Cuenta la leyenda, que fue un sabio brahman del Valle del Indo llamado Sissa, el inventor del juego del ajedrez, que lo creó para dar una lección de humildad al rey que tiranizaba a su pueblo. El déspota monarca, muy contento y satisfecho del ingenio del sabio, le prometió que le concedería lo que quisiera. Con sencillez Sissa le pidió, simplemente, la cantidad de trigo que resultase de poner un grano en la primera casilla del tablero; dos la segunda; 4 en la tercera; 8 granos en la cuarta casilla y así, sucesivamente, aumentando al doble de la anterior, cada una de las restantes 60 casillas. El rey molesto aseveró: "Has de saber que tu petición es indigna de mi generosidad. Al pedirme tan mísera recompensa, menosprecias, irreverente, mi benevolencia. En verdad que, como sabio que eres, deberías haber dado mayor prueba de respeto ante la bondad de tu soberano. Retírate. Mis servidores te sacarán un saco con el trigo que necesitas". Pomposamente ordeno que entregaran la recompensa inmediatamente; el tesorero del rey, con sarcástica sonrisa y burlona actitud, buscó encontrar el número que correspondía a la cantidad de granos de trigo y tras su inútil pedantería, descubrió que el número de granos era una cantidad imaginable y que no alcanzaban todos los graneros del reino, ni aún del mundo para pagar ese invento: Dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones setenta y tres mil setecientos nueve millones quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo (18.446.744.073.709.551.615); poco menos de lo que se están llevando los gobernadores del Nuevo PRI y sus sucedáneos del PANRD.
Para muchos mexicanos queda claro que PRI, corrupción, cinismo e inflación son un póquer de ases que siempre llegan juntos. A partir del gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) y sus sucesores, hasta el fin del milenio, la devaluación del peso lo llevó a valer milésimas, por lo que el actual Supremo Poder Real, en su paso por la presidencia de la república (1988-1994); hubo de quitarle tres ceros al peso y sólo en apariencia; se niveló la economía, pero la deuda creció exageradamente y el peso siguió sufriendo devaluaciones. Iniciando el siglo XXI; se logró controlar tanto la inflación como la devaluación, las que siguieron existiendo, pero ya muy tenues.
Con el regreso del PRI al poder en 2102, resucitó el póquer de ases; sólo que ahora se ha convertido en quintilla: se le agregó el comodín "Impunidad"; por ello continuamente aparecen más casos de corrupción. El resultado de las elecciones en Estados Unidos ha servido de pretexto ante esta incapacidad de saber contar, lo mismo granos de trigo que millones de dólares; este fin de semana esa divisa rebasó los 21 pesos y con ello las luces de alarma encandilan. La Coparmex, pide aumentos al salario mínimo, a lo que se suma la CTM; ya recordamos aquellas épocas de aumentos mensuales que destrozaron la economía familiar.
Buena parte de la crisis anunciada hace tiempo, ya la estamos viviendo; ciertamente tiene algunas causas internacionales, pero muchos conflictos mundiales recientes, como el de 2008 que tronó grandes financieras y aseguradas norteamericanas, al pueblo mexicano poco afecto. Tal vez las precauciones de entonces si funcionaron. Sin embargo, dispendios actuales como el excesivo gasto superfluo, excesivo e ineficiente en la promoción de la imagen personal de enrique peña nieto, dañan excesivamente: Joel Salas, comisionado del INAI detalla cómo el presidente gasta más en publicidad que en presupuestos destinados a fines sociales, superando a programas como Escuelas de Calidad, IMSS, Prospera y la defensa de los derechos humanos. "La promoción de su imagen tuvo un gasto adicional del 49 por ciento, en 2013; 35 por ciento, en 2014, y 80.5, en 2015, cuando gastó 9 mil 619 millones de pesos en publicidad oficial; para sumar 24 mil millones de pesos". Y Coahuila no canta mal las rancheras, cientos de millones de pesos en publicidad de falacias como seguridad, empleo y obras irreales; con una economía tan fuerte que soporta la megadeuda, de la que ya no quieren acordarse y subsidia empresas fantasmas.
Tal como "se les caen las piezas de la manos", mal manejan la economía pública que cancelan programas sociales muy valiosos, como la desaparición del Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (Pronapred); mismo que permitió al Ayuntamiento de Torreón saludar con sombrero ajeno, ya que gracias a él se realizaron el Centro Cultural y Deportivo de La Jabonera y la Línea Verde, no así la fastuosa comida de cumpleaños del alcalde: esa se pagó con el erario municipal, porque él sólo se dedica a realizar obras de relumbrón con dinero federal, mientras media ciudad sigue sin agua, sin drenaje y a oscuras por las grandes fallas en el alumbrado público de tres mil millones de pesos. ¿Y cómo entender que mientras crece exponencialmente la deuda municipal existe una nómina con exorbitantes sueldos en trabajos incluso manuales? ¿Es para beneficiar a los trabajadores? Para nada; es para subsidiar al PRI; así se les descuentan altos porcentajes que van a las campañas de ese partido y nadie se queja porque aún le queda mucho.
¿Dónde está la fortaleza económica del país que ha presumido peña nieto y sus secretarios? ¡Esa tan buena y que no se cuenta! El maquiavelismo para manejar el erario es admirable; tan terrible como el que usó Sissa cuando pidió granos de trigo como retribución de su invento; él sabía la imposibilidad del pago, así creen los erarióvoros que será su tránsito por el cargo.
Es necesario un enroque en la política y en todo el país: cambiar la reina de PRI-corrupción por la torre de la honestidad y usar el alfil de la eficiencia contra el caballo del compadrazgo; avanzar los peones de la transparencia hasta la última fila contraria y convertirlos en reinas y torres de la ciudadanía.