo solo, sin necesidad de tomar la mano conductora de su profesor. Es ya, desde ahora, un adulto libre que se auto educa. El profesor sólo le orienta en casos necesarios, ya no controla la educación.
El actual gobierno federal creó una reforma educativa que excluyó a los factores de la enseñanza, sólo participaron burócratas y líderes sindicales; personas ajenas al aula y a la problemática magisterial. Tras el fracaso de esta "reforma" y la permanente presión de la CNTE y de grupos de profesores del sindicato oficial; con más susto que con gusto, se decidió decir que no se daba un solo paso atrás, pero se convocaba para un nuevo modelo educativo, se están realizando foros, pero una vez más, los agentes educadores que podrían provocar el cambio, no fueron incluidos de manera determinante.
Este nuevo sistema no busca entender la capacidad de los milenium, subsisten en él los viejos procesos de siglos atrás; impedido está de ver que los niños de hoy, su actuales educandos, manejan tecnologías muy avanzadas y que los profesores no, y esto menos lo entienden los políticos ineptos que jamás han pisado un aula como mentores. Estamos educando a los niños para vivir en un mundo que ya no existe.
Una reforma educativa no es "Política de políticos", sino un sistema de educadores; lo que estamos viendo en este "nuevo modelo" es una política ratonera que jamás entenderá a los niños y profesores del siglo XXI; no atiende las más elementales normas didácticas y pedagógicas de este tercer milenio: Los nuevos tiempos exigen desarrollar las capacidades innatas de los niños y cambiar las consignas académicas.
Debe haber personalización y socialización educativa: cada educando aprende diferente: no es lo mismo un niño lagunero que un niño indígena de Oaxaca. Pedagogía participativa: colocar al alumno como núcleo social, y fortalecer el aprendizaje para poder crecer; "mientras más pobres, más sólida debe ser la educación".
Enseñar "aprender a aprender y ampliar tiempos y espacios para la educación": hasta la televisión puede ser educadora; implementar técnicas de aprendizaje permanente; Entender que la creatividad infantil es tan importante como el aprendizaje.
Este Modelo, al colocar a la escuela como núcleo, no al educando, al surgir solamente de encuestas a los profesores, reprime e impide el crecimiento del proceso educativo; me pregunto: ¿los propulsores del nuevo modelo educativo de la SEP serían capaces de entender el primer dibujo de "El Principito"? Seguramente no, pero todos ellos se sienten con derecho a dirigir la educación de los niños Millenium, partiendo de una visión de generación silenciosa.
Los niños buscan siempre; no tienen miedo a equivocarse, eso los distancia de profesores incapacitados, reacios al mundo del tercer milenio. Se debe buscar una educación que comprenda a todo el ser humano, individual, familiar y socialmente. Es importante incluir academias que desarrollen el cuerpo como la educación física y el sentido social a través del civismo; no sólo las ciencias exactas por excelencia. Educar su ser completo para que puedan, con amplias capacidades, enfrentar un futuro cada vez más difícil y problemático.
Para una auténtica Reforma Educativa se requiere que la cabeza de la misma sea una persona preparada, culta y con visión pedagógica; por ello, esta reforma destinada al fracaso hasta que el presidente sea un formador, no un burócrata al servicio de un grupo político; que no pida perdón, simplemente realice los cambios exigidos por los actores de la enseñanza y que no vaya a utilizar al INEGI para que realice un nuevo estudio que descubra que la educación en México ha crecido enormidades; como se expresó cuando se propuso al senado esta iniciativa y se citaron cifras totalmente falsas.