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Metrobús, urgente y necesario

NUESTRO CONCEPTO

La movilidad es una de las cualidades más importantes en la competitividad de una zona urbana. Es, además, una de las condiciones elementales para equilibrar el piso en una sociedad marcada por la desigualdad económica. Quienes tienen la posibilidad de poseer un automóvil llevan ventaja sobre quienes no pueden, sobre todo en un área conurbada como la nuestra en la que la mayoría de los recursos se invierte para obras que benefician este tipo de movilidad. Los que no tienen acceso al auto, hacen uso del transporte público y, en menor medida, a un transporte alternativo como la bicicleta. Pero las malas condiciones del primero y la insuficiente infraestructura para el segundo, abren aún más la brecha de la desigualdad. Hoy, en La Laguna, quien se traslada en auto tiene, a pesar del deterioro del pavimento de las calles, una ventaja exponencial sobre quien se traslada en autobús o bicicleta.

Esta es una de las razones por las que la inversión en transporte público y movilidad alternativa deben ser una prioridad para los gobiernos. Pero hay otra razón igual de importante que tiene que ver con el medio ambiente. Privilegiar al automóvil en la planeación del gasto de infraestructura urbana no sólo es poco redituable en términos sociales, puesto que se beneficia a una élite y no a la mayoría, sino que también deriva en un alto costo ecológico por la enorme cantidad de emisiones de contaminantes y gases invernadero, principales causantes del fenómeno del cambio climático. En la medida en la que se logre desincentivar el uso del auto y motivar la utilización de transportes alternativos se podrá contar con un aire menos tóxico para los pobladores y una ciudad menos nociva con el medio ambiente.

Por ambas razones, el proyecto de construcción del Sistema de Transporte Metropolitano, o Metrobús, es de suma trascendencia para la región y, por lo tanto, debe llevarse a la práctica en el mejor de los términos. En principio, el proyecto, calculado en 6,200 millones de pesos, contempla la conexión desde Matamoros, Coahuila, hasta Lerdo, Durango, pasando por Torreón y Gómez Palacio, a través de una ruta troncal o varias, por donde circularán las unidades nuevas, y que será alimentada por rutas secundarias. De acuerdo con las autoridades, este sistema permitirá una movilidad más eficiente y limpia en toda la zona metropolitana, con menos tiempos de traslado y, en teoría, menores costos para el usuario.

No obstante, el proyecto ha encontrado resistencias y problemas que ponen en duda su óptima ejecución. Como era de esperarse, la principal resistencia se encuentra en el gremio de los transportistas, varios de los cuales ven que con el Metrobús van a registrar pérdidas en vez de las ganancias que prometen las autoridades. Es verdad que durante años los transportistas han sido mucho más parte del problema que de la solución, pero esto se ha debido también a la complicidad u omisión de los gobiernos a los que les ha temblado la mano a la hora de poner orden, principalmente por no querer asumir el costo político ya que los sindicatos del transporte han sido fuertes aliados del PRI en los procesos electorales.

El freno que le pusieron en La Laguna de Durango al proyecto se debió precisamente a la presión de los transportistas que vieron en el Metrobús una amenaza a sus intereses, como lo fue el caso de Uber. Frente a ello, el gobierno estatal anterior optó por no entrarle al plan y dejar pasar los recursos que se habían contemplado para llevarlo a cabo. Hoy, con un gobierno de otro color, las cosas parecen marchar en un mejor rumbo, aunque falta ver si los ayuntamientos de Lerdo y Gómez Palacio presentan a tiempo el proyecto que la administración les ha solicitado para hacer uso de una bolsa de 400 millones de pesos.

Las diferencias jurisdiccionales y legales que existen en ambos lados de la Comarca Lagunera representan otro problema a superar. La falta de coordinación hasta ahora ha sido la constante, la cual en gran medida ha sido propiciada por el hecho de que en Coahuila el transporte es controlado por los municipios y en Durango por el Estado. El esfuerzo y la voluntad de las autoridades deben ser mayores si en verdad pretenden avanzar.

Por último, el enfrentamiento entre los transportistas y el ayuntamiento de Torreón y potencialmente en Lerdo y Gómez Palacio, deja la duda de qué papel están jugando los usuarios en la construcción de este sistema que se supone tiene como objetivo principal beneficiarlos a ellos. Hasta ahora se ha escuchado la voz de la autoridad y el gremio, falta la de quien hará uso del servicio, la cual es fundamental si se quiere garantizar el éxito de este urgente y necesario proyecto.

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