Me gustaría haber conocido a esta muchacha. La menciona en uno de sus textos don Domingo Faustino Sarmiento.
Montevideo sufría un largo asedio de tropas enemigas, en una de las frecuentes guerras que padecía Uruguay. Atacantes y defensores se enfrentaban todos los días en tiroteos que llenaban de inquietud a la ciudad. Una tarde don Domingo vio a una hermosa joven que leía en la azotea de su casa, a donde había subido para librarse del calor agobiante que se sentía en los aposentos de la casa. Las balas pasaban silbando sobre ella, pero la lectora no parecía advertirlas. Seguía la lectura de su libro, indiferente a la lucha de los hombres, habitante de un mundo que le pertenecía sólo a ella.
Me habría gustado conocer a esa muchacha. Sabía que los libros nos libran de la maldad humana, y que en ellos se encuentra nuestra salvación.
¡Hasta mañana!...
