Porfirio Díaz logró desde 1894 un superávit en la economía nacional y hacia 1907 saneó las deudas tan graves que sus antecesores habían contraído con naciones poderosas como Francia, justificación que sirvió para generar al menos dos guerras: la de "Los Pasteles" en 1836 y su Intervención de 1862.
Consecuentemente, en la primera década del Siglo XX, la moneda mexicana estaba fuerte; en el peor de los casos se cotizaba al mismo nivel que el dólar e internacionalmente se prefería al "peso duro" sobre cualquier otra moneda de cambio. Algo esencial en el gabinete porfirista fue la continuidad de un gran experto en economía; José Ives Limantour; quien se esmeró en purificar las finanzas del país y nunca anduvo proponiendo ensayos políticos de dudosos resultados e iba sólo a lo suyo, consiguió logros trascendentes, también es importante destacar que el viejo dictador no experimentaba cambiando ministros a ver que salía. Él, en 1908 presumía con justa razón: "Es para mí bastante recompensa ver a México elevarse y sobresalir entre las naciones pacíficas y útiles" y le sobraba razón.
A nadie sorprendió la salida de Luis Videgaray de la Secretaría de Hacienda, la duda podría estar en si obedeció al mal que manejo de la economía en estos cuatro años o como castigo por su torpe propuesta de invitar a Trump que le ha costado a Peña Nieto otra rápida resbalada en la pendiente de su popularidad. Ciertamente en nuestro país estamos acostumbrados a tener gabinetes con supercerebros que lo mismo bordan que cocinan o dirigen un barco; Meade abre en el peñismo como secretario de Relaciones Exteriores; brinca a Desarrollo Social, ahora en Hacienda; puesto que había desempeñado con Calderón, Su formación académica coincide con la de Videgaray; licenciatura y doctorado en economía, lo que no es garantía de que pueda manejar las finanzas del país. Ambos son ejemplo de los tecnócratas nativos que están formando los Estados Unidos para manejar a su antojo a los países latinoamericano; casi todo doctorado en Norteamérica obedece a intereses tecnocráticos.
¿Qué deja Videgaray y qué recibe José Antonio Meade?
Hoy nuestra economía enfrenta problemas más que graves; una reducción más al crecimiento del Producto Interno Bruto de México, algo que ya deberíamos aceptar como una tónica de este sexenio, ¿Dónde está el prometido 5.2%? logrando con ello menos empleos y más pobres; Otro recorte en el gasto nacional por 240 mil millones de pesos para 2017; merma que no se concentra en el burocrático gasto corriente, sino en apoyos a los grupos sociales más vulnerables y en inversión.
Una deuda externa elevadísima, cuyos intereses crecieron un 14.8% para 2016, lo que significa un pago de 455 mil millones de pesos; amenazante factor de tensión para el sistema cambiario y tasas de interés. Antes de este sexenio, los intereses de la deuda externa oscilaban en promedio a 130 mil millones de pesos al año; a partir de entonces el promedio es superior a los 305 mil millones de pesos. Esto es más que preocupante; dado que sigue habiendo crisis en Europa y Estados Unidos, el acceso al financiamiento mundial puede verse reducido al y que subsiste la posibilidad de un aumento en el coste del crédito.
De las reformas estructurales la única que ha funcionado es la fiscal pero sólo en términos recaudatorios. Se calcula en un billón de pesos más el incremento impositivo; pero preguntémonos: ¿Dónde quedaron? Y más aún, ¿Por qué no ha sido posible reducir la deuda pública? Según algunos expertos, la cruda de la alcoholizada caja chica de las pensiones está medrando seriamente ese crecimiento; este año serán unos 700 mil millones de pesos para cubrir ese déficit. Agregamos a esa resta que las deudas de los estados no se cobraran y si se les participará; además el increíble fracaso de PEMEX y CFE; únicos monopolios en el mundo que pierden; éstos redujeron sus ingresos y habrá que "salvarlos". Así, ningún aumento de impuestos alcanza, ahora para 2017 disfrazados y escondidos en las cortinas de humo continuas.
También deberá enfrentar una doble caída de las divisas: por los ingresos petroleros que podrían significar dejar de percibir unos 470 mil millones de pesos anuales y la de los paisanos trabajando en Estados Unidos, repatriados a la fuerza y cada vez con menos posibilidades de obtener trabajo, eso antes de Trump…
Sigamos sumando: ante la irrisoria puntada del extinto secretario Videgaray que el aumento de la gasolina sólo afectaría a quienes tuvieran automóvil; por ello los productos alimenticios y otros satisfactores serán traslados en recuas de mulas que no toman gasolina. Todo esto está incidiendo en los precios de todos los productos: =preguntémosle a la señora de la casa= sobre todo aquello que se requiera ya no para vivir dignamente, sino para sobrevivir.
Agreguemos a la problemática económica la incredulidad política que ya trasciende a la oposición; presenciamos el divorcio PRI y presidente; porque mientras ese partido y su verde perrito faldero defendían en el Senado la invitación a Trump, pero este, en ese momento castigaba a Videgaray, demostrando con ello que aceptaba que había sido un error invitar a ese enemigo de México, quien a su vez, no deja de burlarse de ellos y de todos nosotros.
¿Aún no es tiempo de dar un verdadero golpe de timón? Pero no alternando a personas en el gabinete; son las mismas "fichas" pero reacomodadas; y no se culpe al que sale del juego, el que no cambia es el que reparte; el gestor, quien mantiene los mismas necedades deleznables de muñequito ventrilocuado por televisa. Con monárquicas ordenanzas exige bajar la deuda y hacer crecer a México por decreto. Así, no va a salir al país del barranco y sí van a seguir dañando al pueblo; ¿Qué será lo bueno que si se cuenta?
