Los profetas del Antiguo Testamente fueron hombres probos que enfrentaron a los poderosos de su época y se atrevieron a encararlos directamente para denunciar públicamente sus pecados y faltas administrativas en el ejercicio del poder. Frente a las veleidades y corruptelas de gobiernos, estos defensores de la verdad, de la pureza de la ley, de la honestidad y como intermediarios de su Dios, sin ningún temor exhibieron ante todo el pueblo las falsas actitudes y las depravaciones de reyes y gobernantes; lo hicieron de manera directa, sin eufemismos y sin cortapisas; simplemente exhibieron la terrible realidad de los déspotas.
Hacía el año 1015 a.C., el profeta Natán reprende al poderoso David, le grita su pecado por haber seducido a Betsabé y provocar la muerte de Urías, el esposo de ésta para quedarse con ella. Yahvé pronuncia en boca de Natán: "Yo te escogí como rey de Israel... te di el palacio y el reino. ¿Por qué despreciaste mi palabra, e hiciste lo que no me agrada? ...jamás se apartará de tu casa la violencia. Yo, el Señor, declaro: Voy a hacer que el mal contra ti surja de tu propia familia... Si tú has actuado en secreto, yo voy a actuar en presencia de todo Israel y a plena luz del Sol."
400 años después, Nabucodonosor el grande conquistó Jerusalén, quemó y saqueó el templo de Salomón. A su muerte su hijo Baltazar organizó una fastuosa fiesta en su cumpleaños y ordenó sacar las copas sagradas del templo y brindar con ellas; a causa de esta profanación apareció una mano gigante y escribió, en un muro tras el rey, unos símbolos que ningún adivino pudo descifrar. Se llamó al profeta Daniel y éste le tradujo a Baltazar: "Ha contado Dios tu reino y le ha puesto fin; has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso; ha sido roto tu reino, y dado a los medos y persas". Esa misma noche Babilonia fue invadida y Baltasar muerto; el medo Darío se apoderó del reino.
Hacía el año 30 de nuestra era, Juan el bautista, "La voz que clama en el desierto", profeta primo de Jesucristo, gritaba frente al palacio de Herodes Antipas: "No te está permitido irte a vivir con la mujer de tu hermano; déjala y arrepiéntete" Esto molestó más a Herodías, la adultera y aprovechando la fiesta de cumpleaños del tetrarca (todo parece indicar que los tiranos aprovechan sus cumpleaños para realizar ostentosas fiestas donde derrochan el dinero del pueblo), en un momento de debilidad de Herodes, ella le exigió decapitara a Juan el Bautista.
Las propuestas de los profetas bíblicos eran el respeto a la ley de Dios, seguir los dictados de la virtud y comportarse de manera honesta y digna. Hoy existen los profetas ciudadanos; personas y organizaciones que nos piden exactamente lo mismo. Ahora concebimos como voluntad divina la voluntad popular. Estos atrevidos mexicanos por diversos medios exigen a los gobernantes el respeto a la persona de los habitantes de una ciudad, o estado y que se busque el beneficio del pueblo.
Los profetas ciudadanos siguen existiendo y como son ajenos a cualquier partido político, pueden reclamar: "Basta de tiranos que se beneficien con la miseria del pueblo". Presentan propuestas viables y efectivas para sacar de la miseria económica y de la indignidad social a la inmensa mayoría de los habitantes de este país. Ya no salen a conminar por la calles nada más, pero si denuncian y lo hacen fuerte, firme y con argumentos irrebatibles a pesar del cinismo y desvergüenza con que se mueven los políticos que, además de negar sus atrocidades, corruptelas y fraudes, quieren burlarse del pueblo haciéndolo creer que ellos son incólumes. Los profetas ciudadanos utilizan diferentes instrumentos de comunicación social como los medios impresos y radiofónicos honestos, aprovecha las redes sociales; ofrecen conferencias, seminarios, enunciados cívicos y pláticas a la sociedad civil.
A estos profetas ciudadanos el gobierno les ha querido imponer una ley de silencio a través de un reglamento espurio, inconstitucional e inmoral; pero la razón jurídica y popular exige que el derecho a la actividad política ciudadana esté más allá de los caprichos despóticos; la Declaración Universal de los Derechos Humanos la reconoce como un derecho natural y nada puede limitarla o impedirla. Por el contrario, la primera obligación de cualquier gobierno con su ciudadanía es promover la participación de ésta en las acciones que puedan apoyar el beneficio social; jamás crear obstáculos o reglamentos para su ejercicio.
Como ciudadanos debemos exigir a gobierno y al congreso transparencia en sus acciones, así como defender los intereses del pueblo, no los de su partido y a exgobernantes cómplices y tal vez, culpables. Y como difícilmente lo harán, entonces debemos apoyar a las organizaciones de la sociedad civil que si están denunciando y hasta proponiendo soluciones, como Participación Ciudadana 29 y Laguneros Unidos de Corazón que nos presentan 10 puntos efectivos para combatir la corrupción que unida a la ineficacia mantiene a Coahuila y a Torreón, amén de todo México en una situación lamentable; otro profeta es "Renacer Lagunero" que ha presentado una agenda ciudadana con propuesta efectivas, eficaces y viables para lograr una comunidad respetable; el Consejo Cívico de las Instituciones Laguna, que con valor y profundo conocimiento presenta cifras precisas y exactas de los delitos que se cometen en la región y que desmienten las falacias de las autoridades que aseguran que "aquí no pasa nada"; Asociación Cívica de La Laguna que forma líderes comprometidos con su comunidad; y varios otros profetas como Información y Participación Ciudadana; Alzando voces; Morelando y hasta algunos consejos ciudadanos y organismos empresariales que por su cercanía con las autoridades provocan que surja la duda.
Históricamente la participación de la sociedad civil en la solución de las más difíciles problemáticas, ha sido muy efectiva y positiva; Gandhi logró la independencia de la India; Martín Luther King los derechos civiles y Nelson Mandela la supresión del "apartheid" por la vía pacífica. También es muy válida la desobediencia civil. Ya está trazada la ruta: ¿iremos adelante?
