Mi hijo tiene una hernia

Una hernia es un defecto de la pared abdominal (músculos y fascia) a través de la cual, el contenido del abdomen (en este caso las asas intestinales), protuyen (sobresalen) hacia el exterior, lo que se conoce como saco herniario, explica la doctora pediatra Berenice Serrano Hernández.

“Debido a que la mayoría de los defectos herniarios se producen en la vida intrauterina es común verlas desde edades tempranas, en los niños. A veces el defecto es muy pequeño y no se nota hasta la edad adulta, conforme el defecto se va agrandando con los esfuerzos físicos. En otras ocasiones el defecto es más grande y pueden evidenciarse desde los primeros meses de vida”, explica la pediatra.

La especialista señala que las áreas más comunes para las hernias en niños son la umbilical y las inguinales, pero pueden presentarse a otros niveles, como la hiatal por un defecto del músculo diafragmático.

Los síntomas inician con aumento de volumen en las regiones de herniación más común (umbilical o inguinal), que corresponde al saco herniario y suele acompañarse de dolor. En etapas tempranas el saco herniario y el dolor sólo se aprecia al realizar esfuerzo físico (como pujar, toser, llorar o ejercicio), remitiendo espontáneamente en reposo.

Al pasar el tiempo, el saco herniario se hace más grande, de manera que ya no es tan fácil que regrese a su tamaño original. En este caso el dolor es constante e intenso y no desaparece con el reposo. Y puede haber cambios de coloración en la piel.

¿Cómo se trata cada una?

Serrano explica que el tratamiento en todos los casos es quirúrgico, mediante la colocación de una malla que supla el defecto de la pared abdominal y que impida el paso del contenido abdominal hacia el exterior. Es preferible realizarla en etapas tempranas para evitar complicaciones.

“Cuando una hernia no se atiende en etapas tempranas se complica pasando a una hernia estrangulada. En este caso el contenido del saco herniario que no puede regresar a su tamaño original, queda atrapado en el orifico herniario, siendo comprimido tanto las asas intestinales como los vasos sanguíneos que lo acompañan. Conforme pasa el tiempo la irrigación sanguínea del área disminuye pasando a la isquemia y posteriormente a la necrosis (muerte del tejido) y finalmente a la perforación, convirtiéndose en una peritonitis que se trata como una urgencia quirúrgica para evitar la muerte”, advierte la pediatra.

Las hernias suelen detectarse clínicamente por los padres al notar un aumento de volumen mientras bañan o cambian al niño. También son detectadas por los pediatras al realizar la exploración física completa de los niños en sus citas de control, de donde son derivados al cirujano pediatra para su tratamiento quirúrgico.

La doctora Berenice Serrano explica que no hay manera de prevenir el defecto herniario congénito, sólo sus complicaciones, evitando realizar esfuerzos físicos que la puedan complicar con un estrangulamiento. Las hernias adquiridas (posteriores a una cirugía o una cicatriz) pueden prevenirse tomando las mismas precauciones.

“En los niños debe evitarse el llanto enérgico y prolongado, el estreñimiento, el juego rudo y cargar objetos pesados”, acotó.

Zonas de riesgo

Las áreas más comunes para las hernias en niños son:

*Hernia hiatal: se presenta en la parte superior del estómago. Una porción de la parte superior del estómago se adentra en el tórax.

*Hernia umbilical: es una protuberancia alrededor del ombligo. Sucede cuando el músculo alrededor del ombligo no se cierra completamente después del nacimiento.

*Hernia inguinal: es una protuberancia en la ingle. Este tipo es más común en los hombres. Puede bajar hasta el escroto.