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METÁFORA CIUDADANA

LA CORRUPCIÓN EN LOS OTROS

LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ALVAREZ

Hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre.

Dicho popular

El 3 de octubre de 1927, en Huitzilac, Morelos, caía abatido por tropas federales el General Francisco Serrano Barbeytia; hombre que había sido de todas las confianzas del expresidente Álvaro Obregón; y, hasta pocas semanas antes de su muerte, secretario de Guerra y Marina, así como Gobernador del Distrito Federal en el período de Plutarco Elías Calles; dicho con otras palabras: de la misma familia; de la misma sangre que estos presidentes; "cuate de ambos".

¿Qué fue entonces lo que impulsó este crimen de Estado, al que Martín Luis Guzmán dedica su obra "La Sombra del Caudillo? Pues resulta que Serrano, creyendo que era cierto que no había reelección en México, arranca su campaña para ocupar la presidencia del país en junio de 1927; cinco meses antes de que Álvaro Obregón anunciara su reelección y con ella la traición al principio esencial de la Revolución Mexicana de 1910; decisión que fuera apoyada en la Cámara de Diputados por el socialista multimillonario Vicente Lombardo Toledano.

Francisco Serrano había logrado su nominación por varios partidos y asociaciones políticas que lo veían como el sucesor de Calles, dada su camaradería con Obregón; varios líderes sindicales originalmente también le brindaron su apoyo; todos le rendían pleitesía cuando estaba en el poder, pero cuando se enteraron de que Obregón lo desconocía, todos se le echaron encima y lo criticaron y, en su momento, festinaron su muerte. El asesinato de Serrano significó un llamado de atención a todos los suspirantes al trono presidencial, con la advertencia de que si eso le sucedía al cachorro del caudillo, imaginen su suerte otros ilusos que no eran amigos de él.

Sacrificar y, hasta en su caso, ejecutar al amigo ha sido una práctica recurrente de los déspotas. Cuando las críticas aprietan; llegado es el momento de sacrificios; mismos que se ofrecen a la ira de los dioses o del pueblo. Lo estamos viviendo ahora mismo; ante las tumultuarias protestas contra la casa blanca, el departamento rosa, las fallidas reformas estructurales, la crisis educativa, la ruina olímpica y la depresión económica que ya sienten las "señoras de la casa"; hay que generar cortinas de humo aunque para ello, lo que se queme sean los cuates.

Hace unos días, Enrique Peña Nieto, declaró: "…no meteré las manos por nadie; cada gobernante es responsable de sus actos y tiene que rendir cuentas claras sobre la responsabilidad que asumió"; además aseveró que su gobierno tiene el compromiso de "no solapar, no permitir, que haya actos de corrupción. Y que si eventualmente alguien incurrió en un acto de éstos, que enfrente el peso de la ley". Ese es nuestro honestísimo primer mandatario.

Al mismo tiempo, el remedo de Virgilio Andrade dentro del PRI, el titular de la comisión de justicia partidaria, declara que son cuatro los distinguidos miembros de ese partido que serán juzgados internamente y, en su caso, serán expulsados por actos de corrupción. Supone el PRI que eso nos debe bastar a los mexicanos; nada de devolver los recursos robados y menos aún, ir a la cárcel, pero ya otros partidos se aprestan a invitarlos a sus filas en caso de que caigan en desgracia.

¿Que no eran, un ejemplo, prácticamente la cara del "Nuevo PRI" Javier Duarte de Ochoa, César Duarte y Roberto Borges"? según declaró Peña Nieto durante su campaña. ¿Pertenecen esos gobernadores al escaso uno por ciento de priistas corruptos? "Calderón y Zavala no tienen las manos limpias" estulticia César Camacho, exdirigente máximo priista, mientras pule uno de sus lujosísimos relojes, con el cual podrían comer varias decenas de familias mexicanas por un año al menos; y, seguramente tiene razón; al final del día son políticos mexicanos, como lo es López Obrador con su 3 de 3 y sus argumentos para burlarse del pueblo mexicano, pero muy especialmente de sus seguidores que le han adorado por 15 años en un auténtico culto a la personalidad del "presidente legítimo". Ciertamente hoy en México simulamos lo mismo que en una avalancha, dentro de la cual, ningún copo de nieve se siente responsable".

En otra parodia similar, el otro Enrique, el que llegó por "cuatecracia" como jerarca máximo del PRI; el que cuenta con los dedos y descubre que sólo el uno por ciento de los priistas es corrupto, declara: "…se acabó el recreo para la oposición" pero al mismo tiempo, escupe hacia arriba sin quitarse del lugar cuando afirma: "ya es tiempo de que la sociedad conozca el tamaño de las mentiras que propagan" y, en ese mismo lapsus cretinus, cita cifras totalmente falsas de crecimiento que demuestran cinismo además de ignorancia; Sr. Ochoa Reza, una vez más: De verdad, ¿Qué tan estúpidos cree que somos los mexicanos?

Ante esta terrible realidad, es indispensable crear nuevos modelos de gestión política, partiendo de la cosmovisión de la sociedad civil que cada día vive las tormentas de una corrupción perpetua, creciente, contagiosa y autoregenerativa; debemos crear redes de cooperación social y de compromisos éticos; jamás manipular, ser profundamente respetuoso con las comunidades e incluyente de los más humildes, de los invisibles, de los que solamente se utilizan en tiempos de elecciones. Urge crear ciudadanía crítica, pensante, que confíe en sí misma y deje de depender del gobierno.

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Escrito en: Metáfora ciudadana

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