"No se dice ler; se dice leer"
Andrea Lomelí.
El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, intentó minimizar la realidad desastrosa del sistema educativo mexicano, aceptando que sólo tiene un retraso de 10 años, cuando la realidad que refleja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es de 15 años. Retroceso producto de múltiples factores en los que se alternan reformas de carácter político con nombramientos de ineficaces funcionarios, así como la "cultural corrupción" vigente: ejemplo, la creación de universidades falsas como la de Javier Duarte en Veracruz que ha vendido más de cien mil títulos apócrifos. Jamás se profundiza en la problemática académica para buscar ahí la raíz del porqué los mexicanos no estemos preparados ante una sanguinaria competencia mundial, donde solamente los más capaces y con mayores conocimientos podrán sobrevivir en este globalizado mundo económico y tecnológico que cada día se acelera más, distanciando países, personas y comunidades.
Desconocedores de nuestra historia, creemos que esa problemática es crónica; que es inviable el enroque "Académicos-Políticos": Menciono sólo algunos éxitos de destacados responsables de la educación en nuestro país: Ignacio Ramírez "El Nigromante" uno de los más brillantes pensadores del liberalismo del siglo XIX y destacado escritor, quien al igual que Sebastián Lerdo de Tejada; ilustrado jurisconsulto, fueron Ministros de Justicia e Instrucción Pública de Benito Juárez; Justo Sierra Méndez; escritor, historiador, periodista, poeta y decidido promotor de la fundación de la Universidad Nacional de México, nombrado "Maestro de América" título que le otorgaron varias universidades del mundo; durante el Porfiriato, fue el Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Hasta el dictador Victoriano Huerta nombró a un destacado hombre de letras como secretario de educación, Nemesio García Naranjo; periodista; escritor; historiador, catedrático y académico eminente.
Uno de los momentos más excelsos de la historia de la educación en México se vivió bajo el gobierno de Álvaro Obregón, cuando nombró como primer secretario de Educación Pública a José Vasconcelos, el más grande filósofo mexicano, además escritor, historiador y político, hizo de los maestros rurales un ejército de paz y de cada profesor, según su propia metáfora, un «apóstol de la educación». Fue rector de la Universidad Nacional a la que le creo su escudo latinoamericano y el lema: "Por mi raza hablará el espíritu". Trascendente fue su visión de la educación como motor social y agente de transformación comunitaria; al tomar posesión expresó: «Yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo».
No para ahí la gloria nacional en sus secretarios de educación que buscaban el bien académico: Jaime Torres Bodet; diplomático, escritor, ensayista y poeta; director general de la UNESCO; con Manuel Ávila Camacho, reorganizó y dio nuevo impulso a la Campaña de Alfabetización para adultos analfabetos (47.8% de la población) creó el Instituto de Capacitación Magisterial e inició la Biblioteca Enciclopédica Popular. Ya bajo Adolfo López Mateos continúo su labor docente y fundó el Comité de Administración del Programa Federal de Construcciones Escolares (CAPFCE), edificando numerosas escuelas. Agustín Yáñez; Uno de los más grandes expositores de la novela mexicana; precursor de la novela moderna, ensayista y cuentista. Bajo Gustavo Díaz Ordaz creó la Comisión Nacional de Planteamiento Integral de la Educación, para evaluarla y proyectarla a futuro, dando énfasis a la primaria y creando nuevos paradigmas educativos, como el uso de medios masivos de comunicación.
Quedan algunos otros educadores valiosos como Jesús Reyes Heroles; ideólogo y escritor y Víctor Bravo Ahuja; primer rector del Tecnológico de Monterrey. Algo que vale destacar de todos estos secretarios de Educación, es que primero fueron educadores, conocieron la realidad académica de México, luego políticos, por ello pudieron ofrecer respuestas adecuadas la problemática de sus tiempos.
En cambio, el enroque "Políticos-academia" ha sido más bien nefasto: Fausto Alzati, quien se ostentaba como "doctor" graduado de Harvard no siendo cierto, por lo que se le conoció como "FAlzati"; y el actual secretario de educación Aurelio Nuño Mayer, quien ha provocado más problemas magisteriales y sociales que beneficios.
De acuerdo a la evaluación que realiza la OCDE, una organización de carácter internacional sobre la que el gobierno peñista no tiene poder alguno, 57 por ciento de los estudiantes tienen bajo rendimiento en Matemáticas; 48 por ciento recibe idéntica calificación en Ciencias y un 42 por ciento en Lectura; un alto rezago en comparación con el promedio de los 34 miembros de esa organización. Pero el problema subsiste entre quienes estudian en escuelas privadas, si bien no tan grave, tampoco es aprobatorio; teóricamente saben hacer cosas muy básicas y sencillas, pero no están preparados para competir en el mundo global y la economía del conocimiento; lo que significa que la brecha se amplía año con año.
Considerando que la educación está destinada a desarrollar las capacidades intelectuales, valores, aptitudes y habilidades del ser humano, buscando su pleno desarrollo, la actual mexicana, ha fallado lastimosamente.
El actual secretario de educación, quien carece de dicción en su escuálido lenguaje; nombrado por amistad y complicidad, no por méritos académicos, necea reiterando "la necesidad de la reforma educativa...". Una vez más se demuestra que el actual régimen le apuesta al engaño del pueblo. Se niegan a reconocer que todas sus reformas, todas, han fracasado y que la educativa encabeza ese descalabro político-social que está hundiendo al país.
Existe una responsabilidad compartida: padres de familia sin atención a los hijos y exigencia a ellos y escuelas, profesores en zona de confort y las constantes reformas educativas de cada sexenio, hasta el día de hoy, como las dietas para adelgazar, todas son ineficaces. Si una sola sirviera, ya estaríamos viendo resultados. Así la situación, es imposible pedirle a un país que supere los problemas educativos si su presidente no lee y si plagia y si su secretario de educación no tiene dicción y lo único que hace son corruptelas como comprar la espuria "Organización Mexicanos Primero" para culpar a otros de su incapacidad.